martes, 29 de septiembre de 2009

MISTER CROWLEY


Probablemente muchos de ustedes conozcan la canción "Mr. Crowley", de Ozzy Osbourne.
Pero quizás no sepan a qué personaje hace referencia.

El señor Crowley es Aleister Crowley, nacido como Edward Alexander Crowley en Gales en 1875. Provenía de una familia darbysta, o sea, de la rama más rigurosa del protestantismo anglicano.

Hijo de un hombre de fortuna, Crowley estaba destinado a continuar los negocios familiares. O por lo menos, eso parecía hasta que sus circunstancias cambiaron por completo: su padre falleció en 1886 y pasó a ser criado por dos tías "solteronas" que dejaban poco margen de maniobra al jovencito. O más bien, le crearon una atmósfera rígida y asfixiante en su vida.

Por eso, cuando ingresó a la Universidad de Cambridge y, por tanto, pasó a vivir lejos de su casa, el veinteañero Crowley encontró toda la libertad que ansiaba.
Casi de inmediato, cambió el patronímico Alexander por su forma galesa Aleister. Y comenzó a escribir poesía erótica .

Consumado atleta, es el alpinismo lo que pasa a interesarle luego. Y así se integra en una expedición que escala el Himalaya en 1902. Según parece, es durante ese viaje que empieza a estudiar las cuestiones metafísicas y esotéricas de las culturas antiguas. Con el resultado de que, a su regreso, es presentado por compañeros de Cambridge y admitido en una sociedad secreta, la Ordo Templi Orientis (OTO).

La OTO es una de las tantas y tantas órdenes esotéricas presentes en la sociedad europea de principios del siglo XX.
Pero a diferencia de la mayoría, no sería una simple sociedad inocua destinada al entretenimiento de algunos burgueses. Al parecer, sus directivos perseguían el poder temporal y espiritual.

¿Cómo puede suceder esto? Es muy sencillo.
Según los investigadores dedicados al tema, la mayoría de las sociedades secretas funcionan en base a dos círculos: uno exterior, donde se mueve la mayoría de los "adeptos" y otro interior, integrado por unos pocos, que son quienes mueven los hilos y definen los objetivos y el accionar de la sociedad.

Algo de ello debió intuir Crowley, pues una vez que estuvo integrado a la OTO, fue captado por otra orden mucho más secreta y exclusiva, que utilizaba esporádicamente a la OTO para "reclutar" posibles miembros: hablamos de la Golden Dawn (Alba Dorada).

Lo poco que se sabe del origen y objetivos de la Golden Dawn, indica que sus miembros buscaban el desarrollo de las facultades ocultas del ser humano, por medio de la magia operativa.
Para ello, trabajaban en base a diversas fuentes, que iban desde los rosacruces y los francmasones hasta la teosofía y los escritos de John Dee.

No se vaya a creer que eran un montón de ignorantes los que integraban la Golden Dawn.
Más bien sucedía todo lo contrario, era la reunión de una serie de personalidades bastante fuertes:


  • Dion Fortune (seudónimo de Violet Firth, escritora británica)

  • Arthur Machen (escritor y periodista galés)

  • William Butler Yeats (poeta y dramaturgo irlandés, Premio Nobel de Literatura)

  • Algernon Blackwood (escritor del "círculo de Lovecraft")

  • Bram Stocker (escritor, autor de "Drácula")

  • Auguste Rodin (famoso escultor francés)

  • Gustav Meyrink (escritor austríaco)

  • A.E. Waite (historiador de la alquimia y los rosacruces)

  • Samuel L. Mathers (ocultista, cuñado del filósofo Henri Bergson)

En este grupo, Crowley se sintió como pez en el agua. Por lo menos, hasta que comenzó a querer ir mucho más allá de lo que el grupo estaba dispuesto a transgredir.

Las desavenencias se hicieron presentes con el tiempo y Crowley se retiró para fundar su propia orden: Astrum Argentum.
Viajó por el mundo, principalmente con destino a lugares que fueron asiento de antiguas culturas. Publicó decenas de libros de temas esotéricos y una revista llamada "The Equinox" (El equinoccio).

Algunas versiones indican que el propósito de los viajes de Crowley no sería precisamente de índole ocultista: habría trabajado como agente al servicio de la inteligencia británica.

De vuelta a Europa, sería expulsado sucesivamente de España y Portugal. Se instala entonces en Sicilia, pero el gobierno de Mussolini le expulsa también de allí. De Italia pasa a Túnez, de allí a Alemania y luego a Inglaterra, para recalar finalmente en Francia. Y expulsado de Francia (como no podía ser de otra manera), vuelve a Inglaterra.

Los motivos de sus expulsiones y deportaciones son una colección de excesos, rituales sexuales, uso de estupefacientes y hasta acusaciones de satanismo, celebración de misas negras, etc.


"Chemical Wedding" (Bodas químicas) es una película del año 2008, donde se hace un retrato bastante duro del señor Crowley.
El film imagina lo que sucede cuando unas jornadas académicas sobre realidad virtual terminan por traer nuevamente a la vida a nuestro famoso mago Aleister, quien comienza a realizar sus más desenfrenadas fantasías y, según parece, no hay quien pueda detenerlo.

El film toma algunos aspectos que estuvieron presentes en la vida de Crowley: la Universidad de Cambridge, una mujer pelirroja que simboliza la "mujer escarlata" (apodo que Crowley usaba para una de sus esposas), un profesor de apellido Mathers (como S.L. Mathers, rival de Crowley en la Golden Dawn), etc.

Quien esté interesado en saber algo más de la película, tiene un link por acá.



Crowley moriría en Hastings en 1949. Y hasta su funeral sería un evento cargado de excesos.
Le velaron vestido de túnica blanca y escarlata, luciendo una corona, cetro y puñal ceremonial.
El cortejo que le acompañó hasta Brighton (donde fue cremado) parecía más una procesión pagana que otra cosa.

