PELEANDO POR EL SOMBRERO DE INDIANA JONES

Para la mayoría de las personas, el mundo científico es visto como un terreno de actividad verdaderamente serio.
Es común y aceptado que en el mundo de los negocios, la política, el comercio, las finanzas y los medios masivos hay muchas mentiras y trapisondas. Un montón de chantas, como quien dice.
Pero a la hora de considerar a la Ciencia (así, con mayúscula), solemos pensar que se trata de gente seria y ecuánime, quizás porque siempre nos vienen a la mente los mismos cuatro o cinco nombres.

Sin embargo, hay de todo. Y si no, veamos:

El señor que aparece en la imagen anterior con el sombrero de Indiana Jones se llama Andrew Collins.
Se presenta a sí mismo como explorador y autor.
Al parecer, habría hecho un descubrimiento muy interesante: un sistema de túneles y cuevas en la zona de la pirámide de Giza, de los cuales se ve aquí una imagen:

El puntapié inicial de este hallazgo fue el mismo que en muchas ocasiones importantes de la ciencia: la casualidad.
Resulta que allá por el año 2002, el Museo Británico necesitó mudar de sitio los archivos de su Departamento del Antiguo Egipto. Durante la mudanza, fue encontrado un manuscrito que se consideraba perdido: las memorias de Henry Salt, cónsul británico en Egipto desde 1815 hasta 1827.

Y estudiando esas memorias fue que surgió un dato interesante: el buen cónsul, junto con el explorador italiano Giovanni Caviglia, habría realizado exploraciones en ciertas "catacumbas" bajo las pirámides de Giza en el año 1817.

Salt describe en sus memorias una serie de cuevas naturales conectadas entre sí por túneles hechos por seres humanos, con disposición laberíntica, de los cuales sólo pudieron explorar una mínima parte.

A partir de esos datos, Collins y el egiptólogo Nigel Skinner-Simpson realizaron el hallazgo definitivo: un sistema de túneles y cámaras peligrosamente poblado de colonias de murciélagos y arañas venenosas, sumados a grietas y pozos profundos.

Collins recogió sus notas y teorías en un libro llamado "Beneath the pyramids", que ya publicó. En su obra, el autor especula sobre la posibilidad de que dichos pasadizos vengan a confirmar lo que él considera factible: que conduzcan nada menos que a la tumba del dios Toht.

Allí es donde aparece en escena el personaje cuya imagen vemos a continuación:

El señor de la foto se llama Zahi Hawass y probablemente le vean cara conocida: es prácticamente imposible ver un documental del History Channel o el Discovery que trate del antiguo Egipto y donde él no aparezca.

Se hace llamar a sí mismo "el Indiana Jones egipcio" y, por si no queda claro, le encanta mostrarse con el clásico sombrero del aventurero. Así como le encanta la prensa, las fotos, el marketing y hablar hasta por los codos.

En mi barrio dirían "es un bulla", pero la cuestión es que en Egipto es el Secretario General del Supremo Consejo sobre Egipto Antiguo, por lo cual todo lo relativo al tema pasa indefectiblemente por su aprobación o su rechazo.

Y rechazo es lo que obtuvo Andrew Collins, cuyas teorías no gustaron a Hawass, quien declaró (antes de ver nada) que "las cuevas y pasadizos no tienen ningún significado esotérico o religioso".

Le faltó decir "porque lo digo yo".

Son muchas las personas que señalan la egolatría de Hawass. Y suelen comentar, por ejemplo, una "exposición itinerante" del Museo de El Cairo, la cual contenía muy pocas piezas y, en cambio, muchas fotos de "el Indiana Jones egipcio" en medio de excavaciones: Hawass de joven, Hawass de adulto, Hawass y más Hawass.

También es recordada la fantochada realizada para Discovery, donde supuestamente procedió a abrir una serie de tumbas encontradas, una tras otra, rodeado de cámaras de TV que le mostraban en todos los planos posibles.

Mientras los egos se pelean a muerte, el misterio que emana de los antiguos egipcios y su civilización permanece inalterable.
No me animo a pensar en una construcción moderna que perdure miles de años.
Pero las pirámides lo han hecho y lo harán.