domingo, 31 de octubre de 2010

ZOMBIE FASHION EMERGENCY


Ya que andamos en Halloween, puede ser que algunos de ustedes usen esa fiesta foránea como excusa para salir de beberaje o con intenciones aún más inmorales.
Y probablemente estén pensando en disfrazarse de zombies, para corretear personas del sexo opuesto con fines depravados, usando el pretexto de "voy a ver si se asustan".

Entonces, nada mejor que saber con anticipación si realmente dan el look o no.
Para eso es que sirve la página web "Make me zombie", que anda por aquí y les permitirá subir una foto, la cual será transformada para que luzcan como zombies de primera.

Y si no les convence el resultado, no se preocupen: después de un par de tragos, hasta el zombie más deslucido se ve bonito.

viernes, 29 de octubre de 2010

LO FÁCIL QUE PUEDE SER


Días pasados, resultó ser que la gente en Bilbao (España) no podía creer lo que veía esa mañana: las rías se mostraban con una anormal coloración verde y nadie sabía la causa.

Lo que al principio fue un asunto curioso, pronto se transformó en algo alarmante. Las horas pasaban, las noticias llegaban y así fue como se supo que dieciocho cauces fluviales vascos y numerosas fuentes de diversas localidades presentaban ese tono anormal en sus aguas.



Los primeros avisos de ríos teñidos llegaron entre las 8:30 y las 9 de la mañana del 24 de octubre. Posteriormente se fueron sumando las noticias periodísticas y las denuncias ante las autoridades.

Hacia el mediodía, ya se tenía conocimiento de que, además de Bilbao, diez localidades de Bizkaia, cuatro de Guipuzkoa y una de Alava presentaban el mismo fenómeno. Y seguían sumándose más con los minutos.


Para ese entonces, ya se habían comenzado a tomar muestras del agua para determinar la causa del extraño fenómeno.
De acuerdo a lo señalado por los expertos, el producto detectado en el agua analizada es un colorante llamado fluoresceína sódica, sustancia que no provoca daño alguno y que usualmente se utiliza para realizar estudios sobre las corrientes de agua.

Sin embargo, saber qué es la sustancia y saber quién la puso allí son cosas enteramente diferentes.
En principio, las autoridades se limitaron a restar importancia al suceso, recalcando que se trataba de un vertido inocuo en absoluto.

Pero conforme la prensa presionaba para saber más, hubo que dar respuestas más concretas. Al fin, se supo que la Policía local atribuye el episodio a un grupo que intenta protestar contra el TAV, un tren de alta velocidad que, según quienes se oponen a él, provoca daños e impacta directamente contra los ecosistemas de la zona.

Supuestamente, en la tarde fue vista una persona que repartía panfletos donde se indicaba que ese colectivo era responsable de la "acción denuncia".



Me reservo los comentarios generales sobre esta "explicación oficial". Sólo voy a decir que un panfleto puede hacerlo cualquiera y escribir cualquier cosa en él. Pero coordinar una acción como ésta, es otra historia.

Incluso podría suceder que este grupo de protesta contra el TAV hubiera realmente realizado este vertido (pese a que nadie les vio hacerlo).
Pero hay que recordar que vivimos tiempos donde el poder se mueve tras bambalinas, y cualquier grupo inocente o bien intencionado puede ser infiltrado, para terminar realizando acciones que son meros ensayos de otras (no tan inocuas).

En todo caso, quedó bien claro lo fácil que puede ser introducir una sustancia extraña en un buen número de cauces fluviales en un país del primer mundo.

martes, 26 de octubre de 2010

MOTHMAN


Si hay algo en lo que creo que estuvo muy acertado el gran Lovecraft, es el haber imaginado (o presentido) que las historias más siniestras suceden en esos pequeños pueblos que parecen tranquilos y atemporales.
Por ejemplo, en Point Pleasant (West Virginia, USA).

El último censo indica que la población del lugar no llega a las cinco mil personas. Y probablemente vivieran menos personas allí en los años 1966 y 1967, cuando la localidad sufrió trece meses de terror desatado a causa del Mothman.


Todo comenzó casi como en una película de los años '50, con dos parejas de jóvenes paseando en auto por los aledaños del pueblo. Era la noche del 15 de noviembre de 1966.
La zona por la que andaban es conocida por los lugareños como "área TNT", porque en ella se situaban antiguamente varias instalaciones y un almacén de explosivos del ejército.