El Jefe de Justicia de Brighton se limitó a decir que Crowley fue "el ser más inmundo y perverso del Reino Unido". Parece haber suficientes testimonios que avalan que, si no llegó a ser algo semejante, pues tampoco fue un buen samaritano.

Por último, les dejo este link, que conduce a la página de la "Golden Dawn" actual (en Argentina) y un video de Ozzy interpretando el tema "Mr. Crowley", que mencioné al principio del post.





Pese a que la letra del tema no es precisamente una apología del personaje, existe una leyenda urbana que pretende que el propio Crowley (muerto décadas atrás) se le apareció a los Black Sabbath alucinados por las drogas, para hacerles entrega de unas cruces de plata que les darían protección especial.

Como sea, no fueron los únicos músicos que estuvieron vinculados al recuerdo del mago: los Beatles pusieron su rostro en "Sargent Pepper", Jimmy Page compró una casa donde Crowley vivió, la banda Joy Division "tomó prestado" algún verso de un libro del mago para sus letras y, finalmente, la gente de Iron Maiden le tendría entre sus lecturas preferidas.


O sea, el rock le dio un sorprendente giro a un personaje bastante enigmático por sí solo.

sábado, 26 de septiembre de 2009

CUANDO EL TAMAÑO SÍ IMPORTA


El 15 de febrero de 1965, un avión de pasajeros surcaba el cielo del Pacífico. Era una noche tranquila y, a bordo de la nave, reinaba la camaradería: el vuelo consistía en un charter de personal del ejército y la fuerza aérea de USA, que volvía al servicio en Japón después de gozar de permisos para visitar a la familia.

Faltando una hora para llegar a Tokio, los pasajeros no dormían. Todos tenían anécdotas para contar y fotos para mostrar a los demás.
De pronto, el radar de navegación de la cabina captó tres enormes objetos en su pantalla.

Lo primero que pensó el operador fue que el instrumento estaba funcionando mal. Y los pilotos estuvieron de acuerdo con él, ya que jamás habían visto unos ecos tan grandes en una pantalla de radar.

Pero antes de que pudieran decir algo más, un brillo rojizo iluminó la cabina. Mirando hacia arriba y a su izquierda, el capitán apenas atinó a señalar a los otros la causa de dicha luminosidad: tres enormes objetos de forma ovalada descendían a gran velocidad, en dirección al avión.




El capitán pensó en iniciar una maniobra de giro, pero no tuvo tiempo. Los tres objetos redujeron la velocidad y estabilizaron su vuelo a la altitud del avión, manteniendo la formación cerrada.

Cuando volvieron a consultar el radar, los tripulantes quedaron horrorizados: los objetos se hallaban a ocho kilómetros de distancia y, aún así, parecían ser enormes.
En eso, ingresó a la cabina uno de los pasajeros: un oficial de la fuerza aérea que, al parecer, deseaba observar mejor a los OVNIs.

El capitán de a bordo le ofreció al militar la radio, esperando que enviara un mensaje de emergencia y pidiera el envío de cazas desde Okinawa.

Pero el hombre, tras inspeccionar detenidamente el tamaño de los objetos, le dijo al piloto que no pensaba hacer tal llamada: a su juicio, aunque los reactores lograse llegar a tiempo, estarían indefensos frente a semejantes naves.

Esta parte del episodio es muy interesante, porque representa la primera vez que un oficial de la fuerza aérea de USA reconocía que los aviones de combate usuales se verían inermes ante tales aparatos desconocidos.



Vista la situación, el oficial se dedicó a calcular minuciosamente el tamaño de las naves en base a su distancia y el horizonte visual.
Finalmente, llegó a una conclusión bastante aterradora: las naves debían tener unos 600 metros de largo o más.

Se mantuvieron en formación con el avión por unos pocos minutos más. Luego comenzaron a subir en un ángulo muy agudo y, acelerando hasta unos 2.200 kilómetros por hora, se perdieron de vista.

Cuando llegaron a destino, todos fueron interrogados por oficiales de Inteligencia.
A uno de los tripulantes no le gustó mucho la "advertencia" de guardar silencio sobre el asunto y, puesto que no era militar, no se consideró obligado: hizo llegar un informe al NICAP (organismo privado de USA que investigaba el fenómeno OVNI).

El NICAP manejaba con mucha cautela los casos, por lo cual estudió en detalle las posibilidades del radar de a bordo, la descripción de los objetos observados y la performance que realizaron al alejarse del avión a esa velocidad.

Por pura casualidad, en una de esas reuniones técnicas donde se evaluó el caso, estaba presente uno de los sicólogos del organismo, una persona muy circunspecta que solía dedicarse a evaluar la confiabilidad de los testigos, pero que se había especializado profesionalmente en sicología de masas.

Parece que, en medio de los análisis que se estaban llevando a cabo, el sicólogo pidió la palabra y le dijo a los científicos presentes:

- "Caballeros, creo que hay algo que están pasando por alto. No menos importante que calcular el tamaño exacto de esos objetos o el método de propulsión que puedan utilizar, hay que entender una cosa con claridad: si esas naves gigantescas hubieran descendido sobre una ciudad en vez de hacerlo sobre el océano, no habría habido manera de detener el pánico."

Y yo estoy de acuerdo con él.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL METODO (DE HACER DINERO)


Con esa carita, yo no le hubiera comprado un coche usado a este hombre.
¿Quién era? Lafayette Ron Hubbard.

No les suena, ¿verdad? Pero si les digo que fue el fundador de la cientología o cienciología, el culto al que Tom Cruise dio fama mundial, van a darse cuenta.

L. Ron Hubbard nació en 1911 en Nebraska (USA). Sobre su juventud, sus estudios y primeras actividades, es muy poco lo que puede afirmarse categóricamente.

