viernes, 26 de febrero de 2010

JAZZ Y MISTERIO


A principios de los años '40, el jazz a nivel popular estaba marcado por las grandes orquestas y un estilo concreto: el swing.
De los muchos buenos músicos y compositores de la época, Glenn Miller fue uno de los más destacados.

Miller había nacido en 1904 y ya desde pequeño se interesó por la música.
Alrededor de los doce años de edad, se decidió por un instrumento no demasiado común: el trombón.
Pasó entonces a perfeccionar su técnica en la banda del colegio y luego, ya estando en la universidad, decidió dedicarse por completo a la música, en particular al jazz.

No sin tropiezos y fracasos previos, logró la fama hacia 1938. Su primer hit fue "Moonlight serenade" y con él logró hacer conocida y rentable a su banda de swing.
Comenzaron a llover los contratos para actuaciones en salas de baile, casinos y plateas radiofónicas en todo USA.
Pero llegó entonces algo totalmente inesperado: la Segunda Guerra Mundial.



Como muchos de sus compatriotas, Glenn Miller se incorporó a las Fuerzas Armadas en 1942.
Pero a diferencia de la mayoría, no se le encomendó una tarea peligrosa, sino que se le incluyó para el trabajo que mejor podía cumplir: tocar buena música para entretener a las tropas.

En ese cometido recorrió muchos lugares y hacia fines de 1944 se hallaba en Londres.
El 14 de diciembre se reunió con un amigo para cenar, dado que al día siguiente debía partir a París (que había sido liberada de las tropas alemanas).
Charló animadamente en la cena, dado que las cosas le iban bien (lo habían ascendido a Mayor) y tenía muchos planes para cuando la guerra finalizara: reunir de nuevo la banda y retomar el éxito, ganar mucho dinero y disfrutar de una hacienda que había comprado en California.

Pero se sabe que los planes humanos siempre deben ser tamizados por el destino.
Al día siguiente, Miller subió al avión que debía llevarle a París.
Con él iba el piloto y una tercer persona que nunca fue identificada fehacientemente.
Nunca más se supo de ellos.


El avión que utilizaron era un Noorduyn Norseman, de fabricación canadiense, aparato monomotor que fue diseñado expresamente para usar superficies improvisadas como pista. Era famoso por poder despegar o aterrizar en cualquier parte: desde claros de bosques hasta caminos de tierra.

Los minuciosos registros de las misiones alemanas de combate no mostraron el derribo de este aparato.
Teniendo en cuenta ello y el hecho de que se trataba de un vuelo rutinario con un piloto experimentado, el misterio fue mayúsculo, sobre todo porque Miller era una persona muy conocida.

Con los años, diversos investigadores propusieron teorías que serían luego descartadas una tras otra.
El misterio sigue en pie.

Les dejo de yapa un video (tomado de un filme) donde la orquesta de Glenn Miller interpreta uno de sus temas más conocidos: "In the mood"

miércoles, 17 de febrero de 2010

ENTRE POE, LOVECRAFT Y UNA HERENCIA


Se estrenó en España "La herencia Valdemar", filme de producción española dirigido por José Luis Alemán y protagonizado por elenco también oriundo de ese país.

De acuerdo a muchas de las reseñas hechas por críticos y especialistas, la película "se basa en un texto del escritor H.P. Lovecraft", lo cual me sorprendió bastante, porque no recordaba ninguna obra del buen Howard con ese título.
Al final, hurgando un  poco en los " cajoncitos" de mi memoria y otro poco en los estantes de mi biblioteca, recordé que sí existe un texto titulado "El extraño caso del señor Valdemar", también conocido como "La verdad sobre el caso del señor Valdemar".
El único problema es que el autor es Edgar Allan Poe.


Después, ya en Internet, encontré un par de entrevistas realizadas a José Luis Alemán, donde queda bastante claro que "se inspiró en el universo lovecraftiano sin tomar ninguna de las obras concretas de Lovecraft" (textualmente).



En esos reportajes, el director también se extiende bastante acerca de la trama de la obra.
Básicamente, todo comienza cuando una tasadora es enviada a realizar el avalúo de la herencia de un tal señor Valdemar y desaparece sin dejar rastros en el proceso de visitar cierta mansión.
En vista de ello, es enviado un investigador para determinar la suerte corrida por la desafortunada mujer.

