Arturo Frondizi fue un abogado y periodista argentino, que ocupó el cargo de presidente entre 1958 y 1962. Además de los movidos avatares de la política de su país y la internacional en ese período, debió enfrentar una extraña situación, un archivo XXL que pasó a la historia como "los submarinos de Frondizi".
Ya en febrero de 1957, antes de Frondizi, se había producido un episodio de alarma entre la armada argentina: detectaron lo que parecía ser un submarino de origen desconocido en el Atlántico, al cual trataron por cinco días de rastrear e identificar sin éxito.
En mayo de 1958 comenzaron a correr rumores de operaciones navales, ante lo cual el ya por entonces presidente decidió brindar una conferencia de prensa, dejando boquiabiertos a los periodistas reunidos, a los que informó de la detección de un submarino no identificado en la zona del Golfo Nuevo (Chubut), el cual estaba siendo perseguido y atacado por la marina argentina.
Si había decidido infiltrarse en aguas jurisdiccionales argentinas, el submarino intruso no podía haber elegido peor sitio: se trataba del lugar donde, precisamente, la armada se hallaba realizando maniobras.
La cuestión es que el intruso fue duramente atacado por la marina y la aviación naval. Los informes preliminares daban cuenta incluso de que habría sido severamente averiado, pero lo cierto es que no se hallaron restos que así lo acreditaran.
Volvería a acontecer lo mismo en octubre de 1959, en el mismo sitio. Con los mismos resultados: el sumergible eludió prolijamente los esfuerzos conjuntos de la marina y la aviación argentinas.
Pero las cosas recién empezaban.
Esto no era más que un "calentamiento", siendo que el asunto se pondría de veras serio al año siguiente, cuando sucedería lo que la prensa llamó "la batalla del Golfo Nuevo".
Al sur de este mapa pueden apreciar el Golfo Nuevo y su principal puerto, Puerto Madryn.
El 30 de enero de 1960, algunas unidades de la armada argentina que se hallaban en el golfo distinguieron un submarino que, viéndose detectado, se sumergió de inmediato.
Dado el alerta, el alto mando puso en juego absolutamente todo lo que tenía en la zona. Los subsiguientes rastreos de sonar detectaron la presencia de dos sumergibles que desarrollaban velocidades muy poco comunes.
De inmediato se ordenó el ataque por parte de la aviación, que utilizó hidroaviones para bombardear a los intrusos. Tras días de sucesivos ataques, se constató que uno de los submarinos había escapado y el otro seguramente había sido averiado, pues se vio obligado a salir a la superficie en la noche, siendo avistado y atacado por artillería de buques.
En vista de que uno de los misteriosos sumergibles había eludido el cerco, la armada argentina trató de evitar por todos los medios que el otro ganara también el océano. En una operación sin precedentes, los buques "Cervantes", "King" y "Muratore" procedieron a minar por completo los 16 kilómetros de ancho de la boca de salida del Golfo Nuevo.
Aquí se ven los tres navíos en cuestión:
Bloqueada la salida, se habían acabado las opciones del intruso. Junto con el minado, se había dispuesto la movilización de tropas terrestres a lo largo de las costas del Golfo Nuevo, para imposibilitar un desembarco de la tripulación enemiga, fuese ésta la que fuese.
Como medida complementaria, por la noche se disparaban bengalas incesamente sobre las aguas, al tiempo que varios reflectores trasladados especialmente a la zona, barrían la superficie en busca de ubicar al submarino fantasma.
Mientras tanto, los periódicos especulaban sobre el origen, intenciones y posibilidades del intruso.
Pronto comenzaron a publicarse esquemas que mostraban la profundidad del Golfo Nuevo (que era sumamente variable en su extensión), sugiriendo cómo se estaría ocultando el submarino para evitar los ataques:
Como los días pasaban y no surgían más indicios, el 11 de febrero fue dada la orden presidencial de ataque total. El significado práctico de ello fue la participación de 40 aviones y 13 buques de guerra en un operativo que procuró por todos los medios la destrucción del submarino.
Todas las rutas comerciales fueron desviadas de la zona y las actividades de pesca fueron prohibidas por tiempo indeterminado.
El día 13 de febrero se sumó a la fuerza de ataque un equipo especial de lucha antisubmarina, enviado por EE.UU. y pertrechado con cargas de profundidad y boyas de localización de última generación.
Parecía sellada la suerte del intruso.
Parecía...pero al día siguiente la situación dio un vuelco inesperado y el ratón se transformó en gato.
El 14 de febrero, los asombrados operadores de sonar argentinos detectaron la presencia de dos naves submarinas de tamaño mucho más grande que cualquier sumergible que conocieran.
Maniobraban a alta velocidad alrededor de la flota argentina, en intento aparente de ayudar al intruso a romper el cerco.
La respuesta de la armada argentina fue sumar varias naves más a la operación, incluyendo al portaaviones "Independencia":
Entre los días 15 y 20 de febrero se produjeron varios incidentes entre los intrusos y la flota argentina.
Siempre con el mismo patrón: detección, localización, ataque y....nada.
