domingo, 31 de julio de 2011

ALIENÍGENAS EN GOOGLE EARTH


Si algo le faltaba mostrar a Google Earth, eran alienígenas.
El famoso programita no será todo lo que uno pensaba, pues no permite, por ejemplo, imágenes de buena resolución de mi vecina tomando sol en topless. Pero a la hora de ubicar lugares lejanos y darnos una idea de los mismos, es bastante útil.

La cuestión es que al usar algunas de las opciones del programa en las coordenadas correspondientes a una zona de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), se aprecia un bonito "platillo volador", nada más y nada menos.


Les dejo un video donde se muestra el proceso necesario para ubicar dicha locación en Google Earth y, una vez más, podrán apreciar lo que se ve allí. 

jueves, 28 de julio de 2011

EL ENIGMÁTICO FINAL DE UN AVENTURERO


Charles Nungesser fue la clase de hombre que amerita una película de aventuras.
Nacido en Francia en 1892, pronto descubrió que los estudios no eran lo suyo, al punto que si en algo destacó en la Escuela de Artes y Oficios, fue en las disciplinas deportivas y en especial en el boxeo.

Luego de concluir su formación, ya el espíritu de aventura le susurró al oído: se vino a América del Sur con la excusa de ubicar a un tío suyo, lo cual le permitió radicarse primero en Río de Janeiro y luego en Buenos Aires, ganándose la vida como mecánico inicialmente, como corredor de autos después y, en el interín, aprendió a pilotear aviones.

Amigo de las emociones y el peligro, cuando estalló la Primera Guerra Mundial volvió a su país para sumarse a filas. Le tocó integrar la caballería, algo bastante lejano de sus intereses. Pero gracias al valor demostrado en algunas acciones, le otorgaron una medalla y accedieron a transferirlo a la aviación.
Ahora sí que el buen Charles estaba en su salsa:


Lo cierto es que no defraudó en su nuevo destino. Se convirtió en un as de guerra, a bordo de su avión de combate: lograría cuarenta y tres derribos oficiales, convirtiéndose en uno de los principales pilotos franceses de la guerra.
Su carrera militar estuvo condimentada con todos los ingredientes de una vida aventurera: volaba sin permiso, fue herido en muchas ocasiones, cumplió misiones que nadie le había mandado, fue condecorado múltiples veces, etc., etc.

Consiguió terminar la guerra en una pieza, que es más de lo que pudo decir gran parte de su generación. Pero al igual que para todos los combatientes desmovilizados, se le abría una gran interrogante: ¿qué hacer con su vida de allí en adelante?

Intentó encaminarse en los negocios y abrió una escuela de vuelo. Pero fuese por los pobres resultados o por la falta de emoción, al tiempo se fue a Estados Unidos. Allí se le presentó un panorama interesante: las películas de aviación estaban haciendo furor y, por lo tanto, eran bien recibidos los aviadores con agallas para trabajar en ellas y hacer escenas riesgosas.


Pero eso tampoco le resultó suficiente y se lanzó a una aventura mayor: los vuelos de larga distancia y los récords.

La oportunidad dorada se le presentó por casualidad. Francois Coli, un navegante que estaba en esa actividad, planeaba un viaje sobre el Atlántico con el piloto Paul Tarascon. Pero cuando este último tuvo un accidente, se vio obligado a buscar un reemplazo, que sería nuestro amigo Charles.

Fue así que prepararon todo y en 1927 se lanzaron a la aventura. Equiparon un avión al que bautizaron "L'Oiseau Blanc" (el ave blanca) y planificaron lo necesario para cubrir sin escalas un viaje de París a Nueva York.
Partieron el 8 de mayo y fueron vistos por última vez sobre Irlanda, dentro de la ruta esperada. Sin embargo, nunca llegaron y jamás se encontraron restos o indicio alguno de lo que pudo ocurrirles.

En su época ganó terreno una leyenda urbana, que indicaba que el navegante no quería poner en el avión el emblema utilizado por el piloto, por considerarlo excesivamente alusivo a la muerte y portador de mala suerte para la ocasión.
Pero Charles se negó a quitarlo y, como se ve en las fotos, se usó en el avión de la expedición:


Honestamente, creo que una calavera con dos tibias cruzadas, más un ataúd, no es lo más apropiado para un vuelo de esta clase (aunque debió ser un magnífico emblema para un piloto de combate).

Un par de semanas después de este vuelo fallido, el gran aviador Lindbergh realizaría el trayecto en sentido inverso (Nueva York-París).

Como dato para los futboleros, les cuento por último que el club francés Valenciennes (de la primera división) bautizó a su estadio con el nombre del intrépido piloto francés: Charles Nungesser.

martes, 26 de julio de 2011

CHICAS DEL ESPACIO



Son muchas las peliculas y series de ciencia ficción en las cuales las mujeres han tenido importante participación.
Alguien armó un video que abarca y resume lo hecho por varias actrices en cuestión de minutos. Como me gustó, lo comparto con ustedes.

