martes, 28 de febrero de 2012

¿QUIÉN TE CREÉS QUE SOS? ¿CHAPLIN?


Ya saben ustedes que son muchas las leyendas urbanas que tienen como base al mundo del cine.
Una de las más antiguas es la que dice que Charles Chaplin perdió un concurso de imitadores de... Charles Chaplin.

Veamos qué hay de cierto.

Según la leyenda, la fama de Chaplin hizo que se organizaran, a lo largo de todo el mundo, concursos de imitadores de su personaje más querido, el clásico vagabundo de buen corazón que iba de bastón, bombín y con un extraño andar. Y sería en el transcurso de una de esas competencias, en Montecarlo o en Suiza, donde Chaplin salió segundo o tercero, tras haberse anotado de incógnito. ¿Será posible?

Pues sí, tal cosa sucedió. Aunque algunos detalles difieren.



Los concursos de imitadores de Chaplin no sólo existieron, sino que fueron sumamente populares.
En pleno auge del personaje, se desarrolló una de estas competencias en un teatro de la ciudad de San Francisco (USA). Y el verdadero Chaplin se encontraba en la ciudad.

Enterado por casualidad, decidió presentarse de incógnito. Y ni siquiera salió "segundo o tercero", como dice la leyenda. La verdad es que no llegó a calificar dentro de su grupo eliminatorio.
Algo malhumorado, pero curioso al fin, Chaplin se quedó para ver el resultado final, donde ganaría un jovencísimo Milton Berle (que luego se convertiría en humorista y actor).

Según los testimonios de sus allegados, Chaplin les dijo que estuvo tentado de darse a conocer y “darles lecciones de lo que era caminar al estilo Chaplin, para que aprendieran de una buena vez”. Pero no lo hizo y la anécdota se convirtió en leyenda urbana con el paso del tiempo.

Al fin y al cabo, no es tan grave. En todos los órdenes de la vida, estoy seguro que todos nosotros hemos "comprado gato por liebre" alguna vez.

viernes, 17 de febrero de 2012

EL PELADO HA SIDO OBJETO DE UN ESPANTOSO EXPERIMENTO ALIENÍGENA



Desaparecido de los lugares que frecuentaba, al parecer el Pelado ha sido abducido por un OVNI y depositado en una playa del este.
El propósito de los malvados alienígenas sería el estudio de sus reacciones ante el sol, el mar, la falta de horarios laborales y la visión de bronceadas señoritas. Todo ello agravado por la ingesta de una dieta de mariscos, asados y diversas menudencias vacunas, acompañadas de un tannat.

Enfrentando valientemente esta espantosa situación, el Pelado estará off line por unos días.

No intenten rescatarlo.

martes, 14 de febrero de 2012

UN INOLVIDABLE DÍA DE COLEGIO



Pasaron muchos pero muchos años. Aún así, ni Joy ni Jeff (la dama y el caballero de la foto) olvidaron ese extraordinario día de clases que tuvieron el 6 de abril de 1966. Y lo mismo sucede con casi doscientos de sus condiscípulos de entonces, más algunos profesores.

El lugar es la secundaria Westall en Melbourne (Australia). A eso de las once de la mañana, un nutrido grupo de estudiantes está realizando deportes al aire libre, con la supervisión de algunos profesores y técnicos.
De pronto, ven aparecer en el cielo un objeto volador no identificado, con la forma clásica del "plato volador" y de color plateado variable, con brillo de otros colores.

El objeto sobrevoló el colegio lentamente, con dirección sudoeste. Se detuvo sobre unos campos de las cercanías y descendió detrás de una arboleda, perdiéndose de vista para los testigos presentes (que ahora sobrepasaban las doscientas personas). Tras unos instantes, el OVNI reapareció a la vista de todos, elevándose del mismo sitio detrás de los árboles y perdiéndose en el cielo con una fabulosa aceleración.
Cinco aviones surgieron en su persecución para entonces, pero quedaron muy atrás de inmediato.




Algunos de los testigos se habían dirigido en dirección al lugar de aterrizaje del OVNI, pero lo agreste del lugar les impidió llegar a tiempo para verlo posado. Sin embargo, alcanzaron a ver una marca circular de vegetación severamente dañada en el sitio.
Manifestaron que las plantas no parecían quemadas, sino ablandadas y prensadas de una forma extraña.

En cuanto al OVNI en sí, todos los testigos concordaron en que no era un avión ni cosa parecida.
Algunos muchachos se animaron a dibujar el objeto para los investigadores y el resultado no deja lugar a dudas:




Mayor credibilidad a un asunto con 200 testigos: tanto la Policía como la Fuerza Aérea australiana iniciaron sus propias investigaciones. Pero si hubo resultados, jamás dieron cuenta de ellos.

