viernes, 10 de septiembre de 2010

FANTASMA EN LA MÁQUINA


En 1972 la compañía Lockheed lanzó al mercado un avión de pasajeros diseñado para competir con el Boeing 747. El modelo en cuestión, el L-1011, recibió el nombre comercial de Tristar Whisperliner y pronto comenzó a venderse muy bien.
Entre las líneas aéreas que lo compraron estuvo la Eastern Airlines, que encargó cincuenta aparatos para cumplir con rutas internas de USA.

Uno de los aviones que recibió la Eastern fue el número 310, que destinó a vuelos entre Nueva York y Miami. Y el 29 de diciembre de 1972, ese aparato estaba realizando esa ruta cuando el vuelo tuvo un percance y cayó en la zona de los Everglades, un área pantanosa.


Casi cien de las 176 personas que iban a bordo murieron. Y tampoco fue sencillo auxiliar a las restantes, porque el accidente se produjo a medianoche y las características del lugar sólo permitían llegar en vehículos especiales.
Entre las personas fallecidas estaban el capitán Bob Loft y el segundo oficial Don Repo, a quienes algunas versiones posteriores culparon del accidente por no llevar a cabo ciertos procedimientos rutinarios.


Y todo hubiera quedado como una tragedia de la aviación, de tantas que ha habido a lo largo de los años, si no fuera porque muy pronto comenzaron a suceder episodios extraños en otros vuelos de la misma aerolínea.
Durante el año 1973, tanto la tripulación como los pasajeros de los aviones 308, 317 y 318 (gemelos del siniestrado), tuvieron en varias ocasiones la desagradable experiencia de ver apariciones de los pilotos fallecidos.

Al principio, la compañía pensó que estaba ante un lógico caso de estrés por lo sucedido. Pero cuando las apariciones no se limitaron a ser vistas por las tripulaciones, sino que también se presentaron frente a los pasajeros (que no sabían quienes eran los fantasmas en cuestión), las cosas tomaron un giro sorprendente.

Nunca se sabrá de dónde obtuvieron la idea, pero los directivos de Eastern lograron detener el fenómeno mediante la aplicación de un procedimiento extraño y drástico a la vez: hicieron que se listara cada componente recuperado del accidente del avión número 310, muchos de los cuales fueron usados como repuestos y reemplazos para los aviones gemelos.
Acto seguido, ordenaron que dichas piezas fueran retiradas y sustituidas por otras nuevas, procediendo a destruir por completo cada una de las provenientes del aparato accidentado.

Con esa acción, para 1974 habían solucionado el problema por completo: nunca más se supo de apariciones de los pilotos muertos.


Mucho se ha especulado sobre estos episodios, para intentar entender su causa y la forma en que cesaron abruptamente.
Algunas investigadores han arriesgado una hipótesis: suponen que la causa del accidente se debió no tanto a errores humanos como a componentes defectuosos, por lo cual los pilotos "volvieron" de alguna forma, para intentar que las piezas reutilizadas no trajeran más problemas de los que ya habían causado.

Sea como sea, en la aerolínea Eastern debe haber alguien más o menos versado en este tipo de fenómenos, porque la medida tomada por la compañía resultó ser efectiva.

3 comentarios:

Ferchu dijo...

HAbia escuchado esa historia, muy interesante por cierto. Pues te deja pensando si en esas partes de avion no sirvieron como receptaculo para contener ciertas energias espectrales...

pelado1961 dijo...

Algo raro sucedió, Ferchu.
Lo que me intriga es cómo encontraron una forma de solucionarlo tan rápidamente.
¿Quién les sugirió que retiraran los componentes reciclados?

Ferchu dijo...

Y bueh, al final es creer o reventar.