viernes, 23 de septiembre de 2011

"LIBERTAD", ESA PALABRITA


Lo que ven ustedes en la imagen anterior es la bandera de la "Isla de las Rosas", nación independiente de efímera existencia, jamás reconocida por otros países o por las Naciones Unidas, destruida por completo tras una guerra no declarada con una nación que le aventajaba en muchos millones de habitantes.

Ojo, no les estoy hablando de una novela ni de una película, sino de un hecho real.

Corría el año 1968 cuando el señor Giorgio Rosa, italiano de nacimiento e ingeniero de profesión, se sumó a la larga lista de hombres que, a lo largo de la Historia, han soñado utopías de libertad. Pero lo hizo con un criterio humano y racional, sin medios violentos y sin pretender imponerse a nadie.

Veamos al hombre (en el medio en la foto siguiente):



¿Qué se le ocurrió entonces a nuestro amigo Giorgio? Pues fundar una nueva nación.
¿De qué manera? Construyendo una plataforma marina de 400 metros cuadrados en el mar Adriático, once kilómetros mar afuera de la costa de Rímini.





La plataforma se construyó de forma tal que tenía sus propios comercios, bar, restaurant, night club, oficina postal y hasta estación de radio. Y no sólo se quedó en eso, sino que se declaró nación independiente el 24 de junio de 1968.

El idioma oficial de la República de la Isla de las Rosas era el esperanto (idioma universal) y su moneda  se llamó "mill" ("miloj" en esperanto).
Como dijimos, la república tenía su propia oficina postal y, naturalmente, emitia sus propios sellos de correo:



Algunos podrán ver todo esto como una inocentada o una ingenuidad, pero el gobierno italiano se tomó el asunto muy en serio. Demasiado para mi gusto.

Los gobiernos italianos se han caracterizado por su lentitud a la hora de tomar decisiones (cosa que, me temo,  aqueja en general a los gobiernos de todo el mundo). Ya saben ustedes como es eso: si surge por casualidad alguna iniciativa, se la discute hasta el infinito, se dan miles de vueltas y, probablemente, todo termina en un cajón.

Pero esta vez fue diferente. Más rápidas que el rayo, las autoridades ordenaron a las fuerzas policiales abordar la plataforma (o sea, invadir la Isla de las Rosas), bajo intrincadas acusaciones de posible evasión de impuestos (cosa que sirve para fabricarle un cargo a cualquiera).



De nada sirvieron las protestas formales del ingeniero Rosa. Su república fue ocupada y, peor aún, una vez que la policía italiana tomó el control de la misma, partió una segunda orden de parte de las autoridades: destruir por completo la plataforma.

Nuevamente, las cosas se hicieron con rapidez: un grupo especializado de la marina de guerra italiana se hizo presente en el lugar, colocó explosivos en los lugares apropiados y terminó con los sueños de libertad.



Nada quedó en pie, como si nunca hubiera existido. Para los periódicos de la época, fue apenas una cuestión menor.



No faltaron quienes idearon el titular irónico para el periódico. Por ejemplo, un diario tituló "Italia ganó la Guerra de las Tres Rosas" (en alusión a la Guerra de las Dos Rosas, conflicto civil inglés), debido a que la bandera de la isla mostraba tres rosas en su diseño.



Con el tiempo, todo el episodio quedaría en el olvido. Ni siquiera importaron las reclamaciones presentadas por nuestro amigo Giorgio, todas las cuales fueron desechadas.
Naturalmente, si el ingeniero hubiera sido afín a algún partido político, todavía se estaría discutiendo el tema en los círculos de poder italianos.

De la República de la Isla de las Rosas no se habló más. Hasta su ubicación casi se pierde, salvo por unos buceadores que la "reencontraron" en sus excursiones:



"¿Y la libertad?", me dirá usted. Pues le contesto que todos somos libres....de seguir al rebaño.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo en mi humilde opinión que este es uno de tus mejores posts Pelado. Lo que no podían bajo ninguna excusa permitir era el ejemplo de libertad...me recordó a una película mexicana hecha sobre la novela de José León Sánchez "La isla de los hombres solos" en donde en una isla penitenciaria logran formar una nueva república (utópica),el final es similar, el Estado los mata a todos y a los que queda los vuelve a poner en cadenas. Un saludo. Te dejo un link por si la quieres ver. http://tu.tv/videos/la-isla-de-los-hombres-solos-pelicula-m

Anónimo dijo...

No sabia de la existencioa de esa nacion, me encanto el post, porque demuestra lo que le digo siempre a mis amigos todo el tiempo y despues dicen que estoy loco.
"Somos tan libres , como lo es el perro que corre con la soga al cuello".
Pero bue, siempre se habla de la libertad cuando uno decide no ir contra los intereses de los que mandan, me encanto tu ultima frase.
Un abrazo.
Azra

pelado1961 dijo...

Ernesto:

Gracias por el comentario amable. Me quedo muy contento de que te haya gustado el post.
Es curioso que hoy en día se hable tanto de "libertad", sobre todo por parte de gente que no quiere saber de nada con semejante cosa (le temen, le temen).
Por supuesto que voy a ver la peli que me recomendás (no la conocía).

Va un abrazo.

pelado1961 dijo...

Azra:

La mayoría de la gente no quiere saber nada con la libertad, solamente quieren que se les venda la ilusión de tenerla.
Llega un punto en que es molesta la sensación de vivir en una sociedad donde nadie se cuestiona nada (como los animales, en una palabra).

Va un abrazo, amigo!!!

Anónimo dijo...

Lo peor es que con la perdida de libertad, se va a perdiendo de a poco cada vez mas a traves de las generaciones, la capacidad de pensar independientemente.
...porque si vamos al caso ¿para que pensar si seguimos al rebaño?
"Decime que soy libre aunque solo pueda hacer lo que me ordenás, total, mentime que me gusta", es lo que conciente o inconcientemente nos repetimos todos los dias.

Un abrazo
Azra

Renata dijo...

wow, qué fuerte!

pelado1961 dijo...

Fuerte y pico, Renata.

pelado1961 dijo...

Azra:

Terriblemente, estás en lo cierto.
Parece que se vive más "light" si no se piensa.

Un abrazo.

Mariolo dijo...

Que increíble este mundo "civilizado", donde uno tiene la "libertad" de hacer lo que querramos (sin molestar a nadie) y atenernos a la consecuencias, o seguir a rebaño, como vos decís

pelado1961 dijo...

Tal cual, Mariolo.
Y la mayoría ni siquiera se cuestiona la posibilidad de hacer otra cosa más que acatar.

Cosas de la vida.

Va un abrazo.