Una de las jóvenes, Linda Scarberry, observó de pronto algo inusual: situado en el techo de uno de los viejos edificios, un ser enorme y de brillantes ojos rojos les estaba observando.
La chica pegó un grito y sus acompañantes miraron en la dirección que señalaba, alcanzando a ver a la siniestra criatura cuando desplegaba unas enormes alas.

Por supuesto que se fueron de allí apresuradamente. Con el auto a toda marcha, tomaron la ruta 62 y pusieron dirección al pueblo. Pero fuese lo que fuese el ser, no los dejó en paz: comenzó a perseguirlos volando sobre ellos y poniéndose cada tanto al costado del coche.

Para peor, aumentar la velocidad no les ayudó: no pudieron dejar atrás a la criatura alada. Recién cuando las luces del pueblo aparecieron (tras once kilómetros de persecución), el ser los dejó irse.


Lo primero que hicieron los jóvenes fue acudir a la Policía. Milar Halstead era asistente del Sheriff por entonces, y conocía a los muchachos desde siempre: entendió que no estaban mintiendo ni inventando la historia, por lo cual, venciendo la reticencia natural de éstos, volvieron al lugar en su compañía.

El policía revisó los edificios por fuera, mientras los muchachos esperaban en la patrulla. No notó nada anormal, por lo cual regresaron al pueblo.
De todas formas, insistieron en llenar un reporte policial. Y por eso, la historia se filtró a la prensa, con un periodista que la pasó en grande mofándose del relato y bautizando como "Mothman" (Hombre polilla) a la criatura.


¿Un cuento de pueblerinos? Pudo ser.
Pero el único problema es que, en los siguientes treces meses, sumarían cientos de personas los que tendrían encuentros o avistamientos del extraño ser.

Después de los cuatro muchachos, el turno del terror llegó para una familia que se dirigía en coche a casa de unos amigos.
Raymond Wamsley manejaba en compañía de su esposa, su pequeña hija y dos familiares más. Era de noche y observó en cierto momento una luminosidad rojiza sobre el "área TNT" que se veía a lo lejos.
Para no incomodar a los suyos, no dijo nada.

Pero cuando llegaron a casa de los amigos, algo los esperaba. Ni bien bajaron del auto, allí estaba el Mothman: la misma figura aterradora que vieron los chicos, pero de pie ante ellos y con las alas apenas plegadas.
Mucho más alto que un ser humano, los ojos rojizos y brillantes, no era nada que hubieran visto antes.
La esposa de Wamsley, que había bajado del auto con su hijita en brazos, intentó sostener la mirada de la rara criatura, pero sufrió un desvanecimiento.

Al final, los dueños de casa salieron al oir gritos. Visitantes y visitados entraron a la finca apresuradamente y fue llamada la Policía. Pero al llegar los uniformados, ya no había rastro del ser acechador.


Como dije, con el tiempo sumaron cientos los testigos. Y para sumar mayor misterio al asunto, pronto se conectaron los avistamientos del ser con observaciones de OVNIs.
En marzo de 1967, Harold Harmon (agente policial) patrullaba las afueras del pueblo cuando se topó, en un claro de un bosque, con la visión de un aparato volador de forma ovoide. Silencioso, sobrevolaba un estanque. Y minutos después, un asustado y escondido Harmon observó dos de los seres voladores dirigirse al OVNI.

Tras los OVNIs llegaron los investigadores. Entre ellos, John Keel, uno de los tantos ufólogos que, cuanto más investigaba, más se alejaba de identificar a los extraños visitantes con "seres del espacio".



Al principio de su carrera, como tantos otros, Keel se apegó a la teoría clásica: los OVNIs serían aparatos de una raza extraterrestre que nos observaba.
Pero sus estudios le llevaron a concluir que esa teoría ya no se sustentaba: las particularidades de algunos de los seres se parecían sospechosamente a las de demonios y seres sobrenaturales de diversas mitologías.