Pero el día 21 de febrero, la armada argentina decidió sacar un as de la manga: un nuevo tipo de torpedo electrónico.
A diferencia de lo conocido hasta entonces, este tipo de torpedo se consideraba extremadamente difícil de eludir: disparado en forma convencional por submarinos o naves de superficie, al llegar a cierta distancia del blanco se activaba un sensor electrónico que guiaba de allí en más el arma hasta su destino.
El golpe de suerte pareció presentarse en la madrugada del 21 mismo: detectado el submarino, le dispararon un torpedo que se acercó peligrosamente a su blanco y....luego falló.
Dos torpedos más corrieron igual destino, seguidos de una serie que se lanzó desde aviones y, pese a ser guiados por sonar, no dieron en el blanco.
El día 22, sin embargo, corrieron rumores de que un submarino había emergido brevemente en el golfo, dejando una mancha de aceite tras de sí. De ser cierto, significaba que el intruso estaba averiado.
En vista de ello, comenzaron a lanzarse cargas de profundidad cada diez minutos, para obligarlo a subir (o destruirlo en su caso), al tiempo que se buscaba impedir que los buzos del submarino efectuaran reparaciones.
Pero los días pasaron sin más novedades y el "barrido" de la zona por el sonar ya no arrojó señal alguna.
El 25 de febrero se dio por concluida la operación, que había sumado la mayor concentración aeronaval argentina hasta entonces.
¿Qué eran los "submarinos de Frondizi"?
En tren de intentar explicar este misterio mayúsculo, se formularon una serie de hipótesis, ninguna de las cuales era demasiado completa o apropiada.
En principio, se pensó en submarinos de "una potencia extranjera" (eufemismo que se usaba para significar la Unión Soviética sin decirlo expresamente). Pero más allá de las lógicas negativas del gobierno de la URSS, lo cierto es que nunca hubo indicios reales de tal cosa.
Lo siguiente fue apuntar a que se tratase de un submarino procedente de otro país distinto de la URSS. Pero la hipótesis se anulaba del mismo modo. Además, ya al principio del asunto, el gobierno de Frondizi había enviado comunicados a 26 países distintos solicitando especificar si el navío operaba bajo su bandera. Todos lo negaron (aunque muchos eran "afines" a los intereses argentinos de la época y, si el submarino hubiera sido suyo, habrían podido solucionar el problema bajo cuerda).
Igualmente, hago notar un pequeño "problemita": tuviese la bandera que tuviese el submarino, ninguna hipótesis lograba explicar cómo había escapado a la destrucción o la captura en un golfo con la salida minada y tras tres semanas de vigilancia y nutrido ataque.
Un marino español llegó a sugerir una hipótesis bien extraña: pensó que se trataba de un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial, de aquellos que llegaron a las costas argentinas tras la derrota nazi. Desembarcados sus pasajeros y carga clandestina, habría sido hundido por su tripulación y sus restos fueron detectados por la armada argentina quince años después, provocando toda la confusión subsiguiente.
Un tanto difícil de creer, porque no se explica cómo esos restos pudieron emerger siete veces, evadir velozmente la persecución y verse ayudados por otros...¿restos también? de mayor tamaño. Imposible.
Ninguna de las hipótesis formuladas explica entonces lo principal: aún suponiendo que se tratase de un submarino de avanzada, perteneciente a cualquier país, ¿cómo evitó la destrucción en esas circunstancias?
Esta pregunta se la formularon también los ufólogos, no en el momento de los hechos sino varios años después. La respuesta posible hace pensar en tecnologías muy lejos de nuestras posibilidades.
Quizás provenientes de otros mundos.
8 comentarios:
una vez mas fascinado por el post!!! ya me intrigaste...
Yo sabía que te iba a gustar, Spooky.
Es totalmente real y es muy extraño, hasta hoy permanece sin explicación.
Va un abrazo.
Tecnología de otro mundo, o extrema pelotudez argentina?
De igual forma, de no creer que nada apareciera
Las "malas lenguas" dicen que los submarinos eran "humo" de Frondizi cuando las cosas se ponían bravas... Algo de los cuales los gobernantes siempre echaron mano en esos momentos... Pero de todas maneras, la historia es interesante...
Un abrazo!
Me encanta esta página, de verdad. Tengo un gran interés en el tema.
Felicidades por la página.
Admito que está muy trabajada, llevo observandola ya un tiempo y tengo que admitir que lo haces bastante interesante.
Y perdona si aprovecho para pedirte un favor.
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Un placer!
Mariolo:
Yo hubiera apostado a tecnología terrestre, pero la sucesión de hechos terminó por barrer esa posibilidad.
Quedará para el misterio.
Va un abrazo.
Radioaficionado:
Escuché acerca de esa posibilidad, pero creo que está errada: le hubiera servido a Frondizi para un episodio aislado, pero aquí hubo algo más.
Probablemente, nunca se sepa la verdad.
Un abrazo.
Isirium:
Bienvenido al blog.
Me daré una vuelta a visitarte.
Saludos.
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