¿Por qué? Porque sus biografías "oficiales" afirman cosas que algunos investigadores han desechado prontamente:
  • Parece que en vez de "recibir enseñanzas directas de hombres sagrados de la India, China y el Tíbet"....resulta que simplemente tuvo algunas charlas informales con un amigo de su padre, que estudió sicología con Freud en Viena.

  • En cuanto a "titularse de ingeniero civil y físico nuclear en la Universidad George Washington"....el buen Ron apenas concurrió un par de años y se fue sin culminar nada.

  • Y de sus "hazañas militares en la Segunda Guerra Mundial".....quedan testimonios de que lo único relevante sucedió cuando provocó una confusión mayúscula en sus superiores, al atacar durante dos días un submarino inexistente.

No parece un comienzo de fiar, ¿no?

Lo único que puede concluirse razonablemente, es que Hubbard sería del tipo de persona que busca "darse lustre" a cualquier precio, inventando laureles si es necesario. Y esa desbocada imaginación fue la que puso en marcha al dedicarse a una carrera más razonable: escritor.





Ya antes de la guerra, Hubbard había comenzado a publicar sus relatos y novelas cortas, principalmente en revistas.

Con el tiempo, sería conocido como autor de fantasía y ciencia-ficción, aunque también exploró otros géneros como las aventuras y el western.

Pero muy pronto comenzó a dejar de lado la ficción, para pasar a concebir algo pretendidamente serio y académico. Así fue como escribió un refrito de ideas entre místicas y sicológicas, le añadió una buena dosis de jerga técnica de su propia invención y lo presentó como un sistema de autoayuda: había nacido la Dianética.

Al igual que en todas las épocas, una buena forma de dar prestigio a un texto era lograr que alguien con diplomas escribiera un prólogo. Y Hubbard le envió el manuscrito a cientos de profesionales, hasta que al fin un médico aceptó prologar su obra.

Al mismo tiempo, retomó brevemente la ciencia-ficción, para escribir un par de relatos donde la Dianética era presentada como una doctrina de sanación del ser humano (o sea, validando a través de la ficción lo que quería presentar como sistema científico).




El libro "Dianética: la moderna ciencia de la salud mental" se publicó en 1950.
Obtuvo malas críticas y francas ironías de parte de la comunidad científica, aunque logró vender 150.000 ejemplares en su primer año de publicación.

Hubbard continuó con su mecanismo de validar la obra dándole un barniz científico: creó "centros" donde se enseñaba la Dianética y una "fundación" sobre el tema.

Hacia 1952, trasladó su centro de operaciones a Phoenix (Arizona, USA) y convocó a una conferencia de prensa, en la cual declaró que estaba en condiciones de fundar "una filosofía religiosa aplicada" (según sus palabras), a la cual llamó "Scientology" (Cientología o Cienciología en castellano).

Muchos investigadores de este culto señalan que, detrás de ese cambio (el pasar de un seudo-sistema sicológico a una religión), la única motivación era expandirse más, obtener más dinero y quedar exento de impuestos (lo cual no es poca cosa).

Y las cosas comenzarían a rodar a lo grande: de Arizona a New Jersey, de allí a Washington, luego cruzaría el océano para expandirse a Gran Bretaña y Dinamarca, etc., etc.
El dinero llegaría de muchas formas, pues se cobraba por libros, cursos, sesiones y muchas cosas más (que son "necesarias" para los fieles si pretenden "progresar").

Pero este tipo de curros suele tener un límite: para mediados de los años '60, las actividades de la Cienciología estaban bajo investigación en Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Canadá.

Como resultado de ello, Hubbard decidió mantenerse en una especie de prudente "movimiento constante": en vez de fijar residencia en un país, pasó a vivir en un yate que recorría el Mediterráneo, seguido de las embarcaciones de sus seguidores.

Aún así, no zafó del todo: hallándose en Grecia (donde recalaba frecuentemente) en 1969, tanto él como 200 de sus "seguidores navegantes" fueron declarados "indeseables" por el gobierno y se les dio un ultimátum (en 24 horas debían abandonar el país).

Los años '70 también traerían sus problemas al pobre Ron: en 1977 el FBI caería sobre los centros y la fundación radicados en USA, encausaría a todos los dirigentes por conspiración y luego los hallaría culpables (incluyendo a Hubbard, que ya había puesto distancia).

Después del FBI llegaría el turno del IRS (el equivalente yanqui de la DGI), que encausaría a Hubbard y los suyos por evasión de impuestos (igualito que con Al Capone, ¿vio?).

Y luego se multiplicarían las causas penales y las demandas y apelaciones por todo el mundo: Francia, Gran Bretaña, Australia, etc. (aunque el buen Ron nunca estaba presente para poner la cara).

Los años '80 comenzaron con un retorno de Hubbard a sus raíces: la ciencia-ficción.
En 1982 publicó "Battlefield Earth" y posteriormente "Mission Earth" (saga de diez volúmenes). La muerte le llegó en 1986, cuando estaba planificando nuevas novelas y en momentos en que la revista Forbes estimaba los ingresos anuales de la Cienciología en unos bonitos 200 millones de dólares.

Algunos podrían pensar que, muerto Hubbard, se terminaría la Cienciología.
Pero como todo buen negocio, siempre encuentra quien quiera hacerse cargo. Para ser más exactos, la corporación RTC (Religious Technology Center), que maneja las marcas registradas "Dianética", "Cienciología" y "Ron L. Hubbard", continuó con sus actividades.

Por supuesto, toda empresa necesita de un buen marketing para vender su producto.
Pero una "iglesia" no suele, por ejemplo, pagarle a un personaje notorio para que le haga publicidad (como bien podría hacer una marca de ropa o de coches).