Es probable que la visita de Keel a Point Pleasant haya impactado profundamente en su trabajo y sus ideas. Realizó trabajo de campo, entrevistó testigos, hizo todo lo posible por esclarecer el misterio. Fue entonces cuando encontró que había "contactados", gente que había recibido mensajes más que extraños de los raros seres.
Y cuando quiso adentrarse más, comenzó a recibir llamadas telefónicas que supuestamente procedían de los entes. Tomó las primeras con escepticismo, para luego constatar que algunas de ellas eran imposibles: las voces, analizadas por expertos, no se correspondían con el rango de sonido de los seres humanos.
No provenían de seres humanos.



De acuerdo a los contactados, los seres querían prevenir una gran catástrofe. Pero no daban demasiadas pistas de cuál era esa desgracia.
Nadie pudo saberlo y Keel tampoco. Hasta que pasó.

El 15 de diciembre de 1967 se vino abajo el Silver Bridge, puente que unía Point Pleasant con Ohio.
Murieron 46 personas.
El mismo día, se produjo el último avistamiento OVNI de la zona. Cesó por completo toda observación o encuentro con el Mothman. Todo terminó, después de trece meses exactos.

Los hechos permanecieron inexplicados. La historia se hizo un poco más conocida cuando fue llevada a la pantalla grande en el año 2002, con Richard Gere en el protagónico de "The Mothman Prophecies".


La película relata a su manera los hechos, dejando al espectador tal y como se quedó John Keel: sin solución a la vista.
Aún así, cumple su cometido de entretener y no intenta forzar una explicacíón de lo acontecido.

De todas formas, la "explicación oficial", que dieron en su momento los científicos, fue bastante pobre: la gente (cientos de personas) había confundido un ave de la zona con un monstruo extraño. Eso dijeron.
No es muy creíble, ¿no?

sábado, 23 de octubre de 2010

EL VIDENTE DE LAS TIERRAS ALTAS


En las Highlands (tierras altas) de Escocia subsisten las historias, transmitidas de generación en generación, acerca de la vida y predicciones del vidente Brahan.
No es que fuese rara la presencia de personas con poderes de clarividencia entre las comunidades rurales escocesas. Por el contrario, estos individuos especiales eran varios y notorios.

El escritor Samuel Johnson investigó el fenómeno durante un viaje que realizó a la zona en el año 1773.
Partiendo de una posición escéptica, terminó por reconocer que existían hechos concluyentes que avalaban la clarividencia. Y el vidente Brahan fue uno de los personajes más conocidos de ese grupo.



El vidente Brahan se llamó en realidad Coinneach Oddhar y nació a principios del siglo XVII en la isla Lewis (Hébridas esocesas).
Trabajó casi toda su vida como granjero y, en cuanto a sus dotes de clarividente, no eran "manejables": al igual que en la mayoría de los casos de videntes escoceses, se trataba de dones que se manifestaban espontáneamente a los sujetos.

Lo que sí se sabe es que Brahan usaba una piedra como catalizador de sus visiones. La llevaba siempre consigo y son diversos los orígenes que se le atribuyen: desde un legado familiar hasta un presente de las hadas.

Como sea, el hombre realizó a lo largo de su vida una serie de predicciones. Muchas de ellas no fueron realmente entendidas hasta que se cumplieron.
Veamos algunas.

"Llegará el día en que largas hileras de carros sin caballos transiten entre Dingwall e Inverness y, lo que es más sorprendente, entre Dingwall y la isla de Skye"



Muchas personas supusieron total locura en el vidente Brahan, pues la idea de carros sin caballos no era razonable. Pero podemos suponer que la construcción de ferrocarriles a lo largo de las rutas mencionadas, cosa que se realizaría mucho después de la vida del vidente, fue el cumplimiento de la profecía.

"La piedra de Petty se moverá una noche por sí sola y entrará en el mar, deteniéndose a la misma distancia que hoy está tierra adentro"



La "piedra de Petty" a la que aluden es una roca de unas ocho toneladas, situada a unos diez kilómetros de Inverness. Estaba situada unos 250 metros tierra adentro y, a todas luces, era inamovible.
Pero en la noche del 20 de febrero de 1899 se movió hasta quedar situada unos 250 metros mar adentro.

Nadie presenció el hecho, por lo cual la forma en que esto haya sucedido permanece siendo un misterio.
Todo lo que se sabe es que esa noche hubo vientos extremadamente fuertes que, sin embargo, no podrían ser los causantes.

