domingo, 21 de junio de 2009
VUELO INTERRUMPIDO
Cuando la Segunda Guerra Mundial terminó, varios países quedaron arrasados, un número aún mayor estaba exhausto económicamente y 60 millones de personas habían muerto.
La lógica indicaba que la gente estaría harta de guerras, pero no.
A la vuelta de la esquina estaba la Guerra Fría y las amenazas nucleares entre los yanquis y los soviéticos.
Uno de los tantos episodios de ese drama fue el vuelo secreto del "Kee Bird".
El día es el 20 de febrero de 1947. Desde una base militar en Alaska, despega un avión con un nombre muy visible en su morro: "Kee Bird".
Se trata de un bombardero B-29 modificado, que presta servicio en un escuadrón de reconocimiento y ha cumplido pocas misiones (apenas siete).
En particular, pocas personas conocen la rutina de vuelo de ese día. Las órdenes están en un sobre cerrado con el membrete "top secret". Pero cualquier aviador sabría que se trata de una misión de largo alcance: han cargado combustible para 26 horas de vuelo.
Según la versión oficial (obtenida en 1994) al cabo de unas horas, de pronto, se reciben extrañas noticias del vuelo: tienen problemas para orientarse. Al poco rato, otro mensaje llega: el operador de radio indica que están sobre tierra, "pero no sabemos dónde".
Al cabo de dos horas más, llega un mensaje de emergencia: el "Kee Bird" tiene combustible apenas para cuatro minutos más, por lo cual deberá hacer un aterrizaje donde pueda. No pueden dar ningún indicio de su posición, lo cual hará mucho más difícil la tarea de la misión de rescate que se armará.
Sin embargo, el avión es localizado: el piloto logró hacer un aterrizaje de emergencia en un lago congelado entre montañas. La pericia demostrada es única, milagrosa: el sitio donde se encuentra el "Kee Bird" es el único lugar plano en cientos de millas alrededor.
Ninguno de los miembros de la tripulación ha sufrido heridas. Son rescatados y llevados a su base, en medio de estrictas medidas de seguridad. Allí son interrogados por oficiales de Inteligencia, que desean saber todos los pormenores ocurridos durante la fracasada misión.
Luego, cada quien retorna a sus tareas, con severas advertencias acerca de no hablar sobre el tema.
Y allí terminaría el tema, salvo por un extraño incidente.
En 1977, un investigador de OVNIs llamado Bill Ellis recibió un sobre conteniendo profusa documentación sobre la misión del "Kee Bird", su verdadera naturaleza y las causas por las que fracasó.
De acuerdo a su informante anónimo, el avión fue enviado para testear una posible ruta de acceso indetectable a la Unión Soviética. De acuerdo a esto, en 1947 existía aún una "zona ciega" para los radares rusos, muy al norte de la URSS. La idea del Comando Estratégico era verificar esa posibilidad y, caso de ser factible, presentar al presidente un plan de bombardeo atómico "preventivo".
¿Qué tenían que ver los OVNIs en esto? Siempre según a los datos del sobre, los problemas para el vuelo del "Kee Bird" comenzaron cuando tres inmensas naves de forma discoidal se presentaron sobre el ártico e interceptaron al avión. El piloto perdió los controles y sólo pudo observar, impotente, cómo el B-29 era "remolcado" en vuelo por los tres aparatos durante cientos de kilómetros, hasta ser "depositado" en medio del lago congelado.
Una vez allí, unos extraños seres se presentaron y se comunicaron con la tripulación, señalándoles que un bombardeo atómico representaría el fin del planeta por la contaminación desencadenada, por lo cual "ellos" no lo permitirían.
La carta instaba a Ellis a obtener datos del tema y sugería que aún podía haber pruebas a bordo del B-29, que reposaba en el ártico desde hacía 30 años (nunca fue retirado, por las dificultades que implicaba la operación).