¿Entonces? Entonces, la solución es reclutar algún famoso medio incauto (en mi barrio le llamarían "un gil") para que se una a la congregación y, sin pagarle un sólo dólar, haga propaganda (propiamente dicha) de la iglesia.

Aquí es donde aparece este salame:



Y no vayan a creer que es el primero o el único: ya desde mucho antes que Tom Cruise, el mismísimo John Travolta se involucró en la Cienciología (al punto que fue el principal impulsor de que "Battlefield Earth" se llevara a la pantalla grande, actuando él mismo en el film).

En una palabra: no es que por ser famosos, sean más inteligentes que el ciudadano común.

Denuncias acerca de las actividades de la Cienciología y su carácter de simple negocio, fueron hechas en muchos medios, en varias oportunidades.
Por poner un ejemplo, la revista "Time" le dedicó una investigación especial que llamó a las cosas por su nombre: "Cienciología: el culto de la codicia"




Y son varios los periodistas que han analizado la forma en que la Cienciología capta aspirantes y obtiene poder sobre ellos.
Por ejemplo, lo que antiguamente era prerrogativa del cura del pueblo, que mediante la confesión terminaba por saber las malas acciones de todos y podía manejar esa información a su conveniencia, también es botín apreciado en la Cienciología.

Por medio de extensos tests y cuestionarios (donde a veces se usa un polígrafo), los "asesores" terminan por saber muchos secretos acerca del novato. Y en consecuencia, pasan a tener poder sobre la persona.

Nada nuevo bajo el sol, me parece (aunque el disfraz sea diferente).

domingo, 20 de septiembre de 2009

LOS ÑOQUIS DEL 29


No sé si decir que hay una leyenda urbana detrás de los ñoquis, pero tanto uruguayos como argentinos tenemos la (vamos a llamarle) costumbre de comer ese plato los días 29 y, previamente, poner una moneda o un billete debajo del plato.

Ante todo, vamos a hacer algunas aclaraciones para los amigos que visiten este blog desde fuera del Río de la Plata: los ñoquis están dentro de la categoría de las típicas pastas italianas y se elaboran con diversos ingredientes.

Los hay de papa, sémola, harinas diversas, queso ricota y muchas variedades más (que pueden incluir espinaca, calabaza o lo que usted prefiera).

Se caracterizan por su forma, que las hacendosas abuelas le daban con ayuda de un tenedor:



Pero lo que aquí nos interesa es el origen de esa costumbre, que se mantiene intacta desde hace bastante tiempo.

Según parece, todo comienza con un médico llamado Pantaleón.

Pantaleón nació en Nicomedia (Asia Menor) en el siglo II d.c., hijo de padre pagano y madre cristiana. Estudió filosofía, retórica y medicina (hoy en día hubiera tenido que dar 20 materias para pasarse de un bachillerato a otro).

El buen médico fue ganando mucha fama por su humildad, su bonhomía y, sobre todo, por las curaciones que realizaba. Incluso, más adelante en su vida, Pantaleón abrazaría la fe cristiana y sanaría enfermos invocando a Jesús y la gracia de Dios, aún algunos que ya estaban desahuciados por completo.

Esto le acarrearía la envidia de muchos de sus colegas (ya ven que la profesión médica siempre fue igual), por lo cual sería denunciado y moriría martirizado durante la persecución de los cristianos ordenada por el emperador Diocleciano.

Aquí lo tienen, con un peinado muy a lo Roger Daltrey:


Pero volvamos a lo nuestro.

Estando a la sazón el buen médico recorriendo el norte de Italia, solicitó a unos campesinos un poco de pan. En forma por demás generosa, los campesinos le invitaron a compartir su mesa y las escasas viandas de que disponían (dado que habían pasado por tiempos de muy malas cosechas).

Agradecido por el gesto, Pantaleón les pronosticó que la próxima cosecha sería memorable por lo abundante y que, además, habría muy buena pesca en la región. Y de acuerdo a la leyenda, lo que dijo se cumplió al pie de la letra.

Por tanto, como esa profecía fue realizada un día 29, los aldeanos decidieron conmemorar el evento con el mismo plato que se comió ese día: ñoquis.

Y la costumbre de poner dinero debajo del plato sería algo así como un gesto solicitando abundancia material para el futuro. La costumbre habría llegado al Río de la Plata con los inmigrantes italianos, persistiendo en el tiempo (con mayor o menor popularidad, pero nunca olvidada).

PELICULAS "SNUFF"


Ni siquiera los más fanáticos seguidores de Freddy o de Jason (los sicópatas asesinos de "Pesadilla en Elm Street" y "Viernes 13") estarían preparados para la leyenda urbana de las películas "snuff".

¿En qué consisten las "snuff movies"? Se trata de filmes donde la violencia que se ve en pantalla es, según se dice, absolutamente real. Generalmente, el término es utilizado para referirse a escenas de asesinatos verdaderos que se cometen ante la cámara y luego pasan a formar parte de una película que se distribuye comercialmente. Tal como lo oyen.

La leyenda urbana sobre las películas "snuff" es de comienzo bastante difuso. Al parecer, el primer film involucrado sería de origen argentino, dataría de principios de los '70 y se llamó originalmente "Slaughter".

La "idea" (si así puede llamarse) del supuesto realizador habría consistido en aprovechar la enorme difusión que tuvieron en los medios los crímenes cometidos por Charles Manson y su pandilla en USA.
Así que se confeccionó un guión que se limitaba a mostrar las andanzas delictivas de una supuesta banda de motociclistas, con gran despliegue de violencia. Y se filmó:



Pero cuando la película estuvo terminada no colmó las expectativas de los productores, supuestamente por su "falta de realismo".

Por tanto, siempre según la leyenda, alguien habría sugerido asesinar ante cámaras a un "extra" e incluir la escena dentro del film.