"Cuando existan cinco puentes sobre el río Ness, comenzará una etapa de horror para la Humanidad"

El quinto puente sobre el río Ness se inauguró en agosto de 1939. El primero de septiembre de ese año, el ejército alemán invadió Polonia y dio comienzo a la Segunda Guerra Mundial.
Creo que podemos dar por cumplida esa profecía, ¿no?

"Cuando existan nueve puentes sobre el río Ness, habrá una tragedia de fuego en el mar"


En 1987 se inauguró el noveno puente sobre el río Ness. Y en 1988 se produjo una catástrofe en la plataforma petrolera Piper Alpha: una tremenda explosión la destruyó por completo, causando la muerte de 167 personas en medio de una gigantesca bola de fuego.

El vidente Brahan era un hombre sencillo y, probablemente por eso, todas sus predicciones estaban asociadas a cambios en su entorno.
Es así que algunas de sus profecías son bastante curiosas. Cuando dio un panorama general del futuro de su tierra, las Highlands, expresó lo siguiente:

"Llegará el día en que las ovejas sustituyan a los humanos en gran parte de este lugar. Pero las ovejas serán desplazadas por los ciervos, después de que los mercaderes se apoderen de la tierra.
Tampoco los ciervos permanecerán, pues una terrible lluvia negra los exterminará junto a los demás animales."


En la época en que el vidente Brahan realizó esta predicción, no parecía tener asidero. Las tierras del lugar acogían gran número de pobladores, que vivían de la agricultura, la pesca y el comercio.
Pero con el tiempo, la economía dio un giro y convirtió la cría de ganado ovino en negocio muy rentable.
Se dedicaron grandes extensiones de terreno a esa actividad, por lo cual se compraron poco a poco las pequeñas granjas, cuyos propietarios y sus familias abandonaron el lugar.

Con el tiempo, también dejó de ser rentable la cría ovina. Alguien tuvo entonces la idea de traer ciervos y crear cotos de caza para diversión de la gente pudiente. Es así que grandes terrenos se dedicaron a ello.

La siguiente etapa de la profecía, por suerte aún no se ha cumplido. Y esperemos que, en esa parte, el vidente Brahan se haya equivocado.

miércoles, 20 de octubre de 2010

EL ASTRÓLOGO DE MAGALLANES


Se conserva su nombre. El astrólogo de Fernando de Magallanes se llamó Andrés de San Martín.
No se sabe mucho de su persona, pero debió ser un hombre valiente. O por lo menos, arriesgado. Porque cuando el famoso navegante reclutó a su tripulación, ni siquiera les dijo adónde se dirigían (lo único que les informaba era que el viaje duraría por lo menos dos años).

Y ustedes dirán, ¿para qué quería Magallanes un astrólogo?
La pregunta es buena, pero ha quedado documentado que por lo menos una vez le fue de suma utilidad.


El viaje de circunnavegación más famoso del mundo estuvo plagado de problemas. Pero el momento más tenso y culminante lo constituyó el hallazgo del pasaje que permitió ir del océano Atlántico al Pacífico: el estrecho de Todos los Santos (hoy, con justicia, estrecho de Magallanes).

Hay que entender que la flota de Magallanes se adentró en lo desconocido. El estrecho tiene un ancho variable (entre tres y treinta kilómetros) y está lleno de bifurcaciones peligrosas. En cierto momento, se encontraron con una isla de tamaño razonable y fue entonces cuando el capitán ordenó a una de sus naves (la San Antonio) que explorase la costa sur de la misma, mientras el resto de la flota seguía por la orilla norte.

Pero el tiempo pasó y la San Antonio no volvió. Magallanes supuso que habría naufragado, por lo cual dedicó casi tres semanas a buscar restos y sobrevivientes. Sin suerte.
De modo que echó mano del astrólogo de la tripulación, el tal Andrés de San Martín. Luego de consultar sus cartas, el dictamen del hombre fue contundente: declaró que, sin dudas, la tripulación se había amotinado y había encarcelado a su capitán, tras de lo cual habían puesto rumbo a Europa nuevamente.



