lunes, 23 de abril de 2012

EL ENIGMA DE LOBSANG RAMPA


El caballero que aparece en la foto anterior, en compañía de un gato siamés, se llamaba Tuesday Lopsang Rampa. O quizás se llamaba Cyril Henry Hoskins. O tal vez su nombre era Carl Kuon Suo.
Era un monje tibetano que escribió sus vivencias. O tal vez un plomero que noveló temas esotéricos. O quizás un ex espía nazi que buscaba cubrir sus huellas. O incluso pudo ser un "hombre de paja" plantado por una secta en Occidente.

Con más capas que una cebolla, la identidad de este hombre (llamémosle provisoriamente Lobsang Rampa) es enmarañada. Pero tomemos la punta de la madeja y empecemos a tirar.



Estamos en Londres a mediados de los años '50. Nuestro hombre recorre la ciudad, acudiendo a multitud de editoriales. En cada una se presenta como "Doctor Tuesday Lobsang Rampa" y deja el manuscrito de una obra titulada "El tercer ojo".
Imposible que el tal Rampa no llame la atención: va vestido con ropas orientales, afirma ser un lama tibetano y asegura que lo que describe en su manuscrito es su propia historia de vida.

En todas las editoriales le señalan la salida. Bueno, en todas menos una.

Secker & Warburg es una buena editorial que está en busca de temas nuevos. Ya la gente se ha cansado de los libros sobre la Segunda Guerra Mundial y de las novelas de espionaje. La ciencia-ficción tiene su público, pero aún no es muy numeroso. ¿Entonces? Entonces dan una chance al manuscrito.



Lo primero que intentan hacer en la editorial es determinar la credibilidad del autor. ¿Es un monje tibetano de alto rango o un simple fabulador? Hay que tener en cuenta que el tal Rampa se expresó en un perfecto inglés sin acento, en su entrevista. Y sus rasgos no son decididamente orientales, sino quizás los de un británico que se ha afeitado la cabeza y se ha dejado una barba.

Hoy en día se afirma que el manuscrito fue enviado a veinte especialistas, entre antropólogos, historiadores, especialistas y hasta diplomáticos. Y que fue tildado de fraude por la mayoría de ellos.
Pero creo que eso debe ser tomado con pinzas. Para empezar, ¿quién pagaría veinte especialistas para juzgar el manuscrito de un perfecto desconocido?  Y además, si fue señalado como fraudulento por la mayoría... ¿por qué fue publicado?

En fin, el asunto es que "El tercer ojo" salió a la venta en 1956 y fue todo un éxito.



Sería el primero de muchos libros del autor (una veintena más o menos) que habrían de influenciar a cientos de miles de personas a lo largo del mundo occidental.
Podré parecer exagerado en lo que digo, pero Rampa fue un pionero en la introducción de temas esotéricos por entonces increíbles, pero que con el correr de los años serían perfectamente aceptados. Fue un precursor del new age, por decirlo así.

De todas formas, seguía pendiente la cuestión de dilucidar la veracidad de las "vivencias" de este autor.
Y alguien se tomó el asunto en forma personal, contratando detectives privados a tales efectos.
A la cabeza de la investigación estuvo un tal Clifford Burguess, pero nunca quedó claro quién o quiénes fueron los patrocinadores: se habló de un periódico, se habló de la propia editorial, se habló de editoriales rivales y hasta de alguno de los "veinte expertos" que supuestamente examinaron el primer manuscrito.

El informe final de los detectives postuló que el tal Tuesday Lobsang Rampa nació como Cyril Henry Hoskins, que en cierto momento de su vida cambió legalmente su nombre por el de Carl Kuon Suo y que, lejos del Tíbet, había nacido en algún lugar de Irlanda. Además, su profesión era la de plomero y no la de monje budista.

La respuesta de Rampa (o Hoskins, o Kuon Suo, o quien fuera el tipo) fue publicar otro libro, en el cual explicó que su cuerpo estaba siendo "utilizado" por un lama tibetano para comunicar su mensaje a Occidente. Ese libro fue "El cordón de plata".




Los resultados de la investigación detectivesca fueron publicados por el periódico Daily Mail en 1958.
De allí en más, hubo quienes se pronunciaron por tomar a Rampa como un farsante y otros prefirieron dar por buena la explicación del autor.

Rampa continuaría escribiendo, pero en cierto momento se hartó del acoso de la prensa y se estableció sucesivamente en Irlanda, Uruguay (en Montevideo mismo) y Canadá. En este último país se establecería definitivamente, adquiriría esa nacionalidad en 1973 y allí fallecería en 1981.

