Cualquier persona que disponga de cinco minutos de tranquilidad para reflexionar (lo cual puede representar un lujo, tal como se vive hoy en día), quizás llegue a la conclusión de que muchas cosas no andan bien en nuestra sociedad.
Pero de ahí a salir a matar gente, hay un largo trecho.
Sin embargo, eso fue lo que hizo el extraño personaje apodado Unabomber.
¿Cómo empezó esta historia? Allá por mayo de 1978 apareció un paquete sospechoso en el estacionamiento de la Universidad de Northwestern (USA). Llevaba el nombre de un profesor de ingeniería, quien decidió que sería más prudente hacerlo abrir por la Policía.
Y obró correctamente, dado que el paquete contenía una bomba que, aún con las debidas precauciones, llegó a lastimar la mano de un agente.
La Policía determinó que el artefacto era de fabricación casera.
Ese mismo año se repitieron otros envíos, mayormente contra oficinas de aerolíneas. Y en 1979 fue cuando una de estas bombas llegó al equipaje de un vuelo de American Airlines que iba de Chicago a Washington: en pleno vuelo se accionó el mecanismo de detonación, pero por un fallo no llegó a explotar, provocando en cambio una terrible humareda que obligó al piloto a realizar un aterrizaje de emergencia.
Puesto que atentar contra un avión de línea es un delito federal en USA, esa bomba hizo que el FBI se hiciera cargo del asunto: sería el comienzo de una investigación que demandó dieciseis años, cientos de agentes y millones de dólares.
Además, tuvo un costo desgraciado: tres personas morirían y más de veinte resultarían heridas en los atentados explosivos.
Con el correr de los años, el FBI no logró avanzar mucho en la investigación. Eso sí, le dieron un nombre clave al caso: UNABOMB (por UNiversity and Airline BOMber) y de ahí salió que la prensa apodara como UNABOMBER al misterioso atacante.
Pero en los hechos, no sabían mucho. Apenas habían logrado un identikit que se ve aquí:
Como ven, es poca cosa para resolver un caso.
Pero el asunto tendría un giro inesperado. En 1995 el propio Unabomber envió una carta al periódico "New York Times", con una insólita propuesta: cesar en sus ataques si ese diario o el "Washington Post" publicaban un escrito de su autoría para divulgación pública.
Los periódicos aceptaron y el propio FBI aconsejó la publicación. El texto sería conocido como Manifiesto del Unabomber y contenía una serie de reflexiones acerca de la sociedad, la economía, la política y la sicología social (quienes estén interesados en ojearlo, pueden hacerlo en este link).
De alguna manera, el texto (subtitulado "La sociedad industrial y su futuro") vino a confirmar las sospechas de un agente del FBI, quien estaba seguro de que el perfil del terrorista era propio de una persona culta y con estudios universitarios finalizados, al contrario de lo que suponían algunos analistas de su oficina (que veían en el Unabomber a un tosco soldado dado de baja o un miembro de algún pequeño grupo radical).
Pero nadie pudo anticipar lo que sucedió luego de la publicación del manifiesto: un hombre se comunicó por teléfono con el FBI y explicó que, por el estilo del texto y las ideas expuestas en él, pensaba que el autor del mismo era su propio hermano.
Como el FBI ya había seguido cientos de pistas falsas a consecuencia de "colaboraciones" ciudadanas, al principio desecharon el dato. Pero un agente, el mismo que tenía la corazonada sobre el perfil del atacante, se interesó por el asunto.
Se entrevistó con la persona y así obtuvo el nombre de un posible sospechoso: Ted Kaczynski (cuya foto ven a continuación):
¿Quién era ese hombre con inocente aspecto de "ratón de biblioteca"? No aparentaba peligrosidad alguna, por cierto: parecía apenas un profesor rutinario y nada más.
Y en efecto, había sido profesor universitario. Theodore Kaczynski se había graduado en Harvard en 1962 y luego había hecho un máster y un doctorado en Matemática en la Universidad de Michigan.
Hombre con un enorme potencial, se hizo famoso en el campus universitario por resolver un complejo problema matemático que su propio profesor no logró encarar.
El docente en cuestión, cuando fue entrevistado por el FBI, declaró: "No alcanza con decir que era inteligente". Y no exageraba.
Kaczynski iba por la vía rápida de los logros universitarios y científicos: realizó una tesis de alta complejidad, publicó artículos, dictó clases, ganó premios y, en general, brilló en cuanto hizo.
