domingo, 25 de marzo de 2012

TRANQUILIZANDO A LA POBLACIÓN


Recién estamos en marzo y ya comenzaron a asomar la cabeza los agoreros del apocalipsis maya pronosticado para diciembre.

El señor Decio Colla es alcalde de la localidad de San Francisco de Paula (Rio Grande do Sul, Brasil).
Si sus veinte mil habitantes le eligieron pensando que un señor mayor aportaría sensatez y calma al lugar, se equivocaron rotundamente. El hombre no encontró mejor cosa que empezar desde ya a alertar a la población, ante lo que considera una tremenda catástrofe apocalíptica que se avecinará en diciembre.



Aparentemente, el alcalde asocia el ocio con comer helado, porque ha declarado terminantemente que

"No podemos esperar sentados comiendo helado. Tenemos que actuar."

Según él, la geografía ayuda a su pequeña ciudad. Puesto que se encuentra a 907 metros de altura, el tsunami a producirse no afectará a San Francisco de Paula.
Pero no por eso deben confiarse sus habitantes, sino que es hora de empezar a tomar precauciones.
Por de pronto, el buen Decio aconseja hacer acopio de sal, arroz, frijoles y agua potable.

"En mi casa voy a estar preparado para permanecer dos o tres meses sin ningún tipo de servicio. Al menos voy a tener qué comer."

Más aún, el hombre tiene muy claro lo que va a suceder. Y te lo explica:



Por algún motivo que sólo él sabrá, Decio postula que las placas tectónicas sudamericanas y africanas chocarán, provocando una gigantesca onda sísmica y un tsunami que barrerá las costas.
Pronostica una ola que tendrá entre 120 y 180 metros de altura, viajando a una velocidad de 600 kilómetros por hora.

No vayan a creer ni por un instante que este hombre es un ignorante o un aprovechado. Decio Colla es padre de familia, médico de profesión y persona muy respetada en sus pagos. Cree sinceramente en lo que afirma.
El problema, naturalmente, es que no parece haber sopesado el pánico desatado que este tipo de afirmaciones puede generar.

jueves, 22 de marzo de 2012

LA OUIJA OTRA VEZ



Weslaco es una pequeña ciudad de Texas (USA), que cuenta con unos 35.000 habitantes. No tiene grandes particularidades y se parece a toda localidad tejana de igual porte.
Si se habla del lugar en estos momentos es por algo impensable: un joven apuñaló a un compañero de estudios "porque la ouija lo dijo", según declaró a las autoridades.

Tres estudiantes de la preparatoria Weslaco East caminaban por un bosque al norte del colegio, cuando uno de ellos sacó de improviso una navaja y apuñaló a otro en el abdomen. Herido severamente, consiguió ser asistido y salvó su vida de milagro.

Cuando la Policía intervino y arrestó al agresor (de quince años de edad), éste declaró que la noche anterior había usado su tablero de ouija para obtener respuestas a una serie de cuestiones.
En particular, el joven quería saber cuál era el origen de una racha de calamidades que le estaban aconteciendo en sus estudios, sus relaciones familiares y su vida social.
Según él, la respuesta era una y otra vez la misma: el nombre de uno de sus amigos. Por lo tanto, decidió "liquidar" el problema.

El agredido, de catorce años, necesitó cirugía inmediata para reparar el daño.
El hecho sucedió el pasado 29 de febrero y revolucionó a la tranquilona ciudad. No es la primera vez que una tabla ouija es noticia por insucesos (ya vimos algo de eso por aquí).

Por supuesto, todo será atribuido al descontrol de un adolescente fumado. Pero nunca se sabe.

martes, 13 de marzo de 2012

LA MÁS PRECIADA PERTENENCIA



El edificio de la sede central del banco Credit Lyonnais en París estaba considerado (y con razón) uno de los representativos de la ciudad. Construido en 1878, fue declarado monumento histórico.
Entre sus múltiples valores agregados, cuenta con elementos diseñados por el mismísimo Eiffel.

Por eso, cuando el 5 de mayo de 1996 se desató un terrible incendio en el lugar, se  temió lo peor.





Lo cierto es que dos terceras partes del edificio se vieron afectadas por las llamas y el humo, para luego ser anegadas por el agua que utilizaron los bomberos.

Al día siguiente, el habitual ajetreo del lugar parecía haberse multiplicado por cien. Varios expertos evaluaban los daños al edificio, los empleados del banco hacían recuento de los registros dañados y los informáticos intentaban minimizar las pérdidas de datos.

Entretanto, fuera del edificio se había formado una fila de clientes preocupados, que cada vez se engrosaba más y más.



Había un genuino motivo para que estas personas estuvieran inquietas. Resulta ser que la sede central del Credit Lyonnais no sólo contenía oficinas y despachos más o menos burocráticos, sino también la bóveda de seguridad más grande y misteriosa de toda Europa.


Había sido diseñada y construida por el propio Eiffel y contaba con 7.800 cajas de seguridad de diversos tamaños, que iban desde las gavetas tipo cajón que vemos en las películas, hasta algunas de tal tamaño que permitirían guardar muebles con facilidad.