Pocos años después de su fallecimiento, surgiría una nueva hipótesis: la que afirma que Rampa formó parte de alguno de los contingentes enviados por los nazis al Tíbet, en busca de míticas ciudades ocultas.
Y luego de eso se formuló la tesis de que Rampa habría sido un simple "hombre de paja" de una secta que buscaba diseminar falsas creencias en el Occidente tradicionalmente cristiano.

¿Cuál es la verdad en todo este entramado? Avísenme ustedes si la saben, porque yo no lo tengo claro.
Incluso hubo un hombre, Philip Porter, quien fue un escritor que pasó más de diez años tratando de desentrañar la verdadera identidad y motivaciones del hombre que se ocultó bajo el nombre de Lobsang Rampa. No  pudo llegar a conclusiones definitivas.

Todo lo que yo puedo decirles, sin ser un experto, es que hay enormes diferencias entre los primeros libros de Rampa y los últimos. Como si de pronto hubieran dejado de susurrarle lo que tenía que decir, como si le hubiera faltado el "apuntador". De hecho, los últimos libros parecen contener meras apreciaciones pintorescas, bastante alejadas de las nociones esotéricas en general y del budismo tibetano en particular.

Quienes quieran conocer los libros de Rampa pueden encontrarlos en Biblioteca Upasika, listos para leer o bajar (la página está por aquí).

Como dato anecdótico, les comento que Uruguay es mencionado en algunos de los libros de Rampa. En particular, "Tal como fue" contiene (pág. 208 en adelante) una especie de colorido pastiche prejuicioso del Montevideo de hace cincuenta años y de los motivos que le impulsaron a venir por estas tierras, a causa de una carta que recibió:



"...el firmante decía ser gerente de una gran empresa donde se hacían impresiones, se editaban libros, etc., y me invitaba a ir a Montevideo por cuenta de la compañía para continuar allí mis tareas, para lo cual me proporcionarían secretarias, mecanógrafas, servicios de traducción... en suma, todo cuanto yo necesitara."

En ningún momento aclara el nombre del "firmante" o de la "compañía". Otro misterio más.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace muchos años. Cuando era niño miré uno de esos libros en el buró de mi padre. Le pregunté acerca de él y me contó que ahí se describían algunas experiencias parecidas a las que él había experimentado. Creo que ya es tiempo de que lo busque (el libro) y le de una revisada. Saludos Pelado.

pelado1961 dijo...

Ernesto:

Los primeros libros de Rampa son más que interesantes. Seguramente el que mencionás debe estar en ese grupo.
Después me contás.

Un abrazo.

Mariolo dijo...

Todo un misterio el de este hombre; misterio que tiene a Uruguay de por medio, interesante.

Más tema para guiones

pelado1961 dijo...

Mariolo:

Otro guión más, no tengas duda.
Yo me pregunto, ¿qué estamos esperando para ir a "Joligud", jajjajaa?

Jorge dijo...

En un día gris como el de hoy abro mi viejo ejemplar de "El tercer ojo" (sabía que estaba en algún rincón) y leo leo la dedicatoria del autor:

"A E.E.G.,
amigo cuando es tan difícil encontrarlos:
en los malos tiempos"

Y no puedo evitar sentirme identificado.

pelado1961 dijo...

Jorge:

Ese libro es una excelente lectura para un día feo y de desánimo.
No sé si Rampa era o no quien pretendía ser, pero en sus primeros libros se nota el don de poder transportar al lector a situaciones fuera de lo común y lejos de lo cotidiano.

Va un abrazo.

Anónimo dijo...

En Fifi Bigotesgrises, en la dedicatoria, comenta el nombre de quien lo trajo a Uruguay

Gabriel Solis dijo...

Lei El Tercer Ojo, en portugués, en 1978 bajo el título de A Terceira Visão. Y me interesé, ya que algunas cosas relatadas, tales como los funerales tibetanos, ya los conocía por haber viajado por esas regiones en 1976-77. Sea o no un farsante su primer libro es muy interesante.
En tiempo: años después vine a saber que las versiones en portugués de sus libros fueron hechas por un amigo y colega traductor brasileño de origen francés llamado Affonso Blacheire.
És eso.

romerohildebrando@gmail.com dijo...

yo leí varios de sus libros cuando era un muchacho por los años ochentas,me parecieron FASCINANTES,aun los recuerdo, y esos libros me iniciaron a leer mas sobre los temas metafísicos.