domingo, 23 de octubre de 2011
SOLDADO UNIVERSAL
Muchas veces, lo que la ficción nos presenta en literatura, cine y TV, tiene oscuras conexiones con hechos de la vida real. Posiblemente piensen ustedes que la ciencia-ficción escapa a la regla, porque trata (o debería tratar, al menos) de temas anticipatorios, pero no siempre es así.
Veamos un caso.
La idea de un soldado universal es, por ejemplo, bastante más antigua que la saga de películas y videojuegos de ese nombre. Por supuesto, no como un grupo de combatientes formado a partir de muertos resucitados, sino como tropas que no sienten la fatiga, realizan mayores esfuerzos, casi no necesitan dormir y, por si fuera poco, son bastante más activos y agresivos que un ser humano común y corriente.
¿Suena loco? No tanto, si pensamos en una "ayudita" bastante insospechada: las metanfetaminas.
Nuestra historia no comienza con algún "dealer" neoyorquino de los años '70 ni con policías encubiertos o cosa por el estilo. En realidad, debemos retroceder hasta el siglo XIX y situarnos en el ambiente más que respetable de los laboratorios farmacéuticos alemanes.
Corría el año 1877 cuando se sintetizó la anfetamina, droga a la cual no se pudo emparejar un uso médico inmediato. Recién en 1920 se hicieron algunos estudios serios sobre posibles aplicaciones en la cura y tratamiento de enfermedades (estudios demasiado optimistas, debemos decir).
La cuestión es que para 1930 la anfetamina se introdujo al mercado de los medicamentos bajo la forma de un inhalador contra la congestión nasal. Y antes del fin de esa década, ya estaba disponible bajo la forma de tabletas.
La metanfetamina, que es mucho más poderosa y encima más sencilla de fabricar, fue sintetizada en laboratorios japoneses en 1919 y, al igual que sucedió con su prima, al principio no se sabía qué hacer con ella. Pero denle un producto a la industria farmacéutica y ellos sabrán en qué emplearlo.
Así fue que nació el ""Pervitin".
¿Y para qué servía el Pervitin? Para nada y para todo. Es decir, no curaba nada específico, pero combatía la fatiga, aumentaba la concentración, prolongaba la jornada quitando el sueño, etc.
Lanzado al mercado en 1938, por la compañía farmacéutica alemana Temmler, pronto gozó de enorme popularidad en ese país. Y el fenómeno llamó la atención del gobierno nazi.
Fue cuestión de tiempo para que las autoridades médicas empezaran a preguntarse qué beneficio podría aportar un "medicamento" así para el esfuerzo bélico alemán.
El primer paso fue la experimentación con estudiantes universitarios voluntarios. Para mediados de 1939, los resultados de los tests ya eran alentadores y el tiempo apremiaba. Alemania invadió Polonia en septiembre y el alto mando consideró que "la droga maravillosa" (como se la llamaba) bien podía distribuirse entre sus tropas.
Al principio, se intentó introducir el producto en forma moderada y meticulosa. Se le suministró a algunos pilotos de combate y conductores de camiones de pertrechos. Obviamente, se pensaba que prolongar el estado de alerta y combatir el sueño eran efectos deseables en esas tareas.
Pero luego todo se desmadró.
La sustancia comenzó a ser demandada por los médicos militares, dado que la tropa les pedía "algo para combatir la fatiga". Fue así que el Pervitin y el Isophan (un similar producido por otro laboratorio) empezaron a llegar a los soldados, bajo el inocuo nombre clave de OBM, con la no menos inocua etiqueta que decía, simplemente, "Estimulante".
En principio, las recomendaciones dadas a los médicos militares por sus superiores, indicaban que la sustancia sólo debía suministrarse "excepcionalmente, ante la necesidad de mantener la vigilia".
Y ahí empezaron a llegar las historias hazañosas.
Tropas que combatían por días enteros sin dormir, infantería que cubría distancias excepcionales sin sentir fatiga, pilotos que realizaban misión tras misión sin perder el estado de alerta. Y lo mejor de todo parecía ser una combinación de mayor agresividad con mejor disposición para aceptar órdenes.
¿Qué puede haber de cierto en esto? Bastante, probablemente. Porque cualquier comandante reportaría gustoso estas hazañas de sus soldados. Aunque luego omitiría, por supuesto, reportar el "bajón" cuando pasa el efecto o la dependencia que notoriamente comenzarían a desarrollar.
Como sea, la cuestión es que millones de comprimidos (millones, literalmente) fueron distribuidos a las tropas alemanas. Naturalmente, cualquier efecto positivo que pueda haber causado el producto en los hombres, pronto fue equilibrado por los efectos negativos.
Pero la búsqueda de la "píldora milagrosa", esa que convirtiera al soldado común en una máquina de matar, no cesaría nunca.