Precisamente, las autoridades policiales y militares hicieron hincapié en que los testigos no reportaran el incidente a la prensa. Pero uno de los profesores consideró impropio mantener el caso en secreto y lo dio a conocer al periódico local.

La prensa intentó realizar su propio estudio del caso, pero pronto  tropezaron con escépticos que salían de todos lados (ninguno de ellos había presenciado el evento, por supuesto). Estos expertos indicaron que lo visto por los testigos era o bien un aparato militar experimental, o tal vez un globo utilizado como "blanco" por la fuerza aérea.

Hubiera sido lo mismo si hubiesen dicho que se trataba de una pelota de rugby: ninguno de los testigos aceptó la supuesta "explicación".

sábado, 11 de febrero de 2012

UN PROBLEMA PARA LOS ARQUEÓLOGOS DEL FUTURO



Este año va a estar muy de moda todo asunto que toque, aunque sea tangencialmente, la posibilidad de un apocalipsis. Ya saben ustedes que, a partir de supuestas profecías mayas, no son pocos los que auguran malas cosas para nuestro planeta.

Naturalmente, una catástrofe de enormes proporciones no tendría por qué significar el fin de la raza humana. Podría haber supervivientes, hipótesis casi siempre manejada por las novelas y películas que han hurgado en el tema. Y se supone que esos privilegiados (?) habrían de reconstruir la civilización en el correr de los siglos futuros. Pero arrancando de un sitial bastante más atrasado (en lo tecnológico) que el que ocupamos nosotros.

En esas condiciones, cualquier libro que sobreviva sería fuente apreciada de conocimientos. Pero imaginemos por un momento que el único libro hallado fuese el Codex Seraphinianus, del cual les muestro algunas imágenes a continuación:





Este texto contiene en sus ilustraciones la descripción casi enciclopédica de un mundo que, por cierto, no es el nuestro. Pero si se produjera una catástrofe planetaria y sobreviviera un puñado de seres humanos, después de varias generaciones sin tecnología alguna, cualquier libro (incluido éste) sería tomado como ilustrativo de lo que es (era) nuestro mundo actual.

Además, ni siquiera la supervivencia de un linguista permitiría adentrarse en este libro: no está escrito en ninguna lengua conocida:





Hecho con tanto amor y paciencia como un manuscrito ilustrado proveniente de la Antiguedad, el Códex Seraphinianus no tiene semejante alcurnia. Fue creado entre los años 1976 y 1979 por el artista italiano Luigi Serafini, quien jamás hizo comentario alguno sobre el significado último de sus ilustraciones o sobre el lenguaje en el cual está redactado (para algunos un criptograma, para otros una pura invención sin significado).

Publicado por primera vez en 1981, en edición de apenas unos cinco mil volúmenes, tuvo buena recepción entre el mundillo artístico.

Sigamos viendo otras páginas más:








No cabe duda de que las ilustraciones son desconcertantes. En cuanto al contenido del texto, ha resultado hasta ahora indescifrable.
Pobres de los arqueólogos del futuro que encontrasen este libro como mudo testimonio de nuestra época. No puedo imaginar las deducciones que podrían surgir si sólo cuentan con ésto para realizar una sólida reconstrucción de nuestro mundo.

Creo que no lograrían una imagen muy realista que digamos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

DONALD CROWHURST Y CUATRO MÁS


En marzo de 1968, el periódico London Sunday Times anunció la organización de una regata alrededor del mundo, con un buen premio en dinero para el ganador.
Si alguien se alegró al enterarse de esa noticia, ese fue Donald Crowhurst.

Crowhurst era un navegante aficionado, dueño de una pequeña empresa que estaba al borde de la quiebra, que vio en la regata la posibilidad de resolver sus problemas. Pero esa espada tenía doble filo: obligado a comprar y equipar una embarcación apta para el trayecto, se endeudó aún más y quedó, prácticamente, jugado a una sola carta: o ganaba la regata o se arruinaba por completo.

 Zarpó el 31 de octubre de 1968, con lo cual fue el último de los participantes en partir (el favorito se hizo a la mar el 6 de junio, casi cinco meses antes). Pero esto no le quitaba chance alguna, dado que el premio no era para quien llegase primero, sino para quien hubiera completado la circunnavegación en menos tiempo.

Los hechos indican que el 10 de julio de 1969, la embarcación de Crowhurst fue hallada por el mercante británico "Picardy", sin daño alguno pero sin nadie a bordo. Todo el equipo de salvamento estaba intacto, así como los mapas e instrumentos y pertenencias del navegante. Pero él no estaba allí.