Nadie sabía qué daño habían sufrido. Y cuando digo nadie, es nadie. Como el incendio había provocado derrumbes parciales, caída de vigas y la destrucción de algunas estructuras, era imposible saber qué había pasado con las cajas de seguridad, que seguramente estaban bajo escombros y agua.

Lo cierto es que el buen Eiffel había hecho bien su trabajo. Un representante del banco se coló por una grieta junto a los bomberos que aún trabajaban arduamente y pudo ver, incrédulo, que al parecer las cajas se encontraban intactas.
Claro que una cosa era divisarlas y otra bien diferente era llegar hasta ellas.



Un primer intento de observar mejor las cajas, consistió en usar una cámara de video avanzada, adosada a un artilugio robótico. El asunto no funcionó como se esperaba, de modo que hubo que esperar a que el edificio fuese debidamente apuntalado, los escombros parcialmente retirados y la energía restablecida, para alcanzar el primer sector: 6.300 cajas de seguridad de tamaño normal.

Pero fueron necesarios diez meses de arduos esfuerzos y tecnología especial para alcanzar las otras cajas, contenidas en bóvedas blindadas que llegaban a pesar dos toneladas y media (vacías), las cuales debieron alzarse hasta la superficie para trasladarse a sitio seguro donde devolver el contenido a sus dueños.



El reintegro de los bienes a sus propietarios fue bastante más dificultoso de lo que se esperaba. Y no por burocracia, pues los requisitos eran simples y lógicos: el cliente hacía una cita y el día señalado debía presentarse con su llave y su número secreto. Entonces se abría la caja correspondiente, en presencia del interesado, un ejecutivo del banco, un guardia de seguridad y un interventor. Y se labraba un acta del hecho, para documentación interna del banco.

Pronto fue evidente que muchos clientes llegaban hechos un manojo de nervios. Al principio, los empleados del banco no entendían por qué, pero luego comprendieron: pensaban que el fisco  intervendría en el proceso y reclamaría impuestos. Pero no fue así.

De modo que los bienes comenzaron a ser entregados. Y entre ellos había mayoritariamente lo que uno puede suponer: acciones, títulos, dinero contante y sonante, joyas, objetos de platería, lingotes de oro.
Pero también hubo objetos inusuales, como valiosísimas obras de arte e instrumentos musicales.

No faltaron los momentos tragicómicos, como cuando un caballero hizo abrir su caja de seguridad y encontró que todo lo que había en ella era una nota de la esposa, que decía:

"Lo siento, amor. Ya barrí con todo"

Pero el momento más bizarro se produjo cuando se abrió una de las cajas comunes. La cliente había solicitado expresamente que el banco proporcionara un empleado de sexo femenino. Y cuando la caja fue abierta, resultó que sólo contenía una muñeca vudú pinchada con innumerables alfileres:



La propietaria la tomó y la colocó en su cartera, tras examinarla con satisfacción. Acto seguido se dirigió a la empleada del banco y le dijo

"Se trata de una ex amante de mi marido. Yo me encargo de que no tenga muy buena salud.
Entre mujeres nos entendemos, ¿verdad, querida?"

La empleada no supo qué contestar. Pero seguramente comprendió que la noción de "pertenencia valiosa" puede variar de persona en persona.

domingo, 11 de marzo de 2012

UN MAMUT POCO CREÍBLE



La noticia no es menor: se afirma que un mamut lanudo ha sido filmado mientras vadeaba un río en Siberia.
De acuerdo al periódico "The Sun", el material fue filmado por un ingeniero ruso que se encontraba en la zona trabajando para el gobierno. En esas circunstancias es que vio a lo lejos un enorme animal que alcanzó a captar en su celular.



Juzguen por ustedes mismos. A mí no me parece creíble, pues el movimiento del "animal" no resulta ser muy natural que digamos.

jueves, 8 de marzo de 2012

ANTHONY Y LAS COINCIDENCIAS



Allá por 1972, faltaba mucho para que Anthony Hopkins, fabuloso actorazo, se hiciera ampliamente conocido por su trabajo en "The silence of the lambs".
En ese entonces, el hombre tenía un ofrecimiento para filmar "The girl from Petrovka" (La chica de Petrovka).

El film estaba basado en la novela de igual título del escritor George Feifer. Y Hopkins ya era por entonces un buen profesional, de modo que decidió comprar el libro y empezar a familiarizarse con la obra y los personajes por su cuenta y lo antes posible.

La cuestión es que o bien Feifer no era un autor solicitado por los lectores o bien era tan solicitado que se vendía rápido (me inclino por lo primero, porque sus novelas eran un plomazo, producto de la Guerra Fría). El buen Anthony recorrió librerías londinenses de aquí para allá y no pudo conseguir un ejemplar de "The girl from Petrovka".

Finalmente, se dio por vencido y se sentó a esperar en un banco del metro, para irse a su casa.
Miró a su costado y vio un libro, abierto y apoyado sobre el banco. No había nadie en los alrededores.
Increíblemente, el libro era "The girl from Petrovka".



