lunes, 16 de enero de 2012
VISITA INESPERADA
El buque que se ve en la imagen anterior es el "City of Limerick", nave de pasajeros que tenía capacidad para 100 personas en primera clase. En octubre de 1863, un señor de apellido Wilmot era precisamente uno de esos pasajeros y se hallaba viajando desde Liverpool (Inglaterra) hacia su patria, USA.
Diez días después de iniciada la travesía, Wilmot se hallaba leyendo en su cama cuando, evidentemente, el sueño le venció. Vio que la puerta del camarote se abría y por ella entraba su esposa (que en realidad estaba en su hogar en Connecticut). La señora Wilmot se acercó a la cama de su marido, dudó un poco al ver despierto al compañero de camarote, pero al fin se aproximó al esposo y le dio un apasionado beso. Tras de lo cual se fue.
"¡Qué sueño agradable!", pensó el señor Wilmot cuando despertó casi enseguida. Extrañaba mucho a su esposa y no eran tiempos de comunicaciones ágiles. Al final volvió a dormirse, más reconfortado.
Al día siguiente, cuando fue a desayunar al salón comedor, se sentó a la mesa de su compañero de camarote, un señor de apellido Tait, con quien solía compartir amables charlas. Tait era un hombre muy religioso, bienhumorado y culto. Pero esa mañana estaba hosco y agrio.
Cuando Wilmot le preguntó si se sentía bien, Tait le dijo que su salud estaba perfecta, pero que jamás había podido imaginar que su compañero de camarote fuese un bribón. Y acto seguido se despachó sobradamente:
"¿Usted cree que soy tonto? Porque ví con mis propios ojos a esa señorita que entró al camarote y dio ese espectáculo. Pensé que era usted un hombre de familia, pero evidentemente me equivoqué."
Boquiabierto, Wilmot apenas atinó a mostrarle un retrato a Tait, preguntándole si esa era la mujer que había visto. La cual no era otra que su esposa. Y Tait lo confirmó.
Pero si el asunto era extraño, se puso más raro aún cuando Wilmot llegó a Connecticut.
La señora de Wilmot le contó a su marido, antes que él pudiera decir nada, que una noche se había sentido particularmente ansiosa sobre el viaje en barco que éste realizaba. Finalmente se había quedado dormida y había soñado que "volaba" sobre el mar tormentoso, hasta llegar al buque y entrar en el camarote, dándole un gran beso pese a notar la presencia de un compañero de camarote (al que describió con las facciones del señor Tait).
El caso fue exhaustivamente analizado por la Sociedad para la Investigación Síquica de USA, que no pudo hallarle explicación alguna.
Bastante extraño sería que tres personas tuvieran idéntico sueño la misma noche, pero es imposible que dos de ellas, desconocidas entre sí, figurasen al otro exactamente como era.
Un misterio sin solución.
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4 comentarios:
Pienso Pelado, que cuando tienes un fuerte vínculo con alguien, se pueden manifestar muchas fuerzas incomprensibles para la ciencia. Un ejemplo: mi compañera y yo hemos experimentado en infinidad de ocasiones la "telepatía", de una forma burda y primitiva, pero inexplicable. Tal era el deseo de estos amantes (de la historia) que de alguna extraña manera lograron comunicarse. Un gran abrazo.
Es lo que decían las viejas, Pelado, Creer o reventar
Ernesto:
Diste en la tecla. Los vínculos afectivos parecen determinar este tipo de fenómenos.
Aunque también ha habido casos entre personas que ni se conocían.
Va un abrazo.
Mariolo:
Las viejas daban importancia a cosas de las cuales nosotros nos reímos, pero creo que tenían razón en muchas de ellas.
Va un abrazo!!
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