En su momento surgieron muchas teorías para explicar la desaparición de Crowhurst. Hubo quienes pensaron que se cayó por la borda, mientras otros afirmaron que quizás se lanzó a nadar un poco pero luego no pudo volver a alcanzar la embarcación. De todas formas, no volvió a saberse nunca más de él.

Con el tiempo, se dio como un hecho que Crowhurst intentó hacer trampa, falseando los datos de su posición para ganar la regata. Luego, al ver que seguramente sería descubierto, se suicidó. Y posiblemente esa habría sido una buena explicación en principio, pero hubo mucho más alrededor del caso de Crowhurst: una serie de sucesos simultáneos a esta desaparición, que nunca fueron debidamente asociados a ella: me refiero al hallazgo de otros cuatro yates en la misma zona, en el espacio de unos pocos días, sin que se volviera a tener noticia alguna de sus ocupantes.



Ya dijimos que el día 10 de julio de 1969 fue encontrada la embarcación de Crowhurst. Este hallazgo se hizo a unos 1.300 kilómetros al este de las Azores.
Pues bien, resulta ser que el primero de julio fue avistado el yate a motor británico "Maplebank", a unos 1.300 kilómetros al NE de Bermudas. Sin nadie a bordo.

Al día siguiente llegó el turno del "Vagabond", balandro de fibra de vidrio de última generación. En esa fecha fue cuando su dueño y tripulante, Peter Wallin, realizó su última anotación en la bitácora. Y luego desapareció sin dejar rastro, siendo hallada intacta la embarcación.

El 4 de julio, el vapor británico "Cotopaxi" notificó otro hallazgo, un poco al norte del anterior: un yate de 10 metros de eslora con todos sus aparejos, navegando provisto de timón automático y sin nadie a bordo.

Finalmente, el 8 de julio, flotando entre las Azores y la costa portuguesa, fue encontrado un yate con su casco  dado vuelta. Ningún cadáver apareció en estos restos y ningún sobreviviente fue encontrado en las cercanías. El capitán del "Helisoma", buque cisterna que realizó este hallazgo, sugirió que el yate se volcó seguramente después de ser abandonado por causas desconocidas.




Allí acaba la cuenta: cinco embarcaciones en diez días, con un número indeterminado de personas esfumadas en medio del misterio más absoluto.

Quizás no fue casual que, entre las cintas grabadas halladas a bordo de  la embarcación de Crowhurst, hubo una fechada el día 23 de junio, donde el navegante indicaba que había encontrado en su ruta "pequeños y fantasmagóricos monstruos oceánicos".

domingo, 5 de febrero de 2012

ESFUMADOS


Los remolcadores son embarcaciones muy útiles. Están presentes en todos los puertos, casi siempre como auxiliares de maniobra para otros buques, pero también haciendo honor a su nombre en tareas de remolque de embarcaciones de carga.

Precisamente en estos menesteres se encontraba en 1966 el remolcador "Southern Cities", que el día 29 de octubre zarpó del puerto de Freeport (Texas, USA) con dirección a Tuxpan (México). Su misión consistía en remolcar una gabarra con carga.

Al tercer día de navegación, el propietario recibió un mensaje rutinario del capitán, donde se indicaba su posición, su velocidad (6 nudos) y el estado del tiempo, que era excelente.
Pero luego, los días pasaron y ya no se recibieron más noticias del remolcador, lo cual fue preocupando progresivamente a los responsables. Al final, se solicitó formalmente la búsqueda de la nave desaparecida.



La búsqueda aérea abarcó inicialmente una extensión de 21.000 kilómetros cuadrados, manteniendo las coordenadas lógicas del rumbo de navegación del remolcador.
Dado que no se encontraron rastros, fue necesario ampliar la búsqueda a otras áreas y, además, se incluyó en la misma a varias naves de superficie disponibles.

Recién habría novedades el día 5 de noviembre. Corrían las 8:30 de la mañana cuando uno de los aviones de búsqueda percibió una nave. El piloto maniobró para acercarse y la tripulación pudo ver que habían localizado algo inesperado: la gabarra.

Las gabarras son embarcaciones de fondo plano, utilizadas como en este caso para llevar carga. Puesto que no suelen estar autopropulsadas, son arrastradas por un remolcador.



El avión procedió a informar por radio la posición de la embarcación, que al poco rato fue abordada por la Guardia Costera. Descubrieron que la gabarra estaba intacta, sin huellas de accidente alguno y con toda su carga completa.

La búsqueda del remolcador continuó por varios días, sin que diera resultado alguno.

