Es imposible imaginar lo que pasó por la cabeza del primer ser humano que, viendo el mar, lo imaginó como un camino en vez de un obstáculo.
Lo cierto es que la navegación debe ser casi, casi, tan antigua como la Humanidad.
Y el buen navegante debe contar con buenos mapas, porque los peligros que le acechan son muchos: rocas, bajíos, bancos de arena y otras varias posibles causas de desastre.
Además, los puertos y zonas riesgosas suelen contar con personal especializado que oficia de "piloto" y guía para los buques.
Les voy a contar la historia de uno de estos expertos, que se llamó "Pelorus Jack".
La zona del estrecho de Cook (Nueva Zelanda) tiene varios puntos de peligro para los navegantes. En uno de ellos, presente en la ruta de Wellington a Nelson, solían producirse problemas.
Un buen día de 1888, un buque estaba recorriendo con suma prudencia el lugar, cuando apareció una marsopa (cetáceo un poco más pequeño que el delfín común), que al parecer intentaba llamar la atención de los marineros.
El capitán del barco observó los movimientos del animal y decidió seguirlo, logrando atravesar el peligroso paso sin dificultad.
Se había cumplido la primer jornada laboral de "Pelorus Jack" (nombre que le dieron los lugareños a la marsopa), que de allí en más aparecería cada vez que un barco (a la ida o a la vuelta) debía surcar las aguas del Paso Francés, estrecha y peligrosa vía de agua entre la isla D'Urville y tierra firme.
Para quienes piensen que todo fue una casualidad o un episodio aislado, les aclaro que el animal se hizo presente para cada barco que surcó el Paso Francés durante los siguientes 24 años.
Con una sola excepción, que detallo a continuación:
Un día de 1903, Pelorus Jack estaba finalizando su tarea para el buque "Penguin", cuando un pasajero borracho le disparó y acertó en el lomo (como verán, la imbecilidad del ser humano es una constante).
La marsopa dejó de ser vista y se temió (no sin razón) que hubiera muerto. Pero a los catorce días apareció nuevamente y retomó su actividad de siempre, para todos....menos para el buque "Penguin", al cual nunca más guió.
Los marineros suelen ser considerados gente supersticiosa, pero por lo general, todos los presagios y malas señales que ellos respetan, se cumplen (véase un caso montevideano aquí).
Lo cierto es que el "Penguin" fue etiquetado como barco maldito y no era fácil conseguir tripulación para él, después de ese episodio.
Y pasó lo que tenía que pasar: un día que intentó recorrer el paso sólo con guías humanos, su casco chocó contra unas rocas poco profundas, terminando por hundirse el buque.
Y tanto los lugareños como los marineros exigieron protección legal para Pelorus Jack: créase o no, el Concejo de Wellington aprobó una resolución por la cual se prohibía causar cualquier daño a la marsopa (lo menos que podían hacer, digo yo).
A la larga, la marsopa envejeció y un día no acudió a la cita. Nunca se supo qué causó la muerte de Pelorus Jack, quizás simplemente se trató de causas naturales. Lo cierto es que en abril de 1912 fue visto por última vez.
No faltará quien diga que la conducta de este animal era simplemente "instintiva", porque consideran que los humanos somos los únicos seres inteligentes y con conciencia (ya me explicarán entonces por qué el mundo es un desastre, pero eso es otra historia).
Lo cierto es que Pelorus Jack se convirtió en figura de esa comunidad. Y con una tarea muy importante, que cumplió fielmente.
Lo cierto es que Pelorus Jack se convirtió en figura de esa comunidad. Y con una tarea muy importante, que cumplió fielmente.
(Más de lo que puede decirse de muchos humanos)
6 comentarios:
Hola Pelado...me encanto la historia,y para mi que amo a los animales no me cabe la menor duda que estos seres actuan con inteligencia,te podria repetir la famosa frase...cuanto mas conozco a la gente,no mas amo a mi perro...mas amo a los animales,todos,besitos y un lindo fin de semana.-
Me alegro que te haya gustado, Pinchita.
Verdaderamente, en muchos casos podríamos aprender de los animales algo positivo.
Besos.
Impresionante la historia de este ser tan inteligente y del a imbecibilidad de los animales humanos.
Cierto, Mariolo: en esta historia, los seres humanos no dimos la talla.
Que buena historia Pelado !!! que buena historia,no tengo la menor idea acerca de cuanto tiempo viven las marsopas,pero que buena fortuna para los navegantes contar con su presencia...y no hay mas ninguna en el lugar? ya se ocuparon de exterminarlas a todas los muy estúpidos?
Que pocas cosas hacemos bien...
Un fuerte abrazo.
Adolfo:
Hay quienes teorizan (quizás con mucha razón) que los delfines y marsopas son seres de gran inteligencia.
Si es así, esos animalitos ya nos deben considerar a los humanos como casos perdidos.
Si se presentase otro caso como el de "Pelorus Jack", es imposible que la interacción se prolongue por 24 años (hoy en día somos mucho más agresivos que hace 100 años).
Va un abrazo, amigote.
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