El último intento conocido de los nazis, involucraba un misterioso fármaco en constante desarrollo, conocido con el nombre genérico de "Serie D"
La última composición conocida de la Serie D era un comprimido con cocaína, el infaltable Pervitin y un analgésico derivado de la morfina. A eso se le llamó "D IX"
La única prueba documentada de semejante "bomba química" consistió en tomar cierto número de prisioneros de un campo de concentración, colocarles 20 kilos de peso a las espaldas y hacerlos marchar por espacio de 100 kilómetros sin parar. Luego los médicos nazis se limitarían a informar, con su característica mezcla de sadismo y lenguaje burocrático, que "los resultados fueron superiores a los esperados".
Mientras tanto, los Aliados también usaban "ayudas químicas" para sus tropas. Especialmente, suministraban anfetaminas a las tripulaciones de bombarderos. Con esto combatían la fatiga y la monotonía de vuelos largos, al tiempo que brindaban una falsa sensación de omnipotencia a gente que corría grandes riesgos.
Para cuando la Segunda Guerra Mundial terminó, muchos ex combatientes regresaron a sus hogares convertidos en adictos. Algunos lo eran a la morfina, que estaba presente en todo campo de batalla y hospital de campaña. Y otros lo fueron a diversas sustancias, que les permitieron dominar el estrés de combate o mantenerse alerta.
¿Qué pasó con los comprimidos "Serie D"? Nadie lo sabe.
La última noticia oficial sobre ese fármaco data de 1944, cuando un jefazo de la marina nazi remitió un escueto mensaje solicitando se apuraran los resultados de su desarrollo. Pero al parecer, el desembarco de Normandía retrasó por completo esos planes.
De todas formas, al finalizar la guerra, los científicos alemanes involucrados en proyectos secretos fueron "reclutados" por los países vencedores, donde muchos lograron finalizar sus prototipos.
Algo es seguro: los experimentos continuaron. En USA hay un grupo de 35 veteranos de Vietnam que iniciaron una demanda contra su gobierno en 2010, alegando que les suministraron fármacos desconocidos como conejillos de Indias.
Ninguno de ellos sabe lo que les suministraron. Pero todos coinciden en afirmar que, fuese lo que fuese, prácticamente suprimió toda fatiga y hasta la necesidad de dormir, a la vez que los hacía sentir no sólo en alerta constante, sino prácticamente invulnerables.
Pero luego...
Llegó una fase en la cual se volvieron prácticamente locos, oyendo voces que les llamaban, viendo extraños animales que surgían de las paredes y sintiéndose perseguidos por fuerzas desconocidas.
En algunos casos, mucho antes de que los efectos secundarios desaparecieran, ya su vida social, familiar y laboral había quedado destruida.
¿Qué les dieron? ¿El enésimo desarrollo de la Serie D?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
13 comentarios:
excelente post!!!
Gracias, Spooky, me alegro que haya sido de tu agrado.
Va un abrazo.
Muy bueno che.
Lo que inevitablemente me hace pensar que le sustituirá hoy en dia a ese medicamento.
Porque dudo que halla quedado ahi nomas la cosa.
Si es que siguieron por el lado quimico , porque por ejemplo en china con todo esto de el video de la niña atropellada y que nadie exepto una mujer de los 19 que vieron el hecho ayudo a dicha niña, demuestra que una sociedad bien oprimida da a lugar a gente sin empatia y obediente sin nesecidad de quimicos.
Ojala nosotros o nuestros descendientes jamas se transformen en mounstros sin alma.
Un abrazo.
Azra
Los Beatles cuando tocaban en Hamburgo consumían unas pastillas alemanas llamadas "Preludines" que les permitían llevar esas maratones de rock and roll que llevaban a cabo... Las consumieron hasta aproximadamente 1965...
Muy buen post.
Un abrazo.
Azra:
Tu comentario da en el clavo. En ese episodio que mencionaste, casi todos actuaron como dopados, sin estarlo.
Muy triste y muy claro.
Va un abrazo.
Radioaficionado:
Muy bueno el dato. Claramente, ha habido muchas "ayudas químicas" para soportar la fatiga.
En manos de músicos, vaya y pase.
En manos de personal que porta armas...es otra historia.
Un abrazo.
Como siempre, excelentes tus notas sobre la cara oculta del sistema-mundo; saludos Pelado. Seguimos al pendiente y posteando tus textos en mi Facebook.
Manuel:
Me alegro que el post te haya gustado.
No sé si te lo he comentado antes, pero todo lo que encuentres en este blog lo podés usar tranquilamente.
Va un abrazo.
Hombre, gracias, aunque siempre irá con su debida identificación del Blog y de su autor: Pelado1961.
Saludotes desde la capital azteca.
Ahora, mucho se sabe de los nazis y sus "cosas", pero poco de los "capitán américa" que han intentando y siguen intentando fabricar.
Muy buen post como siempre
Tal cual, Mariolo.
Y lo poco que se ha filtrado no es nada esperanzador !!!!
Me parece muy bien la informacion, me encanta tu blog, cada entrada me atrapa por completo, es difcil dejar de leerlo, quizas debas hacer un post de la adiccion que causa tu blog y los efectos secundarios, sigue asi.
Me alegro que te guste el blog, Chepillin.
Eso sí: no me hago responsable de los efectos secundarios que produce, jajajjajaa
Va un abrazo.
Publicar un comentario