A partir de esto, queda en claro que el director ha jugado un poco con el relato de Poe, imaginando sucesos posteriores a los ocurridos en el texto original y enmarcándolos dentro de los tópicos de la obra de Lovecraft.
Todo lo cual me induce a pensar que muchos críticos han hablado hasta por los codos sobre esta película, pero jamás han leído ni a Poe ni a Lovecraft. Ni lo que ha dicho el director en los medios.
Posiblemente se han copiado la reseña unos a otros, porque los errores y la desinformación abundan.

Además, parece haber deliberada "mala leche" en sus comentarios.
Intentan, por ejemplo, descalificar a la película con argumentos bastante huecos: se quejan de que "muchos de los actores que aparecen vienen de la televisión", como si eso tuviera un significado en sí mismo.

Vaya uno a saber.
Desde aquí a la distancia, huele bastante mal la intencionalidad de los ataques contra el director y el filme.
Parece que el tipo es debutante en materia de largometrajes, logró autofinanciarse (13 millones de euros) sin recurrir a llorar ayuda estatal o de alguna fundación, y entonces no se lo perdonan.

Si esos críticos fueran tan puristas del cine de buena calidad, deberían empezar por incinerar los cada vez más insoportables productos del cine comercial yanqui.

Los dejo con algunos fotogramas de "La herencia Valdemar", no sin antes contarles que la película tendrá una segunda parte (de estreno proyectado en octubre 2010), donde el director parece que pone toda la carne en el asador y se mete de lleno en la mente de H.P. Lovecraft.
(Y que la venganza de Cthulu caiga sobre los críticos de cine mediocres)





Cruzo los dedos, a ver si se estrena en Uruguay (o llega el DVD, o algún alma caritativa la sube a la red).

sábado, 13 de febrero de 2010

UN BUQUE DE TERROR


Malasia podrá ser un lugar paradisíaco en algunos aspectos, pero para quienes participaron del suceso que les voy a contar, quedará para siempre como un sitio espeluznante.

Allá por junio de 1947, dos veleros de bandera estadounidense se encontraban navegando la zona del estrecho de Malaca, cuando los operadores de radio de ambos barcos captaron un mensaje de tono demencial, procedente de un buque que se identificaba como el carguero "Ourang Medan":

"Todos los oficiales a bordo están muertos.
La mayoría de la tripulación está muerta.
Envíen ayuda"

En vista del requerimiento, pensando en un posible accidente o naufragio, tanto el capitán del "City of Baltimore" como el del "Silver Star" ordenaron dirigirse de inmediato al lugar.



No habían llegado ni siquiera a cambiar de curso rumbo al sitio, cuando se recibió otro mensaje aún más aterrador desde el "Ourang Medan":

"Todos están muertos.
Estoy muriendo."

Cuando el barco "Silver Star", primero en arribar a la zona, se hizo presente, distinguió un carguero que parecía ir sin tripulación.
Al acercarse más, alcanzaron a distinguir un panorama que cortó la respiración a todos los marinos: la cubierta del buque mostraba una serie de cadáveres esparcidos.

Haciendo acopio de firmeza, el capitán del "Silver Star" formó un grupo de abordaje y, para vencer la natural reticencia que todo marino sentiría al ver algo así, decidió dar ejemplo y encabezar la partida.

Cuando los hombres pusieron pie en el "Ourang Medan", lo extraño se unió a lo tenebroso. Los cadáveres que yacían en cubierta no presentaban ningún signo de violencia: ni sangre, ni heridas, ni golpes.
La particularidad que todos mostraban eran sus ojos aún abiertos y visiblemente dirigidos hacia el firmamento antes de ser abatidos por la causa que fuese.
Un perro encontrado en cubierta había muerto igualmente: aún mostraba los dientes como en inútil respuesta a un ataque que llegó desde lo alto, pues también dirigía su mirada hacia el cielo.



Unos pocos hombres de la partida de abordaje, que aún conservaban la sangre fría como para hacerlo, se adentraron un poco en el buque, sólo para constatar la existencia de más y más cadáveres de tripulantes.
Hubo tiempo para constatar que las muertes habían ocurrido apenas minutos antes, pero tampoco esos hombres presentaban señales de violencia.

Y luego, ya no hubo tiempo para más nada: mientras el capitán intentaba decidir si remolcar el buque o solicitar ayuda al otro barco que habia llegado (el "City of Baltimore"), notaron que se inició un fuego espontáneo bajo cubierta.