Sin más, Magallanes continuó con el viaje. Y aunque no lo concluiría personalmente, pues como saben murió en las Filipinas, hubo una nave (la Victoria) que logró arribar a España.
Allí se enteraron que en la nave San Antonio todo había sucedido como lo había dicho el astrólogo.

Quizás una mera coincidencia, quizás un poco de astucia por parte de Andrés de San Martín.
O quizás fue un genuino acierto.

domingo, 17 de octubre de 2010

DISPARANDO LA LOCURA


"The deer hunter" ("El francotirador", por estos pagos) es un memorable film del año 1978.
Dirigido por Michael Ciminio, este drama de tono bélico contó con un elenco increíble: Robert De Niro, Chistopher Walken, Meryl Streep, John Savage y varios otros actores de primera línea.

Por supuesto que lo recomiendo si aún no lo vieron, pero aquí vamos a referirnos a otro aspecto del film: una leyenda urbana.
De acuerdo a lo que se dice, la exhibición de la película desató una serie de suicidios. Veamos primero cuál pudo ser el origen de este rumor.

La trama del argumento gira alrededor de la vida de varios amigos, algunos de los cuales se enlistan para la guerra de Vietnam.
Una vez allí, tres de ellos son capturados y sometidos a un extraño método de ejecución: mientras sus captores apuestan dinero, los prisioneros son obligados a enfrentarse en un juego de ruleta rusa.


Si bien logran escapar, la psiquis de uno de los involucrados es afectada profundamente. Termina por incorporarse a un equipo de "jugadores de ruleta rusa" que buscan ganar dinero y vivir lo más que puedan en el proceso, mientras las apuestas clandestinas cambian de mano.

En base a lo dicho es que pronto comenzó a circular el rumor de los suicidios provocados por la película.
¿Hay algo de cierto en ello?
Lamentablemente, sí.


Ya en 1979, el New York Times informaba de un episodio en Oklahoma, en el cual un hombre murió al dispararse en un juego de ruleta rusa que le enfrentaba con otros dos.

En 1980 fueron varios los casos, entre ellos uno que se llevó la vida de un chico de apenas dieciséis años.

Y para 1981 el número creció en forma alarmante, incluyendo algunos sucesos que hicieron sospechar a la Policía que había apuestas clandestinas de por medio. Cosa que nunca pudo ser dilucidada.

Luego, todo se tranquilizó y nunca más se habló del asunto. Por lo menos hasta el año 2000, cuando dos adolescentes en Milwaukee intentaron "recrear" la escena de la ruleta rusa y uno de ellos terminó muerto.

Una vez más, la realidad superó a la ficción.

jueves, 14 de octubre de 2010

SERVICIO A LA HABITACIÓN


Imaginen lo que debió ser París en vísperas de la Exposición Universal de 1900. Un mundo de gente arribando a la ciudad que, prácticamente, era capital de la cultura. Todos prestos a disfrutar de un evento alegre, entretenido y educativo.

Sin embargo, hay una leyenda urbana que dice que no todos disfrutaron su estadía.

Nuestra historia comienza con dos mujeres, madre e hija, inglesas que vuelven a su patria luego de una larga estadía en la India. Han recorrido ya muchos kilómetros para regresar y París es la última etapa antes de cruzar el canal y llegar a Inglaterra.

Pero la Exposición Universal no estaba en sus planes. Cuando se bajan del tren, se encuentran con una ciudad que ya está a tope en cuanto a capacidad hotelera. No puede conseguirse ni una habitación, aún en pensiones o casas de familia.

No pueden continuar viaje hasta pasados dos días, pues sus pasajes así lo marcan. Pero no parecen tener la más mínima chance de encontrar alojamiento en la abarrotada ciudad. La convocatoria que ha generado el evento es tremenda.


Cuando menos lo esperan, parece que todo se soluciona: un cochero se les acerca. Se ha dado cuenta del problema y ofrece llevar a las inglesas a un hotel donde encontrarán alojamiento.
Las mujeres aceptan y en buena hora, pues la señora mayor no se encuentra muy bien de salud y necesita descansar urgentemente.

Son conducidas y, realmente, todo va bien: el hotel es tranquilo, pues es el único edificio en una calle apartada. Para mejor, hasta tienen una habitación para cada una.

