martes, 22 de febrero de 2011

¿HASTA QUÉ PUNTO NOS VIGILAN? (INSPIRACIÓN PARA DAN BROWN)



La vida de Dan Brown, el famoso autor de "El código Da Vinci", está poblada de anécdotas interesantes.
Muchas son del dominio público, pero otras (como la que voy a compartir aquí con ustedes) son menos conocidas.

Allá por el año 1995, el buen Dan estaba muy lejos de ser un escritor de best sellers. En realidad, ni siquiera podía decirse que en ese momento fuese un escritor. Se ganaba la vida dando clases de literatura y de inglés en la Academia Phillips Exeter, un exclusivo internado de élite que imitaba un poco las costumbres británicas, pero trasladadas a USA.

La cuestión es que un día se armó un tremendo alboroto en el adusto colegio. Dos agentes del Servicio Secreto se presentaron en el lugar y se entrevistaron con el director, al cual le dijeron que uno de sus alumnos era una potencial amenaza para la seguridad nacional.
Cuando le dieron el nombre del muchacho, el hombre los miró con expresión dubitativa: si bien no se le ocurría que alguno de sus estudiantes fuese un terrorista, menos que menos el chico que le mencionaron.

Además, el director no se sentía amedrentado por los agentes secretos. Si había podido lidiar con generaciones de Dupont, Getty y Eisenhower haciendo valer su posición como principal en el colegio, seguramente no era propenso a sentir temor con facilidad.
Exigió entonces que le dieran más datos, un indicio del por qué de semejante acusación.

Los agentes se miraron y se encogieron de hombros. Sacaron de un portafolio unos papeles y se los tendieron al director. Eran transcripciones de mails enviados y recibidos por el chico la noche anterior, de los cuales se deducía que el estudiante en cuestión "estaba tan enojado con Clinton que quería matarlo".




Finalmente, la investigación no trajo consecuencias para nadie. Se comprobó que lo escrito por el estudiante no eran más que simples expresiones de enfado, cosas que no pondrían en peligro ni al presidente Clinton ni a persona alguna.

Pero el director del colegio, que era un hombre inteligente, tomó rápida nota de lo que averiguó por casualidad: que el Servicio Secreto se dedicaba, entre otras cosas, a husmear el correo electrónico de los ciudadanos comunes, buscando permanentemente la quinta pata al gato. Por supuesto, comentó el hecho entre sus amigos y allegados, incluyendo a nuestro conocido Dan Brown.

"Mi primer reacción fue de indignación, como le hubiera pasado a cualquiera. Al fin y al cabo, esos tipos estaban invadiendo la privacidad."

Pero además de indignación, Dan también sintió curiosidad. Quería saber quiénes lo hacían y cómo lo hacían. Comenzó a investigar y una cosa trajo a la otra. Pero había una sigla que aparecía una y otra vez en el curso de sus averiguaciones: la NSA (Agencia Nacional de Seguridad).
Prima de la CIA, pero mucho menos conocida, la NSA parecía estar detrás de la intromisión en la vida privada de la gente común. Usando supercomputadoras, por supuesto.




Brown averiguó que cualquier mail cifrado es objeto de inspección por la NSA. Parten de la base de que, si usted codifica un correo electrónico, algo pretende ocultar.
En segundo lugar, se ocupan de investigar los mails que contienen determinadas palabras asociadas. Por ejemplo, es probable que algún software analice los contenidos de los correos electrónicos y busque coincidencias (por la experiencia del estudiante del colegio Phillips Exeter, sabemos que meter en la misma frase "Clinton" y un derivado del verbo "matar", no era buena idea en 1995).

¿Qué tan rápido pueden hacerlo? Pues en 1995 lo hacían de un día para el otro, por lo que se ve.
Actualmente, el tráfico electrónico es claramente mayor que entonces...pero las computadoras y los programas han progresado en forma exponencial.

¿Se lo hacen a cualquiera? Evidentemente sí, porque si un estudiante adolescente es objeto de interés para una agencia secreta, entonces estamos todos en la misma bolsa.

Dan Brown se entusiasmó con el tema y de allí pasó a investigar sobre criptografía, cifrados y análisis de claves por medio de computadoras. El resultado fue la inspiración para "Digital Fortress" ("Fortaleza digital"), que sería su primer novela publicada:


El éxito demoraría bastantes años en sonreirle a Dan Brown. Su primer best seller fue "El código Da Vinci", que es en realidad su cuarta novela. Pero la celebridad cosechada gracias a ella, le serviría para reeditar y vender bien tanto "Fortaleza digital" como "Angeles y demonios", que en su momento habían pasado sin pena ni gloria.

Aún así, creo que Brown siempre estará agradecido a ese episodio inspirador que le sucedió hace quince años, cuando los servicios de inteligencia decidieron que un pibe común y corriente era una posible amenaza, sólo por lo que había puesto en un mail.

Moraleja: tengan mucho cuidado con lo que escriben. No sea cosa que su pareja se llame como algún/a líder mundial  y ustedes, para demostrarle su ardor, le pongan en un mail:

"Aprontate, Fulanito/a, porque esta noche te voy a matar"

Y ya me los veo con los agentes secretos golpeando a su puerta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Teniendo en vista esto que he leido y otras cosas mas que he leido por ahi.
A veces termino preguntandome si; la privacidad alguna vez existio?.
Un abrazo
Azra.

Mariolo dijo...

Y con una mujer colombiana en tu casa, ni te digo, jajajaja

Ahora le mando a mi mujer un mail hablando de las farcs.

La Fortaleza Digital me aburrió, me durmió.
El Código me gustó mucho y el nuevo .... lo tengo empezado y me da pereze seguirlo, jaja.
pero qué le hace a don Brown?, el tipo se ha hecho famoso y todo porque una agencia estaba aburrida y se pusieron a leer mails de estudiantes

pelado1961 dijo...

Azra:

Creo que si uno se pone a pensar, la privacidad nunca existió.
Se ve que los seres humanos ya venimos con un componente "voyeur" en el chip, jajjajaja.

Va un abrazo, amigo.

pelado1961 dijo...

Mariolo:

Estás en el horno. Ese mail ya lo deben estar analizando en Langley, jajajjja.

Te cuento que a mi no me gustó "Fortaleza digital", pero el último de Brown no está mal (pese a que promete más de lo que concreta).

Un abrazo.