Otras versiones indican que la muerte existió, pero producto de un accidente: un arma que debió cargarse con balas de salva, terminó por llevar proyectiles de verdad y se produjo un desastre (que quedó incluído en la película como una escena más).

Lo cierto es que el film se distribuyó con el título de "Snuff" y unos eslogans absolutamente deprimentes:
  • "Lo más sangriento que haya sucedido frente a una cámara"

  • "La película que sólo pudo hacerse en América del Sur, donde la vida es barata"

Con el tiempo, se hablaría profusamente acerca de las películas "snuff".

En la época en que el género "gore" tuvo su apogeo, cada tanto resurgía la leyenda, diciendo que tal o cual escena dentro de la película era real cien por ciento.

Tales comentarios solían alcanzar a las escenas más sangrientas dentro de pésimas películas "clase B", que se limitaban a su vez a copiar lo peor del género, casi sin recursos y sin un guión medianamente decente.

Precisamente esa falta de recursos, era la que hacía que los "efectos especiales" fueran de baja calidad. Y por eso mismo, muchas veces bastaba con observar la escena en cámara lenta para darse cuenta de que allí no se había cometido ningún crimen real.

Lo único que saltaba a la vista era lo precarios que eran los trucos utilizados.

De todas formas, hubo algunos casos que siempre generaron dudas. En particular, se dio el caso de que el actor Charlie Sheen, en su momento denunció como posible película "snuff" a uno de los filmes de la saga "Guinea Pig" (conjunto de repulsivas películas de origen japonés).

Mientras tanto, el tema también admitía otros enfoques. Por ejemplo: intentar entender qué había detrás del morbo y la fascinación que parecían despertar los crímenes y asesinatos reales ante cámara.

Así fue como vio la luz el documental "Snuff", que incluye diversos puntos de vista sobre ello, aunque haciendo mayor hincapié en los contenidos televisivos (como los videos que muestran violentos crímenes, ejecuciones o accidentes fatales).



La polémica se reavivaría de tiempo en tiempo. Uno de los supuestos casos aparecería dentro de la serie de películas, de muy dudoso gusto, tituladas genéricamente como "Cannibal Holocaust".

En realidad, tal como fue luego denunciado, el rumor lo habrían esparcido los propios interesados. La venta en DVD reclamaba, al parecer, alguna estrategia de marketing:




También hubo referencias a las "snuff movies" dentro del cine de Hollywood: en la película "8 milímetros", Nicolás Cage compone a un investigador que trata de averiguar el origen de un film escabroso tomado de la realidad:



Y en la película "Tesis", del director Alejandro Amenábar, vuelve a aparecer el tema: su protagonista está trabajando en una tesis sobre la violencia audiovisual, cuando el profesor que la tutela muere en circunstancias extrañas.
Se descubrirá entonces que hay una película "snuff" y una sórdida trama en la Facultad.


Esta es una leyenda urbana que reaparece sistemáticamente.
Incluso, hay investigadores del FBI que afirman que es más que una leyenda.

Pese a ello, hay un elemento que parece desmentirla por completo: Al Goldstein, editor de la revista "Screw", ofreció públicamente un millón de dólares a quien pueda demostrarle en forma contundente la existencia de películas "snuff" que hayan sido distribuídas comercialmente.
Y hasta el momento, nadie se presentó.

jueves, 17 de septiembre de 2009

AGENDAME PARA EL AÑO PASADO


Esta noticia hará las delicias de todos aquellos que piensan que el tiempo no les alcanza.
¿Cuáles cosas les quedaron en el tintero? ¿La dieta? ¿Los estudios? ¿Alguna tarea hogareña?
Ya no hay que preocuparse: salió a la venta una Máquina del Tiempo en "Mercado Libre".

Anunciada como "Condensador de flujos" de edición limitada, sirve (según el anunciante) para convertir tu vehículo en una máquina del tiempo.
Desde accesorios estilo "H.G.Wells" hasta asesoría del "Doc" Brown, todo puede conseguirse con este proveedor.

A modo de ejemplo, publicitan un Renault 12 convertido en "máquina del tiempo" (dicho sea de paso, es bastante más económico que conseguir un De Lorean para transformarlo):




El vendedor ha puesto precio único a su artículo: mil billetes verdes contantes y sonantes.
Honestamente, una bicoca.

Imaginen que pisan el acelerador y, en cuestión de un instante, ya están en condiciones de:
  • pasar por una librería y comprar una primer edición de Cortázar o Borges (aunque el librero nos diga: "mire que es un autor nuevo, medio rebuscado...")
  • mirar la TV por horas y horas sin que aparezcan Tinelli o Zulma Lobato (y que el único Sofovich mencionado sea Hugo)
  • comprar el entero de lotería que sabemos va a salir sorteado (en vez de comprar un vigésimo de "ese número tan lindo"....que ni figuró en la lista).
  • estar en cualquier parte y saber que no va a sonar ningún "ringtone" insoportable (porque, además de no existir el celular....¡no existía la cumbia villera!)
  • ver una peli en el cine Censa (que era....enoooormeeeeee)

Y si no les interesa el pasado, pues viajan al futuro: parece que el límite temporal (hacia atrás o hacia adelante) es de 500 años.
Eso es lo que anuncia el vendedor, que para más datos ofrece una garantía: "si no vuelve al futuro, le regalamos su dinero".


No digan que no les avisé.
Para reirse un rato (y ver cuán loca está la gente), les dejo el link hacia la oferta aquí.
No se pierdan las preguntas de los clientes potenciales.

lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Y QUE APRENDISTE HOY EN LA ESCUELA?



Imaginen la escena:

Usted, madre o padre, va camino a buscar a su hijo a la salida del colegio.
Al llegar al sitio, se encuentra con un panorama totalmente alarmante: policías y bomberos por doquier, patrullas, zonas de acceso restringido, científicos de aspecto extraño y personal con trajes anti-contaminación. En medio de todo eso, los niños.