Ya registradas y acomodadas, las mujeres planean descansar. Pero entonces se dan cuenta que el remedio que habitualmente toma la señora, se ha terminado.
Teniendo la receta, la hija se ofrece a buscar un farmacéutico. Y cuando baja a la recepción, nota que el mismo cochero está estacionado a la entrada. ¿Sabrá acaso dónde se conseguiría un remedio? Sabe.



No resulta fácil circular por la ciudad atestada. Calles enteras se han convertido casi en peatonales, por fuerza de las circunstancias.
Demoran más de lo pensado en llegar a la farmacia, pero al fin el cochero detiene la marcha en una esquina y señala a la joven un comercio cercano. Otra historia es conseguir el remedio, pues debe prepararse y esto lleva su tiempo.

La joven piensa si el cochero la estará esperando en la esquina. Quizás consiguió otro viaje mientras ella aguarda el remedio. Pero no le importa: ha prestado atención a las calles y a la ruta seguida. Puede volver por sus propios medios.

De todas formas, está de suerte: allí está el coche cuando ella sale de la farmacia. Regresan a tranco lento, pues otra cosa no es posible. Finalmente, a un par de calles del hotel, una multitud de gente ha copado el lugar: la muchedumbre pasea y disfruta de la música que toca una orquesta.

Es inevitable: la joven debe bajarse del coche y recorrer a pie el tramo que falta. Así lo hace.
Pero cuando llega a la esquina de la calle del hotel, nota que algo no encaja: lo único que se ve es un edificio ruinoso.

Sin embargo, no se ha desorientado: es el lugar correcto. Corre hacia el edificio y con horror lo identifica positivamente, pero no es más que una ruina tapiada y decadente. Sobre el dintel, pende un polvoriento cartel que se corresponde con el del hotel.

En plena crisis nerviosa de la joven, un policía intenta ayudarla. El gendarme la escucha con atención, pero le confirma que ese hotel ha permanecido tapiado y abandonado por décadas.
La muchacha no le cree, quiere hablar con su superior.

Y el comisario ya tiene suficientes problemas con su zona repleta de gente, pero ante la insinuación de una queja ante la embajada, decide actuar. Acude al ruinoso hotel con la joven, varios gendarmes y un par de obreros con herramientas.
La chica cree que sus problemas han terminado, que todo ha sido un engaño para robar turistas y que su madre está allí dentro.

Pero no es así.

Cualquiera que examinase la obra que ha tapiado la puerta, se daría cuenta de que está allí desde muchos años atrás, intacta. Aún así, el comisario da una orden y los obreros retiran con suma dificultad los gruesos tablones que cierran el paso en una ventana.

Ingresan al lugar, sólo para constatar que es un desastre mugroso y polvoriento donde ningún ser humano ha puesto el pie en mucho tiempo.
En la que fuera la habitación de su madre, no hay nada más que añejo abandono. Lo mismo que en la suya. Lo mismo que en todas.

La señora mayor fue reportada como desaparecida. Y nunca fue hallada.
El cochero, en cambio, fue plenamente identificado.
Había muerto veinte años antes.

lunes, 11 de octubre de 2010

DEPREDADOR QUE ATRAPA


El mes pasado les comenté por aquí que volvía al cine la saga de "Predator" ("Depredador") con un título nuevo: "Predators" (no son precisamente originales los muchachos). Y como tuve la suerte de verla en DVD les cuento algo.

La nueva película comienza con su protagonista, Royce (Adrien Brody), despertando de golpe. Y es buen momento para que se despierte, ya que está en plena caída libre a muchos metros del fatal suelo. Hora de hacer algo, como quien dice.
Finalmente, un paracaídas se abre y deposita al hombre en medio de una jungla totalmente desconocida para él.

Es cuestión de tiempo para que descubra que no es el único en ese predicamento: poco a poco se va reuniendo un grupo de "pesados" de toda índole, con algo en común: la muerte como cosa conocida y habitual.
En efecto, hay allí combatientes, mercenarios, comandos, sicarios, asesinos y hasta un miembro de la mafia japonesa. Todo lo necesario para formar un pelotón en la selva, hasta un médico.


Ninguno de ellos, sin embargo, es capaz de recordar cómo fue que desapareció del lugar en que se encontraba y llegó hasta allí.
Saben lo mismo que Royce. Se despertaron cayendo en el aire.

