martes, 22 de mayo de 2012

DE LA FULGURACIÓN DE CARRINGTON A LA BOMBA "ARCO IRIS"



El 28 de agosto de 1859, numerosas manchas aparecieron en la superficie del Sol. Este fenómeno fue notado por Richard Carrington, un astrónomo aficionado de la época, quien decidió seguir observando en días subsiguientes por si se notaba algo más.

Tuvo que esperar muy poco. El día 1o. de septiembre notó un inmenso estallido de luz blanca que partió de dos de las manchas solares. Emocionado, quiso compartir con alguien el espectáculo, pero nadie estaba presente. Dicha fulguración intensa duró aproximadamente un minuto.

De todas formas, el verdadero espectáculo estaba por llegar. Exactamente 17 horas y 40 minutos después de que el buen Richard viese el estallido, una verdadera oleada de auroras boreales se manifestó en nuestro planeta.



Las crónicas de la época informaron de auroras en sitios tan impensables como el norte de Panamá, por poner un ejemplo. Lo cierto es que se podía leer el diario en plena noche o pasear por las calles sin necesidad de alumbrado.

Pero otros efectos de esta tormenta solar no fueron tan agradables. Los escasos aparatos eléctricos existentes dejaron de funcionar y, en particular, todo el sistema telegráfico del hemisferio norte se vio seriamente comprometido. En innumerables localidades se informó de cortocircuitos e incendios en la línea.

Por supuesto, como la civilización de entonces no dependía tanto de aparatitos electrónicos como la nuestra, los efectos no fueron devastadores. Pero hay quienes especulan con lo que sucedería si, hoy en día, aconteciera algo similar. Por de pronto, numerosos satélites de comunicaciones resultarían dañados, la red eléctrica sufriría problemas y tanto la radio como la televisión se verían seriamente afectadas.



La fulguración de Carrington (nombre con que se conoce este evento) no es algo disparatado o imposible, sino tan sólo se trata de un acontecimiento poco usual. Por lo tanto, su repetición no puede ser descartada de plano.
Incluso, hay quienes han imaginado armas que utilicen un principio similar al de las perturbaciones electromagnéticas de la fulguración de Carrington.
Y como los científicos militares tienen un extraño sentido del humor, le han dado una especie de nombre poético a ese armamento: la bomba del arco iris. Veamos en qué consiste.

Básicamente, la idea pasa por detonar una bomba termonuclear sobre un país o región determinados, pero en vez de hacerlo en la superficie (cosa que a estos genios les ha parecido demodée), el punto de explosión se situaría en un rango de 300 a 500 kilómetros sobre la superficie, o sea a gran altitud.

¿Cuál sería el resultado de esa detonación? En principio, causaría distorsiones en la ionización atmosférica (provocaría una eclosión de auroras, por lo cual adquiere su nombre de bomba "del arco iris"), pero lo principal es que el pulso electromagnético provocado por la detonación liquidaría por completo el funcionamiento de cualquier aparato o dispositivo electrónico.
O sea: no dañaría a los seres vivos, pero eliminaría toda tecnologia en un amplio radio.

¿Parece un proyecto irrealizable? Nada de eso. Ya en tiempos tan lejanos como 1962, tanto USA como la URSS comenzaron a hacer diversas pruebas para desarrollar algo "práctico" al respecto.
Tuvieron 50 años entonces para hacer algo, así que por lerdos que sean..

10 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

Tengo miedo, tengo miedo.

Sabe qué vaya a ser de nosotros... a lo mejor lo de las profecías mayas será causado por el hombre o_O

pelado1961 dijo...

Parece que lo de las profecías mayas queda en la nada. Después te cuento en un post.

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo estoy convencido de que los gobiernos tienen más cosas de las que dícen, te aseguro que ya tienen esa bomba, es más, probablemente ya la han usado en poblaciones pequeñas. Saludos Pelado.

pelado1961 dijo...

Ernesto:

Vaya uno a saber lo que se guardan en la manga los gobiernos. Peor aún, creo que hay cosas que ni los gobernantes saben (porque los presidentes pasan y los poderosos quedan).

Va un abrazo.

Renata dijo...

en una sociedad taaan dependiente de la tecnología como en la q vivimos ahora, esto realmente sería aterrador =S aunqueeee, me encantaría ver auroras boreales en todas partes :O jeje saludos!

NuMaN dijo...

...seguro seguro que ya están en mil cosas mucho más jodidas que la que contás.Es un "dos más dos": si sos un gran poder imperial (a los que les molesta un término tan realista ya sabemos como piensan, si podemos decir que piensan) con abundantísimos recursos a la vista e ilimitados recursos "en negro", seguro que tenés almacenadas sorpresitas despóticas que superan las más febriles ficciones.
Para cuando liberan documentos de tal o cual cosa ellos ya están a años luz.Podemos y debemos pensar mal,de esos genios del mal.Acertaremos.Podemos esperar lo peor.Idem.
Un abrazo.

pelado1961 dijo...

Renata:

Es como un argumento de ciencia-ficción: volver a la edad de piedra en medio de unas bellísimas auroras boreales.
Increíble posibilidad (pero real, gracias a nuestros amables científicos...).

Saludos !!!!

pelado1961 dijo...

NuMaN:

Clavado que se filtra solamente lo que quieren que se filtre. Y la poética "bomba arco iris" debe haber dado paso a cualquier dislate, de eso no hay duda.

Lo que siempre me llamó la atención, es que estos genios piensen que van a freir el mundo como un huevo en una sartén... ¡pero que ellos se van a salvar!

(Un poco ingenuos)

Va un abrazo.

Mariolo dijo...

Un gurí que se da con pasta base u otra droga parecida termina achicharrándose el cerebro, el poco que ya tenía, y sale a matar casi que por inercia, sin pensar en que el mismo morirá.

Un científico militar, un genio de la física, es todo lo contrario, es la otra cara, es el tipo que anda bien vestido en una elegante reunión, lleno de flashes cuando le otorgan un premio por su gran descubrimiento, etc etc etc.

Sin embargo también piensa en cómo destruir más y "mejor", pensando en que a él nada le ocurrirá.
En este aspecto le gana al drogadicto, este científico ya tiene el cerebro frito hace rato.

pelado1961 dijo...

Es tal como decís, Mariolo.
Resulta un error pensar que si una persona tiene inteligencia y formación ha de ser buena gente.
A veces, el más inculto y lerdo de los hombres es mejor que estos ejemplares.
O será que el dinero puede todo!!!

Va un abrazo.