El investigador chequeó sus contactos en la Fuerza Aérea, los cuales se limitaron a decirle que el asunto entero era "clasificado" y no podían obtener datos. En cuanto al avión, seguía allí pero no era factible acceder a él.
Parecía el punto final para el incidente. Ellis archivó todo lo recibido, sin poder probar la veracidad o falsedad del asunto. Se sentía molesto y frustrado, pero no podía hacer nada al respecto.
Alrededor de veinte años después, sucedieron dos cosas que parecían imposibles: por un lado, la información sobre el "Kee Bird" fue desclasificada por la Fuerza Aérea. Además, una expedición privada se proponía ir hasta el sitio del aterrizaje forzoso, para reparar el avión y traerlo de vuelta.
Nadie recordaba la historia del "Kee Bird", pero Ellis la tenía muy presente. Trató de mantenerse informado sobre las peripecias de la expedición y movió cielo y tierra para obtener los informes secretos (que ya no eran secretos).
Por lo que pudo averiguar, la expedición pasó meses en el sitio, reparando y poniendo a punto el viejo bombardero. Sufrieron muchos contratiempos, entre los cuales destaca la muerte del ingeniero en jefe.
Una vez que lograron finalizar el trabajo, el avión fue movido hasta un sitio más apropiado para el despegue. Apenas lo colocaron en posición y se prepararon a despegar, un "misterioso" incendio se inició en la parte baja del fuselaje.
Sólo por milagro, la tripulación logró escapar, pero el aparato fue completamente consumido por las llamas. Los restos terminaron en el fondo del lago, cuando la siguiente primavera provocó el deshielo de la orilla del mismo. Nada fue recuperado.
El verdadero capítulo final de esta historia llegaría cuando Ellis obtuvo los informes "clasificados". Según ellos, la misión consistía en levantar mapas de la zona ártica. Simplemente eso.
El investigador estaba desorientado: ¿habían guardado eso en secreto por 50 años? ¿un vuelo que ayudara a los cartógrafos a mapear la zona?
Quiso saber más y llamó a un contacto militar. Del otro lado de la línea, una risa burlona respondió a su pregunta:
"¿De veras creyó que los reportes iban a relatar la verdad? Amigo, son cosas preparadas expresamente para ocultar el fondo del asunto. Ni usted ni yo sabremos qué pasó realmente"
Aún así, Ellis se negaba a creer en la historia que le relataron por carta. Era demasiado fuerte.
Pero su contacto le dijo algo que lo hizo pensar:
"No me sorprendería que la historia de los alienígenas fuera cierta. Al fin y al cabo, pasaron cincuenta años y nadie pudo explicar dos cosas: el "milagroso aterrizaje" y el "milagroso rescate", siendo que el avión estaba cientos de millas fuera de curso y lejos de todo. Alguien tuvo que brindarle la posición exacta a la Fuerza Aérea, ¿no cree?"
Una vez más, todo el archivo volvió a su sitio. A esas alturas, en forma definitiva.
Difícilmente se sepa la verdad.
Demasiados cabos sueltos.
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6 comentarios:
Espectacular post !
No la tenía esta historia.
La historia no es muy conocida, por eso me pareció buena para postear.
Me alegro que te haya llamado la atención.
Un abrazo.
Cuantos misterios, que lo son aún más, por el empeño de no poner luz sobre lo ocurrido por las autoridades.
Siempre, o la mayoría de las veces, se oculta información quedando todo bajo un velo de confusión absurda.
Tratarán de que las personas no entren en pánico ante lo que podría decirse, o algo más extraordinario se ocultará tras esos velos? Quién sabe ..
Muy buen post.
Un besote.
Lau.
Laura:
En lo que a mí concierne, las autoridades dejan mucho que desear, jajajajajajaja.
Y en estos temas, no son excepción.
Cada quien queda obligado a sacar sus propias conclusiones.
Besote para tí.
No conocia la historia.Muy bueno Pelado.
A lo mejor porque es "vieja", es poco conocida esta historia. Pero tiene interés, sí señor.
Un abrazo.
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