Lejos de intentar sofocarlo, los marinos del "Silver Star" volvieron de inmediato a la lancha de abordaje, por lo cual el capitán accedió a retirarse, aunque un  poco contrariado.
De todas formas, la "decisión del miedo" fue la más acertada: apenas habían vuelto a su barco, cuando escucharon una violenta explosión a bordo del "Ourang Medan" y vieron cómo éste se partía y comenzaba a hundirse.

Nada pudo hacerse.
La posterior investigación no encontró causas probables para el incidente. Descartaron de plano los hipotéticos "escapes" de gases letales por el mal funcionamiento de algún equipo, puesto que dichos gases no hubieran sido mortales para quienes estaban en cubierta y, además, la partida de abordaje no percibió ninguna sensación ni tuvo ningún problema de salud ulterior.

Con los años, un científico que en sus ratos libres investigaba los OVNIs, llegó a sugerir que el buque fue atacado por seres del espacio exterior, por razones desconocidas.
Dicho científico era el astrónomo Morris Jessup, de quien les hablé antes por aquí.

Según la historia oficial, Jessup se suicidaría en 1959.
O por lo menos, eso anotaron como causa de muerte, cuando lo encontraron en el interior de un auto, con una manguera conectada al caño de escape.

En cuanto al misterio del carguero "Ourang Medan", nunca se resolvió.

jueves, 4 de febrero de 2010

EL OVNI DE LA REPRESA: UN CASO URUGUAYO


La represa de Palmar es una de las obras de ingeniería que permiten el aprovechamiento del río Negro con fines hidroeléctricos en Uruguay.
Al igual que todas las represas y obras similares en el mundo, se la puede considerar de especial importancia para el funcionamiento normal de la infraestructura de un país.
Quizás por eso, toda actividad inusual en las cercanias de este tipo de obras suele ser rápidamente monitoreada por las autoridades.

Lo que voy a contar sucedió en 1986, cuando fue avistado un OVNI sobrevolando la represa, lo cual pronto fue de conocimiento de las fuerzas públicas.
Si ustedes son como yo, tendrán tendencia a pensar que, mientras las autoridades resolvían qué hacer, los ocupantes del OVNI tendrían tiempo de aterrizar, hacer un picnic y volverse luego a su planeta lo más tranquilos.

Pero no.

Si los alienígenas pensaban tomarse unos mates por allí, no tuvieron tiempo: más rápido de lo que lo cuento, la Fuerza Aérea Uruguaya despachó dos aviones Pucará con la misión de identificar al intruso.



El Pucará es un avión de dos motores turbohélice, diseñado y fabricado en Argentina. Tiene una tripulación de dos hombres y está pensado principalmente para el combate contra fuerzas terrestres y helicópteros.

Recibió su bautismo de fuego en el conflicto de Malvinas, donde probó ser útil, al punto que los ingleses emplearon a sus comandos SAS para inutilizar algunos en tierra, evitando así que atacaran a su infantería.

De todas formas, para el caso que nos ocupa, se trataba de aviones ideales para una misión de observación e identicación de la nave extraña. Y allí fueron.


Al llegar a las inmediaciones de la represa, los aviones se encontraron con algo totalmente inesperado: una enorme esfera luminosa sobrevolaba el lugar.
Sea por iniciativa propia o por órdenes recibidas, ambos cazas se lanzaron en persecución del OVNI, pero el intento de intercepción falló porque la extraña nave los evadió y se dirigió a increíble velocidad con rumbo oeste, hacia Argentina.

Sin embargo, la historia no termina allí.

Cuando los Pucará ya estaban en dirección a su base, con los pilotos informando a sus mandos y comentando entre sí el extraño suceso, el OVNI retornó a sobrevolar la represa nuevamente.
Esto hizo que los cazas dieran media vuelta e intentasen nuevamente acortar distancias con la nave no identificada.

Pero todo fue en vano. La esfera volvió a escaparse, esta vez a mayor velocidad, en un siniestro juego de gato y ratón.
Los pilotos llegaron a advertir que la nave, en el momento de mayor velocidad, cambió bruscamente de color, del rojo inicial a un amarillo. Y se perdió de vista en un santiamén.

Por tanto, todo quedó en una anécdota más, aunque debidamente registrada. Y con la particularidad de tener cuatro testigos que, por ser personal entrenado de la aviación militar, al menos no serán calificados de locos o fabuladores.

El "OVNI de la Represa" es uno de los 40 casos uruguayos que resistieron toda explicación lógica y permanecen sin descifrar en los archivos de la Fuerza Aérea.