miércoles, 25 de enero de 2012

SICARIOS DE UN ENIGMA



La lápida es clara: "Aquí yace Kaspar Hauser, enigma de su tiempo. Nacimiento desconocido, muerte oculta. 1833".
Es, quizás, lo único claro acerca de una existencia de la cual no se sabe nada concreto.

Corría el año 1828 y el mes era mayo. Un muchacho que caminaba con dificultad se apareció en una plaza de la ciudad de Nuremberg. Confundido, descuidado, parecía totalmente ido.
Fue llevado a la comisaría, donde le hicieron una serie de preguntas lógicas. Pero el chico sólo repetía una y otra vez la misma frase:

"Un jinete como mi padre es lo que yo quiero ser"

Incomprensible. Pero el muchacho portaba dos cartas. Una de ellas estaba firmada, supuestamente, por su madre (que se identificaba como una criada) y la otra por un supuesto tutor. En realidad, ambas estaban escritas por la misma mano desconocida, cosa que la idéntica letra evidenciaba.



Las cartas le identificaban solamente como "Kaspar", aunque cuando le facilitaron material para escribir en la comisaría, escribió "Kaspar Hauser".
Los médicos que lo examinaron no lo encontraron discapacitado, contrariamente a lo que se pensó en principio. Sus limitaciones, que las tenía, obedecían a años de encierro según toda probabilidad.

Las cartas databan su nacimiento en 1812, fecha que llamó poderosamente la atención de algunos investigadores. Se especuló con una identidad posible: la del legítimo heredero del trono de Baden, sustituído según se decía por una criatura moribunda, a poco de nacer.

Quizás fuera una retorcida posibilidad, pero lo cierto es que al trono de Baden llegó Leopoldo I en 1830, tras la muerte de por lo menos seis posibles herederos, algunos de ellos en circunstancias poco claras. Pero si esto era una mala novela, Kaspar Hauser no tenía nada que temer, ¿verdad?



Sin embargo, pronto hubo evidencias de que algo malo esperaba al joven. En 1829 estaba en el sótano de la casa de su tutor, cuando alguien le tomó por sorpresa por detrás y le golpeó la cabeza con un objeto contundente.
Alcanzó a gritar, lo cual posiblemente le salvó la vida.

Posteriormente, se montó una verdadera "operación" en los medios de la época, para hacerle ver como un farsante. Se dio amplia publicidad a un libro publicado en Berlín, identificado como un "tratado policial", cuyo título lo dice todo: "Kaspar Hauser, probablemente un estafador".

Cuando esto no fue suficiente, se apeló a otros viejos métodos: se intentó desprestigiar al muchacho adjudicándole la condición de homosexual. Apareció de la nada un supuesto noble inglés que ganó la confianza de Kaspar, quien luego desapareció súbitamente, no sin antes servir a esos propósitos.

Y en 1833, se dio el batacazo final.



El 14 de diciembre de ese año, Kaspar Hauser paseaba por los jardines del Palacio de Ansbach en Baviera, cuando fue atacado por una o más personas, quienes le apuñalaron varias veces. Moriría tres días más tarde.

En el lugar del crimen, fue levantado el pilar que se ve en la imagen anterior. Su leyenda es exacta en un cien por ciento:

"Aquí fue asesinado un desconocido por desconocidos"

Se ofreció una recompensa, enorme para la época, a fin de encontrar a los culpables.
Nunca fueron hallados los asesinos, sicarios de un enigma.

5 comentarios:

Rosa dijo...

Que misterios y secretos habían en la vida de Kasper, por lo visto, no lo sabremos nunca.
Besos.

pelado1961 dijo...

Rosa:

Son misterios que jamás habrán de resolverse, me temo.

Besos!!!

pelado1961 dijo...

Inguemar:

Pasé a visitarte y me gustó tu blog. Ya estás en mis links recomendados.
Buen diseño y mucha actualidad.

Saludos!!!

Mariolo dijo...

Así que el pobre tipo pudo ser un don nadie, como nos hicieron suponer; o pudo ser un Rey.

Pero, como suele suceder, nos quedaremos sin saber

pelado1961 dijo...

Es una historia con ciertos ribetes parecidos a la del "hombre de la máscara de hierro".
Posibles monarcas transformados en anónimos (y asesinados cuando molestan).

Dudo que a esta altura se pueda conocer la verdad de esta maraña.