Después me cuentan si recuerdan algunas escenas o personajes. Les aseguro que yo sí.

sábado, 23 de julio de 2011

UN VERDADERO BENJAMIN BUTTON


Un anciano decrépito que subió como pasajero a un avión en Hong Kong, tras un vuelo de varias horas bajó en Canadá con la apariencia de un joven de veinte años.
El hombre sería un verdadero Benjamin Button, si no fuera por un pequeño detalle: todo fue un truco.

Todo comenzó con un señor muy mayor abordando un vuelo de línea entre Hong Kong y Vancouver.
Caminaba despacio, se apoyaba en un bastón y lucía muy encorvado.

Pareció dormir la mayor parte del viaje, sin intercambiar palabras con otros pasajeros o las aeromozas.
Pero cuando arribaron a Vancouver y llegó el momento de pasar por la Aduana, el anciano se había convertido en un joven de veinte años.


No hay ninguna maravilla en esto, sino tan sólo un buen truco de maquillaje.

Quien se dio cuenta del asunto fue otro pasajero, al cual le tocó en suerte una mala ubicación en el avión: cerca de uno de los baños.
Como se sabe, es mal lugar para dormir, porque continuamente hay gente pasando en las cercanías.

De puro aburrimiento, probablemente, ese pasajero notó al anciano, que se dirigió con paso cansino a uno de los baños. Como ya estaban cerca de aterrizar, el hombre pensó que no era mala idea ir a los servicios y, por lo tanto, se paró ante la puerta esperando que el anciano saliera.

Para su sorpresa, cuando la puerta se abrió, salió del baño un muchacho joven que, presuroso, se perdió por el pasillo.
El hombre alertó discretamente al personal de a bordo y éstos hicieron lo propio con la Policía del aeropuerto. Ese fue el principio del fin del "anciano rejuvenecido".

Una vez detenido por los policías, al joven se le requisó un equipo de maquillaje y una máscara de látex con los rasgos de un anciano.
Nadie entiende cómo pudo pasar los controles en el aeropuerto de partida.

El joven, de origen chino, se limitó a solicitar asilo político y, por ahora, su caso no se ha resuelto.

jueves, 21 de julio de 2011

¿MISTERIO, PUBLICIDAD O CHARLATANERÍA?


Bien se sabe que Internet es vía útil para difundir cualquier cosa en tiempo récord. Y ese axioma es válido para los contenidos más dispares: da lo mismo un auténtico misterio, una publicidad viral o la más bochornosa charlatanería.

Gracias a Mik, comentarista que pasó el dato, tenemos por delante lo que se presenta como un misterio a develarse el próximo tres de agosto de 2011. Me refiero a la página web 8-3-11 info, que aparece de la nada, con fines no muy explícitos.

En un boca a boca que se extiende a cada momento, varios internautas están tratando de develar lo que sea que se oculte tras esta iniciativa.

Ante todo, vamos a los hechos.

En caso de que ustedes entren a ese sitio web, se encontrarán con algo como ésto:



La imagen de fondo muestra a una niña, a quien se identifica como "Belle".
¿Quién es?  No hay muchas pistas al respecto. Vestida y peinada a la usanza de más de un siglo atrás, su nombre suena propio del sur de USA en aquellos tiempos pasados.

¿Hubo alguna "Belle" famosa en el pasado de Norteamérica? Las hubo, al menos tres. La primera de ella fue Isabelle (Belle) Boyd, joven que supo espiar a favor de los confederados en la Guerra Civil (1861-1865).

Otra fue Belle Starr (Myra Maybelle Reed Starr), joven que se convertiría en ícono de la cultura popular del siglo XIX, como famosa bandolera que daría origen a novelas y filmes a lo largo del siglo XX.

En tercer lugar, encontramos a Belle Gunnes, dama de origen noruego radicada en USA en 1883, que se haría tristemente famosa como asesina serial en forma posterior.

Como última posibilidad que se me ocurre (si es que la tal Belle existió en realidad), apuntaría a Margaret Polk, la chica que fue novia de un aviador  yanqui durante la Segunda Guerra Mundial y dio origen al nombre  de un famoso bombardero B 17, el "Memphis Belle" (la bella de Memphis).

Sigamos con la página:

En caso de cliquear en el apartado "Ask Anonymously" nos encontraremos con la oportunidad de hacer preguntas (en inglés), la mayor parte de las cuales son respondidas:



Sea por las preguntas que se hacen, sea por la forma en que son respondidas, la cuestión es que no hay mucha información útil aquí.

Lo lógico entonces sería volver atrás y cliquear en el apartado "About us" (Acerca de nosotros).
Pero el resultado será igual de frustrante. Nos encontraremos con esta imagen y una musiquita:



Poco prometedora hasta ahora nuestra exploración de la "página misteriosa", ¿no? Pero sigamos.
Vamos al apartado siguiente, que se llama "Help spread the word in your area" (Ayude a difundir la palabra en su localidad), lo cual suena lastimosamente a bobería religiosa.