Claro, usted empieza a apurar el paso mientras la cabeza le trabaja a mil por hora. ¿Qué puede haber pasado? ¿Por qué no les avisaron nada?
Con el pulso acelerado y ya comenzando a hiperventilar, divisa finalmente a su hijo, que corre hacia usted.

Y un segundo antes de desmayarse, alcanza a oir lo que le dice el nene:

- Mami, papi, ¡los extraterrestres aterrizaron en la escuela!




La genial idea, destinada a potenciar la creatividad y estimular el espíritu científico de los alumnos, fue llevada a cabo por el colegio Stag Lane de Edgware (Reino Unido).

Apenas llegaron esa mañana los 300 alumnos, se encontraron con las típicas bandas que dicen "POLICE LINE - DON'T CROSS", rodeando la zona de recreo al aire libre del colegio.
Y sus maestros y profesores les explicaron que se había producido un aterrizaje alienígena en el lugar.

Acto seguido, les asignaron algunas tareas según las edades y niveles. Por ejemplo, para los grados superiores hubo una clase de biología donde se mostró y analizó una (supuesta) "garra de un extraterrestre" hallada en el lugar:



Además, los mayores debieron elaborar un reporte completo del "aterrizaje", en base a los indicios e información que obtenían de los científicos.
Los niveles medios ayudaban a policías y bomberos a recopilar "pruebas materiales".
Y los pequeños lo pasaron fenómeno, dibujando a los extraterrestres según ellos los imaginaban.

Luego del almuerzo, se les explicaba a todos los niños que el suceso era ficticio y que todos los "hallazgos" (que incluían desde huellas hasta símbolos extraños) eran un invento destinado a aprender cosas nuevas sin tener miedo.

El evento fue un éxito completo. Al menos entre los niños.
(Es probable que algún padre o madre se haya dado un susto de novela)

domingo, 6 de septiembre de 2009

EL ULTIMO PROCESO POR BRUJERIA EN OCCIDENTE


Imagino que pensarán, dado el título del post, que voy a hablarles de algún suceso acontecido en los siglos XVI o XVII. Pero no.
Resulta que el último proceso en toda regla seguido en Occidente, contra una persona acusada de brujería, se llevó a cabo en Inglaterra en 1944.

Helen Duncan, que así se llamaba la acusada, había nacido en Escocia en 1898. Casada y madre de seis hijos, tenía la reputación de ser una médium en toda regla. Es que, tanto entonces como ahora, son varias las agrupaciones metafísicas que sostienen la posibilidad de comunicarse con los espíritus.

Técnicamente, esta comunicación no podría realizarla cualquier persona, sino aquella que está especialmente dotada para hacerlo: un médium.

La Sra. Duncan fue muy solicitada en los años '30, pero cuando la Segunda Guerra Mundial estalló y las bajas inglesas se multiplicaron, fueron cientos las personas que deseaban comunicarse con sus parientes fallecidos o saber qué suerte estaban corriendo sus seres queridos en medio del conflicto.



De acuerdo a las teorías espiritistas en boga por entonces, las sesiones (a las cuales la Duncan cobraba entrada) se iniciaban con esta señora sentada en un rincón, apartada de los asistentes.

Se suponía que, al entrar en trance, la médium producía un "ectoplasma" (algo asi como una materialización), por lo cual se hacía presente y visible alguno de sus "guías espirituales", que tomaban control de la mujer.

En una sesión de enero de 1944, sucedió algo bastante inusual: en el momento en que se iniciaba la "materialización", dos hombres corpulentos que estaban entre el público se lanzaron sobre la médium, tratando de atrapar la figura aparecida y causando un total alboroto.

Lo curioso es que ambos hombres eran oficiales de la marina inglesa y estaban en colaboración con la Policía, que irrumpió al instante en el local y procedió a arrestar a la Sra. Duncan.

La pregunta es ¿por qué la Royal Navy estaba interesada en una médium de pacotilla?
Y la respuesta está en la suerte corrida por el buque que vemos a continuación, el acorazado HMS Barham:



En una de las sesiones de la Sra. Duncan, acontecida bastante tiempo antes del lío, se hallaba entre el público un matrimonio mayor. Puesto que la médium supuestamente tenía facultades extrasensoriales, ellos esperaban que pudiera decirles algo sobre su hijo, que había sido reclutado como marinero a bordo del Barham.

En esa época, las cartas desde el frente llegaban tarde, mal y a veces nunca. Por eso, por su razonable angustia, quisieron asistir y preguntar por su hijo.

Pero en medio de la sesión, antes de que pudieran formular pregunta alguna ni explicar por qué motivo estaban allí, la Sra. Duncan se dirigió a ellos y les anunció que el acorazado Barham había sido hundido y que su hijo estaba muerto.

No estaba mintiendo. Una semana antes, el HMS Barham (de servicio en el Mediterráneo) había recibido tres torpedos de un submarino alemán y se había hundido, con gran pérdida de vidas.
Pero el gobierno no comunicó la noticia ni al público ni a los deudos, para no rebajar la moral.

Entonces, ¿de dónde sacó la médium esa noticia?



Igual que cualquier persona que sabe algo que no debería saber, la Sra. Duncan estaba en serios problemas.
Se "preparó" una detención y la misma se llevó a cabo, pero entonces surgió una cuestión: ¿bajo qué cargos la arrestarían?

El oficial de marina (teniente de navío R. Worth) que se lanzó sobre el "ectoplasma", pensó que se trataba de una sábana convenientemente amañada. Pero se quedó con las manos vacías, pues no atrapó más que el aire. No había pruebas de fraude, entonces.

