No sé si decir que hay una leyenda urbana detrás de los ñoquis, pero tanto uruguayos como argentinos tenemos la (vamos a llamarle) costumbre de comer ese plato los días 29 y, previamente, poner una moneda o un billete debajo del plato.
Ante todo, vamos a hacer algunas aclaraciones para los amigos que visiten este blog desde fuera del Río de la Plata: los ñoquis están dentro de la categoría de las típicas pastas italianas y se elaboran con diversos ingredientes.
Los hay de papa, sémola, harinas diversas, queso ricota y muchas variedades más (que pueden incluir espinaca, calabaza o lo que usted prefiera).
Se caracterizan por su forma, que las hacendosas abuelas le daban con ayuda de un tenedor:
Pero lo que aquí nos interesa es el origen de esa costumbre, que se mantiene intacta desde hace bastante tiempo.
Según parece, todo comienza con un médico llamado Pantaleón.
Pantaleón nació en Nicomedia (Asia Menor) en el siglo II d.c., hijo de padre pagano y madre cristiana. Estudió filosofía, retórica y medicina (hoy en día hubiera tenido que dar 20 materias para pasarse de un bachillerato a otro).
El buen médico fue ganando mucha fama por su humildad, su bonhomía y, sobre todo, por las curaciones que realizaba. Incluso, más adelante en su vida, Pantaleón abrazaría la fe cristiana y sanaría enfermos invocando a Jesús y la gracia de Dios, aún algunos que ya estaban desahuciados por completo.
Esto le acarrearía la envidia de muchos de sus colegas (ya ven que la profesión médica siempre fue igual), por lo cual sería denunciado y moriría martirizado durante la persecución de los cristianos ordenada por el emperador Diocleciano.
Aquí lo tienen, con un peinado muy a lo Roger Daltrey:
Estando a la sazón el buen médico recorriendo el norte de Italia, solicitó a unos campesinos un poco de pan. En forma por demás generosa, los campesinos le invitaron a compartir su mesa y las escasas viandas de que disponían (dado que habían pasado por tiempos de muy malas cosechas).
Agradecido por el gesto, Pantaleón les pronosticó que la próxima cosecha sería memorable por lo abundante y que, además, habría muy buena pesca en la región. Y de acuerdo a la leyenda, lo que dijo se cumplió al pie de la letra.
Por tanto, como esa profecía fue realizada un día 29, los aldeanos decidieron conmemorar el evento con el mismo plato que se comió ese día: ñoquis.
Y la costumbre de poner dinero debajo del plato sería algo así como un gesto solicitando abundancia material para el futuro. La costumbre habría llegado al Río de la Plata con los inmigrantes italianos, persistiendo en el tiempo (con mayor o menor popularidad, pero nunca olvidada).
4 comentarios:
Sinceramente no conocía esta historia y el porque de esta costumbre.
Gracias Pela,
Un placer, Mariolo.
Y ahora, a esperar el 29 y comer unos ricos ñoquis en honor de San Pantaleón (con un buen tinto, jejejejejeje)
Pelado, las cosas que uno aprende en su blog. No conocia esta historia, gracias por instruirme Sensei
Ahora ya tenés una historia para el 29 (con ñoquis y un buen tinto)
Y a brindar por Pantaleón!!!!
Un abrazo.
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