Pero no importa, cliqueamos y encontramos....un par de carteles para imprimir, como éste:



¿Comienzan a impacientarse? Pues yo también.
Vamos al siguiente apartado: "Get involved" (Involucrarse), donde aparece ésto:



Básicamente, nos invitan a especular sobre de qué se trata todo esto, por qué deseamos involucrarnos, etc., etc. Se supone que enviemos nuestras respuestas y quizás seamos aceptados (¡!)

El último apartado ("Sightings") no agrega nada a este verdadero desierto de significado. Solamente muestra fotos de los cartelitos del apartado anterior, impresos y colocados en lugares públicos.

Fuera de lo que se vio y algunos sonidos que no aportan demasiado al asunto, no hay nada.

Ahora bien, podemos en cambio navegar en busca de respuestas que otros hayan elaborado. Y ahí es donde las teorías se van superponiendo unas a otras: marketing viral, una película que será lanzada, un videojuego que será lanzado, una sociedad secreta, un grupo de iniciados, la búsqueda de ayuda par una persona enferma, etc., etc.

Mi opinión personal es la siguiente:
  • Creo que hay un 30% de probabilidad de que se trate de un truco de marketing viral para promocionar algo: una película, videojuego, libro o lo que sea (en varios sitios se maneja esta posibilidad).
  • Misma chance para una simple broma de gente que está muy aburrida y necesita urgentemente una vida (curiosamente, nadie en Internet parece haber pensado esto)
  • Idéntica probabilidad para que sea parte de un proyecto universitario sobre sicología, sociología u otra disciplina, quizás una tesis de grado (tampoco se menciona en Internet esta posibilidad).
O sea, le adjudico un 90% de probabilidad al hecho de que se trate de un invento, por cualquiera de los tres motivos que mencioné antes.
Para ello, me baso en el hecho de que el "misterioso" website no aporta información ninguna (más allá de seguirle el juego a la gente) y, además, la foto que se exhibe no parece auténtica (hay detalles que apuntan a la manipulación digital de la imagen).

¿Y el 10% restante? Bueno, démosle a este asunto el beneficio de la duda: hay una mínima chance de que tenga un contenido real.
En ese caso, si de veras este "misterio" ha de tener un fondo místico como han sugerido algunos, debo decir que la única "Belle" que conozco vinculada a estos temas, fue Belle M. Wagner, quien escribió y publicó algunas obras sobre ocultismo egipcio, entre ellas una que puede ser encontrada por aquí (en idioma inglés).

Por supuesto, si ustedes tienen otras teorías sobre el extraño website, siéntanse en libertad de comentarlas.

(Nuevamente, gracias a Mik por el dato aportado, origen de este post).

martes, 19 de julio de 2011

UN COPILOTO MUY, MUY CALLADO


La historia que voy a contar, que conforma por sí misma una leyenda urbana, la escuché tres veces a lo largo de mi vida. La última vez fue la semana pasada, cuando me la refirió un amigo que la oyó asombrado de boca de su mecánico.

El relato se sitúa en Argentina en los años '40 del siglo pasado, prácticamente en las postrimerías de esa década. La base de la leyenda urbana es bastante prosaica: surge por culpa de la burocracia.

Todo comienza con una persona que, viviendo en la ciudad de Buenos Aires, fallece súbitamente en otra provincia (no pongo una localidad concreta, porque varía según el relato).
La cuestión es que, a causa de motivos burocráticos, los trámites necesarios para trasladar el cuerpo a Buenos Aires a fin de inhumarlo, son excesivos y tienen además un alto costo, imposible de afrontar.

La familia decide apelar a conocidos, amigos, influencias, etc.  Pero no hay, aparentemente, solución alguna. Por lo menos, no la hay hasta que alguien propone una movida disparatada, que involucra un coche veloz, un piloto audaz y un copiloto muy, muy callado.


La propuesta es simple. Consiste en vestir convenientemente al cadáver, ubicarlo como copiloto en un auto y trasladarlo hasta Buenos Aires de esa manera. Todo por una mínima fracción del costo del trámite, que incluye hasta el visto bueno de algunos involucrados.

Sin embargo, no cualquier conductor sirve para el asunto. Dadas las circunstancias del caso y la distancia que debe cubrirse, si se pretende hacer el recorrido entero en una noche, es necesario que la persona meta "fierro a fondo": debe ser veloz y hábil como un piloto de carrera.

No hay problema, se consiguen los conductores veloces. Y así nace, aunque por breve tiempo, una "pequeña industria" clandestina, que con justicia y humor bautiza a sus integrantes con un mote increíble: "los funebreros de bandera a cuadros".

Clientes no faltan, pues la vida tiene inconvenientes y desenlaces trágicos. Gente que está de vacaciones, o trabajando temporalmente o visitando familiares y, de pronto, ya no está.