El fiscal que acusó a la Duncan en los tribunales de Portsmouth invocó primeramente la "Vagrancy Act" de 1824 (algo así como una ley contra vagos y mendigos). Luego pasó a acusarla de conspiración junto con otras tres personas.

Y finalmente, cuando el tema pasó a un tribunal superior, la fiscalía echó mano de una Ley de Brujería de 1735, nada menos.

La defensa procedió a llamar a una serie de testigos que dejaron estupefactos a los jueces.
Por ejemplo, una mujer de apellido McNeill atestiguó que la Sra. Duncan le había anunciado la muerte de su hermana, acontecida horas antes en medio de una intervención quirúrgica (de la cual no podía tener ni idea la médium).



Finalmente, la defensa ofreció a los jueces lo que hubiera sido una prueba irrefutable (ya sea a favor o en contra): que la Sra. Duncan realizara una sesión allí mismo, bajo el control de la Corte.
Pero tal posibilidad fue rechazada por el tribunal.

Al cabo de la semana, que fue lo que duró el juicio, la mujer fue condenada de acuerdo a los estatutos de la Ley de Brujería de 1735, por fraude. Pasaría seis meses en prisión (había sido condenada a nueve).
Dicha ley fue revocada recién en 1951, cuando fue sustituída por la Ley de Médiums Fraudulentos.

Mientras tanto, Helen Duncan continuó con sus "sesiones". La Policía volvería a registrar su casa en 1956, irrumpiendo en medio de una materialización.
Parece que la ruptura del trance producida en esa ocasión fue demasiado para el físico de la médium: fallecería a los pocos días.

Y no la dejarían descansar: volvió a ser motivo de los medios poco antes de las últimas elecciones en USA, como ven aquí:



Supuestamente, Helen Duncan había realizado una "predicción" antes de morir: que un presidente negro sería elegido en USA algún día y que, al mes de entrar en funciones, provocaría una guerra nuclear.

Por suerte, no hubo tal guerra.
Si bien Obama anda haciendo pavadas, no apretó el botón del apocalipsis (todavía no, al menos).

sábado, 5 de septiembre de 2009

EL DIA QUE LOS ALIENIGENAS INVADIERON GOOGLE



En varias versiones locales de Google, al abrir la página del buscador la gente se encuentra con el inusual logo que se ve en la imagen anterior.
Varias personas me han preguntado cuál sería la vinculación del día de hoy con los OVNIs, así que me atrevo a arriesgar alguna posible respuesta.

En primer lugar, el 5 de setiembre se realiza el Exeter UFO Festival (cuya página oficial pueden visitar aquí), evento que incluye conferencias sobre el tema, actividades para mayores y niños, y hasta un baile a la noche (eso es lo que yo llamo estudiar los OVNIs en forma divertida).



Este festival tiene un por qué: conmemora un incidente acontecido en setiembre de 1965 (que comenzó el día 3 y se desarrolló en las semanas subsiguientes).

El incidente de Exeter sucedió a unas 5 millas de Exeter (New Hampshire, USA).
Alrededor de las dos de la madrugada, Norman Muscarello (de 18 años) regresaba a su casa luego de visitar a su novia. Como no tenía auto ni había autobuses a esa hora, el adolescente juzgó buena idea hacer auto-stop en la carretera.

Pero no encontró indicios de tráfico alguno en la ruta, así que comenzó a caminar para ir ganando tiempo.
En determinado momento, distinguió unas luces rojas que se movían tras unos árboles e iluminaban una granja cercana. Pensando que algún granjero estaría saliendo con una camioneta, se dirigió allí a intentar pedir un aventón.

Conforme logró acercarse más y más, cayó en la cuenta de su error: no se trataba de la camioneta de un granjero, sino de un objeto discoidal que presentaba luces rojas en su parte baja. El OVNI se hallaba suspendido sobre un claro del bosquecillo, pero se movió en dirección al joven apenas éste se hizo visible.




El muchacho estaba casi paralizado por el terror, pero atinó a correr hacia la granja cercana. Al llegar a la puerta y solicitar auxilio a gritos, sólo constató que no había nadie en casa en esa noche.

El OVNI había vuelto a descender en el claro, desde donde se veia su luminosidad entre los árboles. Esto fue aprovechado por el joven para correr hacia la carretera, donde por suerte encontró un auto con una pareja que accedió a llevarlo hacia la estación de Policía.



El oficial de guardia se llamaba Reginald Toland y no pudo menos que notar el nerviosismo de Norman al contar su historia, así como su auténtico miedo.
Aún así, es probable que en circunstancias normales, el policía hubiera hecho caso omiso del "cuento de marcianos" que relataba el chico, pero esa noche hubo otras cosas que pasaron por su mente.

Para empezar, conocía al joven y sabía que no era un fabulador. Pero había más que eso.

Pocas horas antes, una patrulla de caminos estacionada en un cruce rural de la zona, había visto pasar un coche a altísima velocidad y con evidente descontrol del conductor.

Cuando por fin alcanzaron el auto, se encontraron con una mujer frenética y aterrorizada al volante. Les relató que iba conduciendo por la ruta, cuando de pronto surgió un objeto discoidal en el cielo, que emitía una luminosidad rojiza y se situó suspendido sobre el coche.

La mujer pisó el acelerador a fondo, pero pasaron cinco quilómetros hasta que terminó la persecución, momento en el cual el OVNI se apartó de la carretera en otra dirección.
De todas formas, la conductora no disminuyó la velocidad, pues deseaba llegar cuanto antes a un sitio poblado.

El terror de la mujer era genuino: fueron necesarios varios minutos para que se calmara y el oficial debió acompañarla con su patrulla hasta el pueblo más cercano.



Sabiendo lo sucedido (pero sin decírselo al joven Norman), el oficial Toland pidió al patrullero Eugene Bertrand (el mismo que había acompañado a la conductora horas antes) que regresara con el muchacho a la zona de la granja y el bosquecillo, para chequear.