Pero algo pasó en 1969. Nunca se supo por qué, pero el hombre dejó todo atrás: renunció a su puesto docente, volvió a la casa paterna y comenzó a distanciarse progresivamente del mundo académico, laboral y familiar.
Para 1971 estaba viviendo en una cabaña aislada en una zona agreste de Montana, sin energía eléctrica y sin agua corriente, con muy escaso contacto con el mundo exterior.
¿Sería ese el hombre que buscaban? Pronto lo averiguaron: el FBI allanó la cabaña y arrestó a Kaczynski.
En la modesta choza encontraron suficientes pruebas como para concluir que el Unabomber y Ted Kaczynski eran la misma persona.
Algunos artefactos hallados eran sorprendentes, como por ejemplo una pistola fabricada en forma casera:
Y por supuesto, encontraron productos químicos que eran materia prima de las bombas y, además, algunas a medio armar, con sus primitivos dispositivos de detonación:
Kaczynski fue finalmente juzgado y condenado. Para evitar la pena de muerte, colaboró con la fiscalía (hizo un trato, como en las películas), por lo cual recibió sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad anticipada.
Los medios masivos se hicieron una panzada con la pintoresca historia del "profesor chiflado" y hasta se pudo ver, en algunos museos, una réplica de la modesta cabañita donde vivía el sujeto.
Todo muy kitsch, propio de los yanquis.
Pero el tiempo permitiría conocer ciertos elementos que no salieron a la luz en su momento.
Se supo, por ejemplo, que Kaczynski fue contratado en sus épocas de estudiante para servir como "conejillo de Indias" en experimentos sicológicos.
Este tipo de cosas no es inusual en el mundo académico yanqui: los estudiantes ganan algún dinero extra participando de esas actividades extracurriculares, que pueden consistir en cualquier cosa, desde contestar una encuesta hasta someterse a pruebas físicas o sicológicas.
Y precisamente fueron de ese último tipo las que encaró Kaczynski: lo contrataron junto a otros estudiantes, supuestamente para discutir entre sí sobre filosofía (mientras su actividad cerebral y sus respuestas fisiológicas eran monitoreadas).
Pero el verdadero propósito del experimento era medir la respuesta de estrés ante el condicionamiento y, sobre todo, intentar manipular a los sujetos.
Un nombre suelto fue mencionado entre los científicos que realizaron esos experimentos: el del doctor Henry Murray.
El tal Murray era un sicólogo de Harvard, muy respetado entre sus pares y dentro del mundo académico. Sin embargo, con los años un manto de sombra cubriría esta reputación, cuando se supo que el buen Doc realizó una serie de peligrosos experimentos con gente común como sujetos (y el patrocinio de tales cosas estaba a cargo de la CIA).
¿Será que a Ted Kaczynski se le aflojaron los tornillos a partir de ese experimento? ¿O será pura casualidad?
¿Será que a Ted Kaczynski se le aflojaron los tornillos a partir de ese experimento? ¿O será pura casualidad?
Nunca se sabrá.
Los abogados defensores del Unabomber trataron de investigar ese hilo conductor, pero no llegaron a ninguna parte. Todos los documentos sobre experimentos de control mental patrocinados por la CIA son considerados top secret.
6 comentarios:
QUE HISTORIA ... De película y mejor que cualquier guión que anda en la vuelta.
Que tal, con lo de los estudios de las Universidades me acordé de la novela de Stephen King "Ojos de Fuego", en la que a los padres de la niña les hacen pruebas de sustancias, y luego la niña sale como sale...
Un abrazo
Mariolo:
Se ha hecho alguna peli al respecto, que data de varios años atrás.
Pero tuvo poca difusión, probablemente por ser de un estilo narrativo-documental.
De todas formas, no me sorprendería que hagan alguna remake en cualquier momento (ya que están "rapiñando" todo lo que pueden)
Un abrazo.
Héctor:
Te cuento que allá por los años '50 y '60 del siglo pasado, la CIA tenía en andamiento un proyecto de control mental llamado MK-ULTRA, que hubiera hecho las delicias de Stephen King.
(O el tipo se habría retirado de la profesión, convencido de que la realidad superaba sus escritos, jajajajjaaa)
Va un abrazo.
Un genio el pinta ese, lastima que le dio por armar bombas, pero si es para hacer una pelicula
Sobre todo ahora que están un poco de moda las pelis sobre terrorismo.
Creo que en cualquier momento sale una versión libre con Bruce Willis!!
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