Según el relato, los pilotos de semejante equipo batían récords de velocidad en ruta. Cosa muy lógica, pues ninguno hubiera querido que lo sorprendieran las luces del día en medio de su tarea, con algún curioso fíjándose demasiado en el copiloto que les acompañaba.

De acuerdo a la historia, entre esos corredores hubo gente que, al poco tiempo, probó suerte en pistas de carrera y se ganó un nombre en el automovilismo.

Pero ya sin copiloto.

viernes, 15 de julio de 2011

EL INCIDENTE VELA


Entre los múltiples proyectos que el gobierno yanqui llevó a cabo, uno de ellos recibía el nombre de Proyecto Vela. Básicamente, consistía en la implementación de una serie de medidas para detectar explosiones nucleares, ya fuese que ocurrieran en la atmósfera, en tierra o en el subsuelo.

Parte de los instrumentos que se utilizaban para ello eran una serie de satélites equipados a tales efectos. Comprensiblemente, la idea era la detección de las pruebas nucleares soviéticas, pero estaban preparados para alertar sobre cualquier tipo de explosión de magnitud importante.

En esa tarea estaban cuando sucedió algo extraordinario el 22 de septiembre de 1979, algo tan raro que permanece aún en el misterio más absoluto. Y se le conoce como el Incidente Vela.



Todo comenzó cuando el satélite Vela 6911 registó actividad inusual. Pero los operadores en tierra no estaban preparados para lo que vieron a continuación en sus monitores: la doble onda característica de una explosión nuclear en la atmósfera.

Los expertos pusieron manos a la obra y procedieron a analizar los datos obtenidos. El resultado fue concluyente: una explosión de tres kilotones se había llevado a cabo en la baja atmósfera, en un punto aproximado a los 47 grados Sur y 40 grados Este.

El sitio especificado apuntaba a las islas Príncipe Eduardo, que están bajo bandera sudafricana.




Ahora bien, la cuestión que los norteamericanos deseaban averiguar no era sencilla. Sabían que una explosión nuclear se había llevado a cabo, pero ¿se trataba de una prueba o de un accidente?
Y sobre todo, ¿quién era el responsable?

En la ficción, todo resulta sencillo. Basta mandar un agente como James Bond y el tipo en un rato ubica a los culpables, les da una paliza y salva el mundo (y se queda con la chica, claro está).
Pero las tareas de inteligencia en el mundo real no tienen tanto "charme".

Los satélites Vela habían detectado en el correr de los años cuarenta y un explosiones anteriores, de las cuales ya se sabía su origen antes que fueran realizadas o, en su defecto, se confirmó posteriormente sin ninguna dificultad. Pero de ésta no se hacía cargo nadie.

La primer medida que tomaron los jefazos yanquis fue realmente típica: mantuvieron todo en secreto.
Para decirlo de otra manera: si algo se estaba tramando en el mundo, pues que la opinión pública fuese la última en enterarse. Muy tranquilizador, ¿no?

Pasó un mes y no descubrieron nada (ni ellos ni el resto de la OTAN), por lo cual y para evitar que la noticia se filtrase por otros canales, decidieron darla a conocer a través de periodistas "amigos" del Pentágono.
No es que hubieran cambiado de opinión sobre el "secretismo", sino que en ambientes científicos se empezaba a sospechar.


Sucede que el radiotelescopio de Arecibo comenzó a captar inusual actividad en la ionósfera (resultado de la explosión nuclear). Y los equipos científicos que usan hidrófonos (por ejemplo, para detectar tsunamis) también tomaron cuenta de que algo raro había pasado.

¿Y a qué conclusión llegaron los mejores analistas de inteligencia militar? Pues a ninguna.
¿Y los científicos involucrados? Tampoco.

Se manejaron todas las hipótesis posibles, empezando por fallas en el equipo satelital (descartadas cuando otras evidencias comenzaron a llegar).
Si no había sido un error de detección, pues se pasó a la hipótesis natural: uno o más fenómenos naturales que produjeran ese efecto (pero también fue descartado ésto: no se conoce ningún evento natural o combinación de eventos que provoque esas consecuencias).

Al final, después de descartar los accidentes de submarinos o buques militares no identificados, no quedó mucho en la bolsa: lo único posible era un test nuclear cuyos patrocinadores eran desconocidos.
Para que se entienda claramente: los jefazos del Pentágono tuvieron que sentarse ante el presidente yanqui de la época (Carter) y decirle algo así como:


"Che, Jimmy, ¿te comenté que hay gente por ahí probando bombas nucleares y no sabemos quiénes son?"

En fin. Con el paso de los años, la explicación más aceptada es la de una prueba conjunta entre Sudáfrica e Israel. Naturalmente, los que formulan esta hipótesis afirman haber recibido información ultrasecreta, pero en realidad se basan en los dos únicos datos locos que tienen:
  • que las islas cercanas al sitio de la explosión son sudafricanas, y
  • que por esa época Israel estaba haciendo pruebas nucleares secretas
Oficialmente, hasta el día de hoy no se sabe nada en concreto. Es un misterio quién anduvo jugando con explosiones nucleares ese día.

martes, 12 de julio de 2011

NO SE SALVA NI EL OSO YOGUI



La imagen anterior es la prueba tangible de que la belleza puede resultar peligrosa.
Resulta ser que el volcán situado en las proximidades del Parque Nacional de Yellowstone (Wyoming, USA) ha venido presentando repetitivas señales de actividad in crescendo.

