lunes, 15 de marzo de 2010

EL MISTERIOSO CONDE DE SAINT-GERMAIN


Allá por el año 1871, se produjo un misterioso incendio en las Tullerías (París). De resultas de ese siniestro, se quemó la biblioteca personal de Napoleón III.
Había muchos volúmenes interesantes y valiosos en ella, pero tal como le confió a un amigo posteriormente, lo que más lamentaba haber perdido Napoleón III era el dossier secreto sobre el Conde de Saint-Germain.

Ese dossier reunía todo lo que la policía y el espionaje franceses habían investigado sobre el extraño conde a lo largo de muchas décadas pasadas, aún desde antes de la Revolución.
Y Napoleón III, que se interesaba mucho en los temas esotéricos, esperaba estudiarlo con tranquilidad para desentrañar su contenido.
Para ello ordenó que se le llevara todo el contenido a su biblioteca privada. Y apenas lo tuvo allí, un muy raro incendio lo hizo desaparecer para siempre.


Vaya si Napoleón III tuvo otras preocupaciones y soportó desastres a lo largo de su vida. Pero siempre lamentó esa pérdida y siempre pensó que no había sido casual.
¿Por qué? Y sobre todo, ¿qué esperaba encontrar al investigar al Conde de Saint-Germain?

Entre otras cosas, quizá, el secreto de la inmortalidad.

Se supone, aunque no se sabe a ciencia cierta, que Saint-Germain habría nacido hacia el año 1700.
Aparece en la escena de las cortes europeas hacia 1745.
Tras un pasaje por Holanda, Inglaterra y Alemania, recala en Francia hacia 1758.
¿Quien lo introduce en la corte francesa? Nada menos que Madame de Pompadour:



De todas las personas que integraban la corte, no había mejor elección para ser presentado.
Es que la Pompadour era amante del rey Luis XV desde tiempo atrás y, más que eso, contaba con su total aprobación.

Una vez en París, la fama del Conde de Saint-Germain crece a raudales. No se sabe de dónde viene su fortuna o abolengo, y él no da detalle alguno sobre su pasado.
Pero habla varios idiomas y es versado en muchos temas, al tiempo que en sus conversaciones menciona diversos hechos históricos como si los hubiera vivido en persona.

Ni bien atrajo demasiado interés sobre su persona, emprendió viaje lejos de París.
Así es como se lo ve en la corte de Catalina la Grande, donde llega a ser consejero y hasta oficial del ejército. O se lo encuentra en Leipzig, donde se presenta al príncipe Federico Augusto como masón de cuarto grado.

Finalmente, llega la noticia de su muerte en 1784 en Silesia.
Pero en 1790 le encuentran por pura casualidad el Barón von Linden y Rudolf Graffer, a los cuales les dice que se retira al Himalaya y que volverá dentro de ochenta y cinco años.
¿Sería este retorno el que deseaba presenciar Napoleón III? ¿Para eso quería estudiar el dossier?

Es muy probable, sobre todo teniendo en cuenta que a lo largo de su extensa vida y a todas las personas que le conocieron, el Conde de Saint-Germain siempre mantuvo su apariencia de un hombre entre cuarenta y cincuenta años.

De paso por Bruselas en 1765, la anciana Condesa Gergy le vio y sufrió un desmayo. Cuando volvió en sí, insistió en hablar con él y le preguntó:

"¿Puede ser que su padre viviera en Venecia a principios de siglo? Porque pese a que soy vieja, recuerdo muy bien a un conocido que tuve cincuenta años atrás en esa ciudad. Y era exactamente igual a usted."

A lo cual, Saint-Germain se limitó a contestar:

"Mi padre murió hace tantos años que es imposible que la conociera a usted, Condesa"

Y acto seguido, le dijo en voz baja unos cuantos datos y anécdotas sobre la Venecia de medio siglo atrás, que sólo podía saber quien los hubiera vivido.



Lo mismo le sucedió a un diplomático danés que lo había conocido en París y lo reencontró en Holanda veinticinco años después, sin que el Conde hubiera sufrido signo alguno del paso del tiempo.

Como sea, hay testimonios de su reaparición ya muy avanzado el siglo XIX.
Y por si esto fuera poco, en 1939 un aviador norteamericano que se estrelló en el Tibet, notó entre los monjes que le asistieron y le curaron en un monasterio, la presencia de un europeo vestido con ropas muy antiguas y que hablaba un inglés bastante arcaico.
Cuando le preguntó su nombre, el hombre le contestó:

"Soy el Conde de Saint-Germain y pronto volveré a Europa"

2 comentarios:

Ferchu dijo...

El misterioso conde, sera asi o fue algo que se fue tejiendo con el tiempo....

pelado1961 dijo...

El tipo fue misterioso siempre, a tal punto que varias policías secretas de Europa le habían abierto un expediente (como el dossier que "se le quemó" a Napoleón III).
Para mí que descubrió algo bastante fuera de lo común.

Va un abrazo, Ferchu!!!