De todas formas, el grupo va avanzando en la selva y descubriendo algunas cosas. Ninguna de ellas es buena. Por de pronto, llegan a la inquietante conclusión de que no están en la Tierra y, peor aún, son objeto de una especie de cacería.

No quiero adelantarles más para no quebrar el misterio. Pero les puedo decir que la dupla de Royce e Isabelle (Alice Braga) es la que tomará las riendas del asunto, así como también hay una aparición especial de Laurence Fishbourne en un papel ideal para él y muy a tono con el filme.

¿Y los Depredadores? Pues andan muy bien: juegan de locales, se hacen los listos y hasta tienen unos "sabuesos" de esos que no arreglás con "alimento balanceado".



En definitiva, la película es buena y entretenida. No estamos aquí ante un producto genial de la ciencia-ficción, sino simplemente un film de acción y suspenso con alienígenas. Cumple con su cometido. Y además deja la puerta abierta a una continuación.

Calificación: tres monstruos del espacio.

jueves, 7 de octubre de 2010

LLANTO DIABÓLICO


Corría el año 1985 cuando Peter Hall, bombero de la ciudad de Yorkshire (Reino Unido) comenzó a notar algunas inquietantes coincidencias en el transcurso de su trabajo.
En los últimos tiempos, su brigada había tenido que acudir a sofocar diversos incendios en viviendas donde todo había sido consumido por las llamas, a excepción de una cosa: un cuadro.

Lo curioso del asunto es que la temática de los cuadros se repetía una y otra vez: se trataba de niños llorando, siempre niños llorando.
El hecho se repitió tantas veces, que Hall decidió aventurarse a filtrarlo a la prensa.

Fue así como un par de periodistas bastante incrédulos del "Sun" terminaron con el asunto en sus manos.
Y por mucho que el "Sun" suela publicar noticias y chismes sobre famosos y celebridades continuamente, ya los temas paranormales son harina de otro costal.
Los reporteros se limitaron a hacer una pequeña nota y un reportaje poco enfático. Pero fue suficiente para echar a rodar una bola de nieve en materia de nuevos testimonios a lo largo de todo el país.

Docenas de personas se comunicaron con la redacción del "Sun", todas con una historia de una tragedia personal: un incendio donde estaba involucrada una pintura de un niño llorando. Los testimonios se iban apilando y los reporteros tuvieron que investigar con mayor prolijidad y detenimiento. 
Por de pronto, descubrieron que varias pinturas se repetían. Es decir, se trataba de reproducciones de apenas cinco o seis cuadros diferentes, que por algún motivo se hicieron populares en la época.

Les muestro algunos de ellos:




Por mucho que me guste el arte, no es el tipo de pintura que me gustaría colgar en mi casa. Sin embargo, muchas personas parecen haber pensado diferente a fines de los '80, porque estas reproducciones se vendían bien. Y se cobraron otro precio también.

La primer persona en llamar a la redacción del "Sun" fue Dora Mann, de Mitcham (Londres), que sufrió un incendio a los seis meses de comprar la pintura. Un incendio en el cual sólo el cuadro se salvó.
La historia se repitió por triplicado en Kilburn, barriada de Londres donde dos concuñadas y una amiga compraron la misma reproducción y sufrieron incendios en sus casas.

Y los testimonios seguían llegando de todo el país. El primer negocio en sufrir la maldición fue una enorme pizzería de Great Yarmouth (Norfolk), que ardió hasta consumirse, a excepción por supuesto de la infaltable pintura del niño llorando.
Pero el caso más insólito fue el de la familia Amos en Merseyside, que vio su casa destruída por una explosión seguida de incendio, de la cual sólo se salvaron dos cuadros, dos pinturas de niños llorando, que ni siquiera estaban en la misma habitación.

Sea como sea, el señor Amos dio el puntapié inicial a una gran idea: destruyó por su cuenta las dos reproducciones que el incendio no había tocado. Luego, otros damnificados hicieron lo propio. Hasta que finalmente, la gente del "Sun" organizó una gran quema de cuadros de niños llorando.



Se recibieron miles, desde simples láminas impresas de baja calidad hasta óleos que reproducían fielmente a los originales.
Bajo supervisión del cuerpo de Bomberos, la quema en masa se llevó a cabo con total seguridad.
Por lo que se sabe, fue el fin de la maldición.