Los registros de su actividad comenzaron a recogerse en 1923 y, según los geofísicos que están en el tema, desde el año 2004 en adelante marcan una notoria tendencia creciente.

Por supuesto, los periodistas formularon la pregunta de rigor: "¿Qué pasaría si entra en erupción?"
Y por suerte los científicos son tipos mesurados y prudentes, porque tranquilizaron a todo el mundo con su respuesta:

"Podrían quedar inhabitables las dos terceras partes del país".

Cuando los periodistas enmudecieron, los geofísicos explicaron que el volcán (súper-volcán para mayor claridad)  hizo erupción por última vez hace 642 mil años, con una columna de cenizas de unos treinta mil metros de altura, que terminó por cubrir de polvo una zona que llegó hasta el Golfo de México.

"Pero por ahora no hay motivos de preocupación", agregaron los tipos con cara de póker.

De todas formas, si yo estuviera en el lugar del Oso Yogui, ya mismo me estaba yendo en moto del lugar (el Parque de Jellystone, ficticio sitio donde vive el simpático oso, es inspiración directa de Yellowstone).


domingo, 10 de julio de 2011

ANTICIPACIÓN



La imagen anterior corresponde a un grabado realizado por el artista japonés Kuniyoshi Utagawa en 1831, cuyo título es "Vista del área Mitsumata" (que corresponde a una parte de la ciudad de Tokyo).

Por espacio de muchos años, este grabado ha llamado la atención por las dos construcciones en altura que se ven en la lejanía a la izquierda de la obra. La razón es que esas torres simplemente no debieran existir ya que, en la época del artista, las leyes indicaban con claridad la total prohibición de levantar cualquier construcción de altura mayor a la del castillo de Edo (fortaleza del señor feudal).

Al final, después de muchísimos debates, los expertos han transado en dar por buena una explicación para la menor de las torres (la de más a la izquierda): dicen que pudo ser una torre de vigilancia de incendios.

Pero, ¿y la mayor de las torres? Para esa sí que no había explicación alguna....hasta ahora, donde apareció ésto:




La torre en cuestión se llama "Tokyo Sky Tree" y viene construyéndose desde el año 2008, en diversas etapas donde se ha asemejado notoriamente a la construcción del grabado antiguo.
Se piensa que estará lista para el año 2012.

Aunque el buen Kuniyoshi "la vio" en 1831.

miércoles, 6 de julio de 2011

I WANT YOU (CON SÍFILIS)



Científicos estadounidenses infectaron con sífilis deliberadamente a 700 guatemaltecos , entre los años 1946 y 1948, con la finalidad de investigar la efectividad de la penicilina como cura.
Por supuesto,  ninguno de los afectados tenía conocimiento del "bonito" experimento.

Por pura casualidad se obtuvieron indicios y documentación de dichas prácticas el año pasado, lo cual llevó a los sobrevivientes involucrados a presentar demandas contra el gobierno de USA.

La mayoría de los involuntarios  sujetos de prueba eran personas que se encontraban en orfanatos, hospitales mentales y prisiones por esas fechas. Los directores de ese tipo de centros daban el "visto bueno" a los experimentos simplemente a cambio de equipamiento, lotes de medicamentos y, al menos en un caso, de un cargamento de cigarrillos.

Tales prácticas, pensarán ustedes, nunca habrían tenido el valor de hacerlas los yanquis en su propia tierra. Pero se equivocan, porque ya en los años '30 se hicieron "pruebitas" de esta índole entre los afroamericanos de Tuskegee (Alabama, USA), experimentos que salieron a la luz muchas décadas después y terminaron en una indemnización a los sobrevivientes y familiares.

Por el momento, lo único que ha sucedido en respuesta a los hallazgos de Guatemala es una atropellada disculpa emitida por el (cada vez menos) Premio Nobel de la Paz, don Obama en persona, y su (cada vez más) lamentable Secretaria de Estado, doña Clinton.

Para peor, son tan patéticos que el texto de la declaración, dirigido al presidente de Guatemala, pedía disculpas al pueblo guatemalteco y "a los hispanos residentes en Estados Unidos".

¿Miedo a perder votos entre los latinos? 

domingo, 3 de julio de 2011

LO INEXPLICABLE



La investigación parapsicológica tuvo, en las primeras décadas del siglo XX, un apogeo bastante complejo. Lo ridículo se mezclaba con lo serio, lo científico con lo circense. En medio de ese entrevero, una serie de investigadores se abría paso lo mejor que podía.

Uno de ellos fue Samuel G. Soal, profesor de matemática en la Universidad de Londres, quien se interesó por los fenómenos paranormales y se unió a la Sociedad para la Investigación Psiquica, grupo que intentaba explorar y sistematizar dichos fenómenos.