Hopkins se lo llevó y comenzó a leerlo. Notó que estaba profusamente anotado en los márgenes, con comentarios acerca de las situaciones y los personajes, notas que le fueron muy útiles al actor para profundizar en la trama y la composición que debía encarar.

Casi dos años después, en plena filmación, Feifer se hizo presente y felicitó a Hopkins por la forma en que estaba llevando a cabo su parte. Y el actor le comentó el episodio del libro y lo útil que le había resultado ese ejemplar encontrado en un banco del metro, justo cuando lo precisaba.

Pero la anécdota resultó más curiosa de lo esperado. Feifer chequeó el libro y reconoció su propia letra: el ejemplar le pertenecía y lo había perdido tiempo antes de que Hopkins lo hallara.
Se puede decir que todo el asunto muestra una sincronicidad casi perfecta: el libro cumplió una misión.

¿Y la película, se preguntará usted?



Digamos que la película no fue un gran suceso. Goldie Hawn hizo lo que pudo, Hal Holbrook hizo lo que pudo, Anthony Hopkins hizo lo que pudo. Pero no hubo caso. 

Ni por "casualidad" entraban muchos espectadores al cine.

lunes, 5 de marzo de 2012

MIRÁ QUE SOS OLVIDADIZO, ¿EH?


Se sabe: hay gente que tiene la cabeza en otra parte. Son los que se olvidan de todo.
¿Tenían cita con el médico? Se olvidan. ¿Era el cumpleaños de un amigo? Se olvidan. ¿Tenían que comprar algo? Se olvidan.

Además, pierden todo: lapiceras, llaves, lentes, paraguas, todo lo van dejando por ahí y después se olvidan de dónde quedó.
Pero creo que el peor caso fue el de los pobladores de una localidad rusa: perdieron un lago.

El 19 de mayo de 2005 amaneció como un día cualquiera. En el pueblo de Bolotnikov (a 250 kilómetros de Moscú), varios pobladores se dirigieron al lago que se ve en la imagen inicial. Usualmente allí se pescaba, navegaba, nadaba y en general, la gente se divertía.

Pero ese día el lago no estaba, había desaparecido:


El Lago Blanco (que así se llamaba) tenía una  profundidad de unos 15 metros. En la época en que desapareció, nada hacía prever un evento semejante.
Enteradas las autoridades, remitieron a funcionarios de la agencia de medio ambiente y también a rescatistas (pensando que quizás alguna persona se hubiera visto afectada por el suceso). Pero nadie fue reportado desaparecido, sólo el lago.

Las teorías aceptadas indican que un cambio abrupto en el subsuelo del lago provocó la apertura de una grieta, que sirvió de acceso a  un canal subterráneo por el cual se fue el agua, literalmente. Y suponen que ese canal subterráneo comunica con el cercano río Oka, destino final del agua del lago.

El fondo lodoso del lago desaparecido no permite corroborar esta hipótesis ni desmentirla tampoco.

Los "cuentos de viejas" locales afirman que el lago apareció allí tan abruptamente como se fue. Se dice que en la época de Iván el Terrible (1530-1584) surgió de la noche a la mañana. 
Esa es otra hipótesis que tampoco puede ser corroborada.

viernes, 2 de marzo de 2012

CUANDO LA SOLUCIÓN ES PEOR QUE EL PROBLEMA



El señor que aparece en la imagen se llama George Kenney y es probable que, en estos momentos, recuerde con amargura un dicho de la sabiduría popular: el que dice que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.

Kenney no es ni un ignorante ni un tonto. Director de la escuela secundaria de North Port (Florida, USA), se propuso ayudar a sus alumnos para que éstos perdieran el miedo o ansiedad ante la proximidad de exámenes y también para que pudieran estudiar mejor o incluso subir su performance en los deportes.

Sin embargo, el método elegido por el director fue un tanto inusual: la hipnosis.



Kenney  había tomado un curso de hipnotismo y se sintió apto para aplicar los conocimientos adquiridos con sus alumnos. En total, setenta y cinco personas fueron hipnotizadas por el hombre. La mayor parte eran estudiantes de su secundario, pero también algunos padres y profesores.

El problema surgió cuando dos de esos estudiantes se suicidaron, sin que hubiera indicio ninguno acerca de una posible depresión, problemas personales, drogas o cualquier causa que les llevase a tomar semejante determinación.
Y el asunto empeoró cuando un tercer estudiante murió en un extraño accidente de auto, donde la Policía no descarta que el muchacho haya intentado suicidarse.




La Policía está investigando el papel jugado por Kenney en los desgraciados episodios. No es que  pretendan acusarlo de homicidio, porque tal cosa sería casi imposible, pero de todas formas la posición del director es bastante endeble: le mintió a los policías que lo interrogaron, negando haber hipnotizado a los muchachos fallecidos. Y en realidad no contaba con autorización del distrito escolar para realizar esos "tratamientos" con sus alumnos: sólo se le había permitido usar la hipnosis como ejemplo para algunas clases de sicología práctica,  nada más.

Una vez más, queda en evidencia que ciertas cosas no son un juego ni un hobby.