lunes, 21 de noviembre de 2011

DISFRUTANDO DE LA FERIA


No se puede negar que, para el año 1916, la señora Edith Oliver era lo que se dice una chica de avanzada. Viajaba sola y, por si fuera poco, manejando su propio auto.
Con la finalidad de visitar amigas, cierto día de octubre de ese año emprendió el viaje desde Devizes a Swindon (Inglaterra).

Puesto que el tiempo no la apremiaba en absoluto, Edith decidió viajar de la forma más placentera posible. Si le apetecía desviarse un poco de la ruta y conocer algún lugar, lo haría. Si quería pasear por algún sitio en particular, lo haría.

En esos tiempos, se ve que ir de un lugar a otro no consistía en subirse a un auto y emprender un rush digno de "Rápidos y furiosos" sin mirar a los costados. Edith se tomó su tiempo.


Uno de los sitios que Edith quiso conocer en su trayecto fue Avebury. Se había desviado de la ruta principal para tomar caminos secundarios y luego simples sendas vetustas, desde las cuales se veían antiguos megalitos que se encuentran en la zona.

Finalmente, llegó a la población de Avebury casi a la noche. Lo primero que le llamó la atención fue una feria que se estaba llevando a cabo. Edith circuló por una avenida de piedra, con su coche prácticamente a paso de peatón. Eso le permitió observar los kioscos, los comercios, las atracciones, las familias disfrutando de todo el espectáculo.

Lo que vio le gustó. Lo suficiente como para decidir volver algún día y disfrutar ella también de la feria de Avebury. Así se lo comentó a sus amigas cuando llegó a Swinton. Y tanto las entusiasmó que decidieron visitar ellas también esa feria algún día.

Las vicisitudes de la vida hicieron que recién nueve años después, en 1925, pudieran Edith y sus amigas emprender esa excursión que habían programado. Pero al llegar a Avebury les esperaba una sorpresa.


Unas calles vacías mostraban un panorama muy distinto del deseado. Pero Edith no perdió la esperanza, pues no había logrado aún ubicar la avenida por la cual había manejado en 1916. Seguramente la feria se encontraría allí. Era cuestión de preguntar.

Y preguntaron, claro que preguntaron. En varios comercios, a varias personas, hasta en la alcaldía incluso.

La respuesta, siempre la misma, las dejó petrificadas: desde 1850, estaban prohibidas las ferias en la población de Avebury. Quien quisiera montar una feria, debía instalarla en las zonas rurales.
Y la avenida de piedra por la que había manejado su auto...no existía desde el año 1800.

El caso fue estudiado por la Society for Psychical Research y por diversos investigadores de ese campo, que no pudieron encontrar explicación alguna. Permanece como un misterio.

8 comentarios:

Renata dijo...

wow me encantó!!!!!!!!! las fotos están hermosas...estos casos me llaman mucho la atención, son buenísimos, gracias por compartir!!

pelado1961 dijo...

Son cosas raras e inexplicables, Renata.
Me alegro que te haya gustado el post.

Beso.

Bruno Azrael dijo...

El otro dia estaba leyendo un articulo sobre las huellas emocionales y psiquicas que dejamos en ciertos lugares que nos gustan mucho, o que no causan terrror o algun sentimiento fuerte.Y como esas impresiones digamos pueden ser vistas por otras personas aunque pase el tiempo, y aparecieran como fantasmas de momentos precisos.
Sera eso lo que le paso a esta mujer?

Un abrazo.
Azra.

Anónimo dijo...

Es sabido de extraños incidentes en esas zonas alejadas de Inglaterra, en donde la población guarda celosamente sus secretos...Los grandes monolitos de piedra no son una mera casualidad, son parte de culturas primigenias que todavía guardan poder y misterio. Saludos Pelado.

pelado1961 dijo...

Azra:

Me atrevo a creer que esa feria era un acontecimiento tan agradable para la gente del lugar que, simplemente, quedaron sus vestigios síquicos allí.
Concuerdo con lo que planteaste.

Va un abrazo.

pelado1961 dijo...

Ernesto:

Es cierto lo que apuntás. Desde tiempos inmemoriales hay "mojones" en la campiña inglesa, que marcan sitios que bien podrían ser puertas, donde las influencias síquicas o extrasensoriales se manifiestan con fuerza.

No podemos olvidar tampoco la gran cantidad de historias de duendes y hadas que se van pasando en la tradición oral de esos lugares.

Un abrazo!!!

Mariolo dijo...

Paseó por otra dimensión sin darse cuenta.
Excelente historia

pelado1961 dijo...

Creo que puede haber algo de eso, Mariolo.
Por suerte para ella, logró volver a su tiempo.

Saludos!!