Soal era considerado "un hueso duro de roer", es decir, alguien que estaba muy lejos de ser un crédulo fácil de engañar. Por eso mismo es interesante el caso que les voy a contar, en el cual intervino personalmente.



Allá por 1920, los investigadores de la Sociedad tomaron conocimiento de una señora llamada Blanche Cooper, quien se suponía era "clariauditiva". Es decir, tenía la facultad de oir sonidos o comunicaciones, voluntarias o involuntarias, de personas (vivas o muertas) a gran distancia.

El profesor Soal comenzó a participar en las sesiones donde se investigaba a la señora Cooper. A través de esas jornadas, ya había escuchado a la mujer emitir diversas voces de personas que se "comunicaban", pero no hallaba nada de particular o significativo.

Un punto de inflexión comenzó cuando la señora Cooper anunció en una sesión que su "comunicador" de ese día era Frank Soal, nada menos que un hermano fallecido del propio profesor. Ya en estado de alerta, Samuel escuchó las palabras pronunciadas por la mujer, pero ni siquiera encontró que la voz se pareciera a la de su hermano.

Las sesiones se prolongaron con diversos "comunicadores" y Soal no encontraba nada remarcable en ellas. Hasta que un día sucedió algo particularmente extraño:

"Frank está aquí, señor Soal. Y ha traído a alguien que usted conoce.", anunció la mujer.

Comenzó a hablar y, por vez primera, el profesor Soal supo que estaba ante una voz conocida. Pero no lograba asociarla con un nombre. De todas formas, tras hablar un rato, la voz se identificó como Gordon Davis, antiguo compañero de estudios del profesor. Allí fue cuando Soal identificó plenamente la voz, que concordaba con la de esa persona, a quien no veía desde unos quince años atrás.

Y la voz continuó hablando, relatando punto por punto la última conversación que había tenido con Soal, cuando se encontraron en un andén de trenes. El profesor no dijo nada en el momento, pero la conversación relatada era correcta en un cien por ciento. Decidió poner a prueba a la señora Cooper y dejar que continuara hablando la voz, para ver si caía en equivocaciones.

El momento del error pareció llegar cuando la voz de Gordon Davis explicó cómo era la casa en la que vivía actualmente. Por lo que el profesor Soal sabía, Davis había muerto en la guerra, de modo que la equivocación era apreciable.
Para ver qué decía la señora Cooper, el profesor pidió más detalles de la casa de Davis. Y la voz describió exhaustivamente la casa por fuera, además de dar muchos detalles de los ambientes, los cuadros, un par de candelabros de bronce muy extraños y un pajarito negro sobre el piano.



A esa altura, Soal estaba plenamente convencido de que la señora Cooper se inventaba todo. Había acertado en la conversación que tuvo con Davis, pero podía ser una casualidad, porque la charla había versado sobre temas comunes a cualquier par de condiscípulos que se encontrase siendo adultos.

Luego de esa sesión, Soal dejó de asistir y fue relevado por otro investigador. Consideraba que no había nada interesante en Blanche Cooper, salvo una gran imaginación.

Pero cambió de opinión cuatro años después, cuando se encontró por casualidad con Gordon Davis, quien no había muerto en la guerra y trabajaba como agente de bienes raíces en Southend.
Davis lo invitó a su casa y, para sorpresa del profesor Soal, era idéntica a lo relatado por Blanche Cooper (incluyendo hasta los raros candelabros y el pajarito negro sobre el piano).

Por supuesto, el caso tuvo todos los ribetes necesarios para ser inexplicable. Por un lado, porque la señora Cooper había cometido varios errores (las voces anteriores a la de Davis no eran identificables con las que personas en cuestión). Por otro lado, porque el profesor Soal no tenía en mente a su antiguo condiscípulo el día que la voz de Davis apareció (con lo cual se elimina la posibilidad de que la señora Cooper "tomara" los datos de las personas presentes en la sesión).

Y por último, lo más raro de todo: en el momento en que se realizó esa sesión, Gordon Davis vivía en otro lado y nunca había visto la casa en cuestión. Ni él mismo sabía que se mudaría allí.

viernes, 1 de julio de 2011

LAS EXTRAÑAS EXPERIENCIAS DE UN AVIADOR


Víctor Goddard fue un integrante pionero de la Real Fuerza Aérea británica. Atravesó dos guerras mundiales y sobrevivió, lo cual no es moco de pavo. Pero por si esto pareciera poca cosa, diremos que este hombre tuvo, a lo largo de su vida diversas experiencias con el mundo de los fenómenos paranormales.

La primera de ellas le aconteció con apenas once años de edad, pero siendo ya cadete de una escuela militar (los tiempos eran otros y se podia ingresar a una carrera en la milicia con muy poca edad).
El año era 1911 y el pequeño Víctor estaba feliz por tener un fin de semana para estar en familia. Pero apenas llegó a su casa notó una extraña inquietud en su madre, un desasosiego que la turbaba.