La comisión que examinó el episodio no pudo hallar explicación para el incidente. Se sabe que el "Southern Cities" contaba con un bote salvavidas para veinte personas, chalecos y salvavidas individuales, así como nueve extintores de incendios.
Además, en caso de haberse hundido súbitamente y por causas desconocidas, el remolcador habría arrastrado a la gabarra a su mismo destino. Pero si tuvieron tiempo de reaccionar, tan sólo hubieran debido soltar el cable y llegar a la gabarra en el bote, esperando allí el seguro rescate. 

Por lo tanto, todo resultó incomprensible. Y ni el remolcador o sus tripulantes volvieron a ser vistos.

jueves, 2 de febrero de 2012

¿CUENTOS DE MARINEROS?


Dentro de los llamados "cuentos de marineros" de todos los tiempos, ocupan un lugar no menor aquellos que hablan de "serpientes marinas".
Por supuesto, no me estoy refiriendo a las especies conocidas de estos animales, sino a verdaderos monstruos gigantes que, a lo largo de las épocas, han sido avistados en forma irregular.

Pero una cosa es un cuento con tema tradicional, cada vez más adornado para impresionar a los potenciales escuchas. Y otra cosa es un vivencia real, como la que parece haber acontecido en los casos que les traigo a continuación.

El primero de ellos data del año 1848. La fragata británica Daedalus navegaba el Atlántico, entre el Cabo de Buena Esperanza y Santa Elena, el día 6 de agosto. Eran las cinco de la tarde cuando el capitán Peter Quhae fue informado por los oficiales acerca de  una gran alarma entre la tripulación, causada por una serpiente marina.

El hombre salió de su camarote, furioso y dispuesto a reprender a sus marineros, sea por haberse emborrachado, sea por contar tonterías, sea por haberse emborrachado y contar tonterías. Pero apenas pisó cubierta, se vio forzado a cambiar de parecer: muy próxima al barco, se veía una gigantesca serpiente moverse en el mar.

Los cálculos del capitán hablan de unos 18 metros de longitud, un diámetro de unos 40 centímetros detrás de la cabeza y un color marrón oscuro, sólo atenuado por un cuello blanco amarillento.
Afortunadamente para el buque, la serpiente no se interesó en absoluto por él: continuó moviéndose con rumbo sudoeste, a una velocidad calculada de unos 20 a 30 kilómetros por hora, hasta desaparecer de la vista.



Ý se ve que 1848 fue año prolífico en materia de serpientes marinas, porque el 20 de septiembre aconteció un avistamiento similar.
El bergantín Daphne, con bandera de USA, navegaba el Atlántico Sur cuando la tripulación y el capitán observaron lo que luego describirían como

"un animal extraordinario, de unos 30 metros de largo, con la apariencia de un gran áspid o serpiente"

Al contrario de lo acontecido con el Daedalus, esta vez la serpiente se dirigió directamente al buque, por lo cual el capitán ordenó que se disparase un cañón contra la bestia marina. Fuese lo que fuese la criatura, recibió el impacto y retrocedió, zambulléndose enseguida con gran aparatosidad, levantando una enorme cantidad de agua.

No fue vista nuevamente.



Probablemente ustedes piensen que lo acontecido hasta aquí no ha pasado de ser unas historias contadas por marinos atemorizados. Y que si esos "bichos" los hubiera visto un zoólogo, otro gallo cantaría.

Pero no.

El 7 de diciembre de 1905, los zoólogos británicos Ernest Meade y Michael Nicoll se encontraban vacacionando en Brasil. Habían salido con su yate desde Joao Pessoa, dispuestos a disfrutar de la pesca en la zona. Pero en vez de pescar algo, casi resultan pescados.

Hacia las 10 de la mañana, anclados y con sus cañas en acción, notaron de pronto una gran agitación y movimiento de algas en las proximidades del yate. A continuación, algo de aspecto pegajoso y resbaladizo surgió de las aguas. Posteriormente lo describirían como

"un monstruo con gran cabeza de tortuga, cuello tan grueso como el cuerpo de un hombre y color oscuro, que se elevó más de dos metros del agua y se movió lentamente hacia nosotros"

Quienes piensen que los dos zoólogos se quedaron allí para intercambiar opiniones y realizar un bosquejo de la apariencia del "monstruo", están muy equivocados: eso sólo sucede en las películas.
Los tipos pusieron pies en polvorosa: pusieron en marcha el yate y desaparecieron de allí lo más rápido que pudieron.

¿Dónde quedó el espíritu científico, digo yo?

EDITADO: subo a continuación la imagen a la que hizo referencia un comentarista:


Habría que ver si esto es un ejemplar adulto o una cría !!!