El Pelado también hizo los deberes y anduvo investigando un poco más. Fue entonces cuando surgió un nombre: Bruno Amadio.

Según parece, ese es el nombre del artista que realizó los originales de los "niños llorones": una serie de veintisiete retratos donde se repite invariablemente la temática.
Las malas lenguas dicen que Bruno Amadio, conocido también bajo el seudónimo de Giovanni Bragolin (o simplemente Bragolin), era un pintor italiano afín al régimen fascista, para el cual habría realizado diversas obras ya entrados los años '30 del siglo pasado.

Cuando la guerra terminó, tal parece que Bruno se trasladó a Sevilla y se reinventó a sí mismo como un hombre sin pasado, retomando los pinceles bajo seudónimo.
En esos menesteres estaba, cuando ideó la serie de los "niños llorones". Y aquí es donde la leyenda se abre en dos.



Hete allí al tal Bragolin (a la derecha, por más datos)

Hay quienes dicen que Bragolin solicitó varios niños gitanos para usar como modelos, maltratando a algunos para obtener la expresión deseada.
Como resultado, su obra fue maldecida por los gitanos cuando se enteraron del hecho.

Según otros, Bragolin usó como modelo a un niño de un orfanato, cuyo fiel retrato sería el primero de los cuadros que acompañan este post.
Posteriormente, el orfanato ardería en un incendio, pereciendo el pobre niño, a partir de lo cual las pinturas quedaron malditas.

Sea como sea, hubo sobrados ejemplos de que no es aconsejable tener una reproducción de los cuadros que componen esta serie.
Por mi parte, los estoy borrando de mi equipo en este preciso momento. Quedarán en el ciberespacio, que no se prende fuego.

lunes, 4 de octubre de 2010

LLUVIA INDESEADA


La lluvia podrá gustarte o no, amigo/a lector/a de este blog. Pero siempre cabe la posibilidad de resguardarse de alguna forma.
En cambio, ¿qué sucedería si comenzase a caer una extraña lluvia indeseada dentro de tu vivienda?

Para contestar esta pregunta hay que retrotraerse hasta el año 1919. Estamos en Inglaterra, para ser más exactos en Swanton Novers (Suffolk).
El mes es agosto y la campiña inglesa está más quieta y bucólica que nunca. O eso parece.



Hay pocas novedades en el pueblo, salvo que el vicario ha sido removido. Entonces, algo muy extraño sucede: el 30 de agosto comienza a filtrarse un líquido desde el techo de la rectoría, en medio de un clima seco.

Al principio es un mero goteo, luego son borbotones los que caen, más tarde es una especie de chorro continuo.
El azorado casero sólo atina a llamar a sus vecinos para que sean testigos del suceso que no puede explicar. Más aún: se constata que el extraño líquido es parafina. Y luego empieza a filtrarse petróleo desde otro punto del techo.

Al día siguiente, ya todo es locura. El pueblo entero desfila ante lo increíble, con ojos atónitos: trece chorros de líquido caen desde diversos puntos en toda la edificación: dos son de agua y el resto, de acuerdo a los análisis que se llevan a cabo, son de diversos alcoholes metilados y aceite de sándalo.

Por mucho que lo intentan, nadie logra desentrañar el origen de semejante cosa. Lo único que puede hacerse es colocar diversos cubos y barriles por toda la casa, en un vano intento de recoger los líquidos para evitar que se dañe el edificio.


El 2 de setiembre ya se hace patente la inutilidad de tal procedimiento. Por más que ya se han juntado más de 200 litros de diversas sustancias, el intento no puede continuar: los vapores inflamables son de tal magnitud que se hace peligroso continuar en el edificio o sus cercanías.

Al fin, el 8 de setiembre el fenómeno cesa en forma tan abrupta como empezó. Luego de la necesaria limpieza, se procede a abrir el techo para intentar explicar el suceso. Del mismo modo son estudiadas las paredes minuciosamente. Pero no se encuentra pista alguna.

La rectoría es abandonada,  convertida en una ruina por los derrames. Pero no sin antes constatar que el techo y el empapelado de las paredes estaban totalmente secos.

Misterios de las lluvias indeseadas.