¿Cuál era la causa? La señora había leído las noticias sobre una crisis militar en Marruecos, la cual podía derivar en una guerra entre Francia y Alemania, con Inglaterra seguramente interviniendo en caso de producirse.
Mientras la madre de Goddard le hablaba de sus temores, lloraba continuamente. Y fue entonces cuando el pequeño, movido por el deseo de consolarla, soltó de golpe unas palabras que le salieron sin saber de dónde:

"No te preocupes, madre. No habrá guerra hasta agosto de 1914. Y durará hasta 1918, pero yo estaré bien".

Naturalmente, la señora no se calmó en absoluto. Simplemente, consideró que su hijo le estaba diciendo cualquier cosa, lo primero que le venía a la mente para que se tranquilizara. Pero esas palabras volverían a la mente de ambos en agosto de 1914, cuando Inglaterra entrase en la Gran Guerra (que posteriormente se llamaría Primera Guerra Mundial).


Precisamente tras el fin de esa guerra (que atravesaría sin un rasguño, como le vaticinó a su madre) es que Víctor Goddard tendría un segundo contacto con los fenómenos paranormales.
El año es 1919 y encontramos a Víctor enrolado en la fuerza aérea. La guerra ha terminado hace apenas un par de meses, cuando el escuadrón recibe una típica orden británica: deben tomarse una foto de grupo para que sea incluída en los archivos oficiales.

Se trata de menos de 200 hombres, un escuadrón bastante raleado por los avatares del combate. Pero una orden es una orden y todos se ponen al servicio del fotógrafo militar enviado. Se los agrupa y se toma la foto, que debe ser perfecta para los archivos de guerra.
Luego del revelado, el profesional examina puntualmente la imagen para determinar si servirá o si, en su defecto, habrá de tomarse otra.

Es entonces cuando el fotógrafo se siente fastidiado. En una parte de la imagen aparece un hombre que parece haber llegado tarde a la foto. Ni siquiera se ha puesto la gorra del uniforme. Y no se le ve bien, pues está detrás de un compañero, casi oculto. Además, supone el fotógrafo que a causa de la iluminación y las sombras, su silueta es difusa.

Lo vemos a continuación, en la parte de la foto donde aparece y en una ampliación:


El fotógrafo sabe que el hombre será sancionado, pero no tiene otro remedio más que informar al comandante y solicitar permiso para volver a tomar otra imagen. Ya en el despacho del comandante, explica la situación y el oficial, que examina la foto, de pronto palidece.
Apenas balbucea unas enigmáticas frases como respuesta:

"No se tomará otra fotografía, eso se lo aseguro. El escuadrón está....realmente completo en la imagen y además.....no puedo ordenarle al sargento Jackson que pose con la gorra para usted".

Cuando el fotógrafo pregunta el motivo, la explicación lo deja atónito:

"El sargento Jackson falleció el día anterior a que se tomara la foto. Y el escuadrón llegaba de su entierro cuando los hicimos agruparse para usted."

La foto, por supuesto, no fue repetida. Está en los archivos oficiales británicos y, dadas las circunstancias, muchos hombres del escuadrón solicitaron una copia (Goddard entre ellos).
El sargento mecánico Freddy Jackson (que es el hombre sin gorro) había muerto efectivamente en un accidente antes de tomarse la fotografía.

La siguiente experiencia paranormal de Goddard le acontecería en 1935.


Para entonces, Víctor Goddard era un excelente piloto militar. Y una mañana se hallaba al mando de un biplano Hawker Hart (como el de la imagen anterior), cuando atravesó una peligrosa situación.

El tiempo era muy malo y se hallaba volando en Escocia sobre terreno montañoso. Las nubes eran tan copiosas y oscuras que Goddard intentó elevarse por encima de ellas para tener una visión mejor. Pero había llegado a los ocho mil pies de altura sin superar las nubes, cuando tuvo una desgracia: el motor falló y el avión comenzó un abrumador descenso en espiral.

El espiral se transformó en picada incontrolable y Goddard se encaminaba hacia una muerte segura. Luchando con el motor y los controles, se encontró más pronto que tarde a unos doscientos pies de altura, cuando recuperó la funcionalidad del aparato y lo enderezó a tiempo.
Estaba tan cerca de tierra que las nubes quedaron encima de su avión y la visibilidad era buena, a tal punto que lograba ver un aeródromo militar cercano:


Goddard sabía que se trataba del aeródromo de Drem, pues era el único en la zona. Pero algo no andaba bien en su aspecto: se veían edificios nuevos y algunas estructuras estaban pintadas de colores diferentes. Por supuesto, esos cambios eran imposibles en el breve tiempo pasado desde el despegue.