Al llegar al sitio y comenzar a investigar, el policía pronto se dio cuenta de que algo inusual sucedía: los caballos alojados en el establo de la granja pateaban y relinchaban frenéticamente.

Y no tuvo tiempo de hacerse preguntas: de pronto surgió el OVNI del bosquecillo cercano y se dirigió hacia él.
Bertrand tuvo un reflejo típico: apoyó una rodilla en tierra y, sacando su arma, apuntó al objeto. Pero, como declararía luego, "me di cuenta de que era una estupidez dispararle a un objeto de ese tamaño, no iba a lograr nada".

Tomó de un brazo al aterrorizado Norman y se dirigieron corriendo a la patrulla. Allí el policía usó la radio y pidió refuerzos.

Mientras esperaba, el patrullero observó con prismáticos al OVNI, que oscilaba sobre el suelo a apenas unos treinta metros del coche donde estaban. Vio con claridad las luces rojas en la parte baja, que se encendían y apagaban en una rápida secuencia de unos 2 segundos de duración.



A los pocos minutos llegó al lugar otra patrulla, conducida por el oficial David Hunt. El OVNI continuaba en su sitio y Hunt lo pudo ver con total claridad. Notó, al igual que los otros dos hombres, la tremenda agitación de los animales de la granja.

Luego de un rato, el objeto comenzó a moverse progresivamente en dirección al bosquecillo y finalmente desapareció por completo de la vista.

Los policías llevaron al muchacho a su hogar y explicaron el incidente a la asombrada madre. Luego regresaron a la estación y reportaron por escrito lo sucedido.

El jefe de Policía decidió que era prudente informar a la Fuerza Aérea, aunque más no fuera por motivos formales. Pensó que, de todas maneras, el suceso no iba a interesar a los militares.
Pero se equivocó, pues al día siguiente aparecieron en la estación dos uniformados, que se presentaron como el Mayor David Griffin y el Teniente Alan Brandt, solicitando entrevistar a todos los testigos.

Curiosamente, los militares se sintieron muy molestos cuando supieron que el patrullero Bertrand no había recabado los datos personales de la conductora asustada. Además, luego de interrogar a los dos policías y al joven (todos por separado), les indicaron que no debían hablar con la prensa del asunto.

Pero era muy tarde, porque un reportero local solía escuchar las frecuencias policiales de radio y ya estaba enterado (sería un reportero tipo Kolchak, digo yo).
Por lo tanto, la noticia se hizo pública mediante los periódicos.




Cuando la prensa acorraló a los voceros de la Fuerza Aérea de la cercana base de Pease, los militares les dijeron que "lo único que vieron esos tres hombres fueron estrellas titilando, nada más".

Con el tiempo, surgiría una segunda "explicación oficial", según la cual esa noche había habido un ejercicio de la Fuerza Aérea, por lo cual "los testigos se habían confundido por las luces de un bombardero B47".

Por extraña "casualidad", al poco tiempo del incidente de Exeter, un coronel de la Fuerza Aérea se puso en contacto con un físico de la Universidad de New Hampshire (James Trainor) para solicitarle instrumentos portátiles que permitieran efectuar mediciones y detecciones de OVNIs.

Trainor cumplió su cometido a carta cabal y entregó dos instrumentos portátiles a los militares: uno de ellos permitía medir la temperatura de objetos distantes y el otro detectaba y medía radiación en objetos distantes.

Las cosas no se quedaron así: los testigos se sintieron (con razón) ridiculizados por las "explicaciones" de la Fuerza Aérea y remitieron sendas cartas a la prensa, los investigadores independientes de OVNIs y a los propios militares.

Dos investigaciones diferentes (una realizada por el ufólogo John Fuller y otra por el NICAP, organismo que investiga los OVNIs) demostraron que lo visto por los testigos era un objeto volador de procedencia desconocida.

La presión ejercida por estos resultados, que se hicieron públicos, hizo que la Fuerza Aérea remitiera una carta a los policías involucrados, admitiendo que no podían dar una explicación al objeto observado esa noche.

Hasta aquí lo que yo conozco del tema OVNI que pueda estar vinculado con esta fecha.
Y si no es eso, será que los alienígenas le hicieron una broma a Google, vaya uno a saber.

Si alguien tiene otra hipótesis vinculada, se agradece que la haga saber.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

NO TE DUERMAS


"Body snatchers" ("Secuestradores de cuerpos") es una película de 1993 dirigida por Abel Ferrara.

Sobre la base de una novela de Jack Finney (aunque apartándose bastante de la misma), se desarrolla la trama del film: una familia llega a una base militar, dado que el padre es experto en medio ambiente y debe realizar un informe como parte de su labor.

Desde el punto de vista del hombre, se trata de un trabajo rutinario. Para su inquieta hija, todo parece muy aburrido (como sería para cualquier adolescente metida en un ambiente excesivamente reglamentado).
Pero muy pronto, ambos descubrirán que suceden muchas cosas extrañas en ese lugar (y no digo más nada, para no "quemar" el argumento).

Se trata de una película simple y directa, de ciencia-ficción sin rebusques innecesarios. Las actuaciones son ajustadas y se puede ver en un pequeño papel a Forest Whitaker (figura de primera, hoy en día).

Como dato curioso, también aparece R. Lee Ermey en el elenco (para variar, haciendo el papel de un militar): probablemente lo recuerden como el demencial sargento de "Full Metal Jacket" ("Nacido para matar") o haciendo de sí mismo en una serie del Canal Discovery ("Mail Call").

El Pelado la recomienda. Y capaz que pueden verla este mes en TV, aunque no sé si la repetirán (mi operador de cable está muy ocupado batiendo el récord de exhibición de "El diario de Bridget Jones").