A fin de observar mejor, el piloto decidió hacer una pasada sobre la pista. Y allí fue donde entendió que algo anormal estaba sucediendo, pues vio a varios mecánicos vestidos de mameluco azul, que trabajaban en aviones de color amarillo, uno de ellos un monoplano como el que vemos a continuación:


Lo cierto es que nada encajaba. La Real Fuerza Aérea no tenía monoplanos como ese, no pintaba sus aviones de color amarillo y, encima, sus mecánicos no tenían overoles azules.
Además, el personal de tierra del aeródromo no parecía ver el avión de Goddard ni reaccionaba al ruido de su motor.

No era momento para reflexiones, porque el avión podía fallar otra vez y Goddard tenía que llegar a su destino. Se encaminó hacia la base de destino y allí se reportó. Comentó el incidente con sus superiores y éstos fueron expeditivos: le preguntaron directamente si estaba borracho.
Ya en conversación con sus colegas, el piloto obtuvo la confirmación a sus ideas: el aeródromo de Drem no tenía nada de lo que Goddard vio.

Prudentemente, Goddard no incluyó nada de lo que le pasó en su reporte oficial, donde quedó asentada la falla del motor y nada más. Pero tanto él como sus camaradas recordarían lo sucedido cuatro años más tarde, en 1939, cuando algunos aparatos de la R.A.F. comenzaron a usar el color amarillo, los mecánicos militares fueron provistos de overoles azules y un monoplano igual al visto por Goddard comenzó a ser utilizado para entrenamiento (el Magister M14).
Por supuesto, fue el año en que el aeródromo de Drem fue reacondicionado y se agregaron nuevos edificios.

El último suceso extraño que le aconteció a nuestro amigo Goddard fue en 1946 y comenzó en la ciudad de Shanghai.



Recién había terminado la Segunda Guerra Mundial y Víctor Goddard pasaba su última noche en la ciudad. Estando en una fiesta de camaradería, precisamente ofrecida en su honor, uno de los presentes se le acercó y le dijo en un aparte:

"No sé si debería decirle lo que voy a contarle, pero tengo que hacerlo para estar en paz conmigo mismo."

Quien hablaba así era un conocido de Goddard, el capitán Gladstone (por entonces comandante de un crucero británico). Y la historia que relató acto seguido fue más que extraña.

"Soñé que usted partía en un avión con la tripulación y tres pasajeros civiles. Creo que el aparato era un Dakota. Lo que quiero decirle es que, en ese sueño, vi también que el vuelo tenía dificultades, teniendo que hacer un aterrizaje forzoso tras pasar unas montañas. Pero todo salia mal, se estrellaban y morían, incluido usted."

Goddard sopesó muy bien las palabras de su interlocutor. Las experiencias vividas con anterioridad le habían enseñado a considerar seriamente los fenómenos paranormales. Pero un sueño era, la mayor parte de las veces, sólo un sueño. De modo que tranquilizó al capitán y no volvió a hablarse del tema.

Al día siguiente, cuando Goddard llegó al aeródromo dispuesto a tomar su vuelo, se encontró con la primer sorpresa desagradable: el avión que le esperaba era un Dakota.

El DC3 Dakota era un avión de transporte militar, uno de los tantos tipos usados por entonces. Pero tampoco era tan raro que le hubiese tocado uno. Lo que sí hubiera sido raro, pensó Goddard, es que hubiera pasajeros civiles en su vuelo militar, cosa totalmente prohibida que, por sí sola, quitaba credibilidad al macabro sueño que le contaron.

Para su sorpresa, tres civiles subieron tras él en el avión. Se trataba del Cónsul General más un periodista y una secretaria que le acompañaban. Las influencias del Cónsul les habían permitido tomar ese vuelo, cosa que iba contra las reglas.
Sin tiempo a decir nada, ya los motores rugían y el aparato rodaba por la pista. El escenario del desastre estaba armado tal y como lo había soñado el capitán Gladstone.

El vuelo comenzó en forma placentera (aunque supongo que Goddard no se sentiría del todo bien), hasta que el aparato comenzó a experimentar problemas. Sumado a esto, el tiempo tormentoso empezó a zarandear el avión. Al fin, ya en territorio japonés (se dirigían a Tokio) el piloto anunció que haria un aterrizaje forzoso, pues no podía continuar en vuelo.

Goddard miró por la ventanilla y vio las montañas anunciadas en el sueño. Sabe Dios cómo logró conservar la calma, aunque supongo que si había pasado por un par de guerras espantosas, ya sabría tomar las cosas con cierta filosofía.
Pasaron las montañas, el piloto buscó un claro y realizó el aterrizaje forzoso. Todo igual que en el sueño, excepto que el descenso salió bien y nadie resultó lastimado.

Cuentan que lo primero que hizo Goddard al llegar a la ciudad, fue poner un telegrama para el capitán Gladstone:

"99 por ciento de su sueño fue acertado. Por eso le envío este telegrama desde el más acá."

Goddard moriría con 87 años, habiendo dedicado los últimos veinte a la investigación de los fenómenos paranormales, tema que le interesaba enormemente.
Lo cual no resulta raro, teniendo en cuenta sus extrañas experiencias.